21/06/2014. Sala The Hall.
Texto: Paco Bernal | Fotos: Cía Nose Teatro / Pablo Souvirón
Nose Teatro es una compañía joven a seguir porque apunta carácter, entrega y trabajo riguroso.
The Hall es un espacio a tener en cuenta por la red farandulera malagueña, lugar donde exponer el trabajo a un público que no es el del centro de la ciudad y puede romper la endogamia del sector. Aunque habrá que esperar a septiembre para el arranque de su programación estable.
Este nuevo espacio teatral malagueño tiene extraordinarias posibilidades, incluye dos salas, escenario a la italiana, posibilidades modulares, zona de carga propia, camerinos amplios, bar…
Situado en de Sostoa sus gestores saben que la supervivencia de proyectos como este estriba en integrarse en el barrio, sin renunciar al resto de la ciudad, claro es.
Nose Teatro, salidos de la ESAD, son una prueba de la buena formación que allí se ofrece.
Con este montaje la compañía se precipita con arrojo temerario en las redes de ese remolino gigante llamado Hamlet. Se atreven con dos clásicos a la vez y lo funden en un mix vigoroso: Rosenkrantz y Guildenstern han muerto, de Tom Stoppard y el genuino Hamlet.
Ser o… ¡no sé! tiene muchas cosas dentro. Trabajo actoral esforzado, bunraku, títeres gigantes (de fuerza estremecedora), técnicas de participación del público, drama, tragedia, farsa, cómicos de la legua, y hasta un eco de la comedia del arte, periodos discursivos, debates metafísicos, metateatro, guiños a la actualidad, estructura circular…
Peca quizá del mal de la ópera prima: incapaces de autolimitarse han incluido en la pieza mucho de cuanto saben (y saben bastante). Pero ya lo dice el célebre aforismo: menos es más.
La obra arranca en sprint y arriba a la meta, al cabo de casi dos horas, en pleno sprint, a veces braceando en cierto histrionismo. Y así, claro, los espectadores llegan al oscuro final jadeando
Ser o… ¡no sé! entretiene… pero fatiga. Y si no está al tanto de los avatares del príncipe de Dinarmaca, seguir la trama es un trabajo arduo.
Una espectadora adolescente a la salida comentó: “me ha gustado, pero no me he enterado de nada”. Evidentemente no tenía noticia alguna de lo ocurrido en Dinamarca y de que algo olía a podrido en el reino. Y sin embargo le gustó.
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