16/01/2022. 39 Festival de Teatro de Málaga. Teatro Cervantes.
Texto: Carmen Titos | Fotografías: Javier Naval / Octubre Producciones
Las expectativas ante el texto de Shepard adaptado por Mendoza eran altas. La obra y la dirección de Montse Tixé poseen una poderosa materia prima para despertar las emociones y la reflexión, pero hay componentes que no provocan la esperada revelación intelectual o el deseado rapto de las pasiones.
La adaptación de Eduardo Mendoza es fiel al texto original y a las referencias culturales de Norteamérica de las décadas de los 70 y 80, incluso ha mantenido el título en la lengua original. La escenografía, la ambientación y las transiciones otorgan un sugestivo carácter cinematográfico. Resulta muy atrayente la configuración visual del escenario, su detallismo naturalista y sus transformaciones acordes al viaje interno de los protagonistas.
Austin (Pablo Derqui) encarna al guionista concienzudo, organizado y meticuloso. Su hermano mayor, Lee (Tristán Ulloa) es su antítesis: un ladronzuelo borracho. La relación entre ambos revela la rivalidad familiar eterna, las envidias, comparaciones y celos. Los espectadores no conocemos demasiados datos sobre el pasado, pero sí los suficientes para concluir que se trata de una familia marcada y resquebrajada por un padre borracho y podrido de deudas.
Dicen que aquellos defectos del otro que nos incomodan son, en muchos casos, rasgos de nuestra personalidad que no nos atrevemos a desatar, y esa molestia es un pellizco en nuestro ego. En este sentido, el correcto y responsable Austin descubre en su hermano su propio lado más salvaje y nihilista, así como sus hondas frustraciones y anhelos. La competencia entre hermanos por la realización de un guion cinematográfico se convierte en una batalla, un duelo vital.
Las mayores violencias se entrañan en el seno de la familia, Lee diserta sobre ello, y la obra desarrolla este argumento universal y atemporal. Además de las relaciones familiares, True west trata un tema fundamental en la creación: la necesidad de contar historias. La obra tiene carácter metaliterario, se descifra la complejidad de la creación del guion cinematográfico: su génesis, su creación, las decisiones que subyacen por tras de la escritura. Así como la dependencia de la industria de Hollywood, con su arbitrariedad y sus intereses comerciales, encarnada en el personaje secundario interpretado por José Luis Esteban, el productor.
La caracterización corporal y vocal del personaje que encarna Ulloa (voz de borracho, cojera, y falta de control de la ira) resulta en muchos momentos impostada, repetitiva, lineal, monótona, poco creíble. Queríamos ver a un Ulloa más imbuido en su papel. Por otra parte, la actuación de Pablo Derqui, con sus transformaciones, elocuencia, desolación y giros cómicos y de fortuna, resulta más verosímil y perspicaz. Pero faltaba una mayor conexión entre ambos personajes así como en su pulso violento. El cuarto personaje, la madre (Jeannine Mestre), no termina de encajar en un posible choque cómico entre el caos y las convenciones, la violencia y la impasibilidad.
Debido a estos desajustes, el segundo acto, que debería resultar apoteósico en una explosión de delirio y humor, carece del vigor necesario. En conclusión, True west coloca sobre el escenario un material humano y textual muy potente que no termina de hermanar.
Autor Sam Shepard
Dirección Montse Tixé
Adaptación Eduardo Mendoza
Con Tristán Ulloa, Pablo Derqui, Jeannine Mestre y José Luis Esteban
Octubre Producciones, Bito Produccions, Tanttaka Teatroa
1.30 h (s/i)