23/05/2014. X Festival Internacional de Teatro con Títeres, Objetos y Visual. Teatro Cánovas.
Texto: José Antonio Triguero | Fotos: web de la Cía.
Ya son diez ediciones del Festival Internacional de Teatro con Títeres, Objetos y Visual que se celebra en el Teatro Cánovas. Este año solo he visto una de las obras y por tanto, no puedo valorar en su conjunto un evento que debería tener más importancia en la ciudad de la que tiene. Quizás la falta de independencia del espacio público y el excesivo control central que se ejerce sobre él le reste puntos para imbricarse realmente en la ciudad, apuntar hacia una renovación tanto en la forma como en el fondo y decantarse hacia el aperturismo y la participación, dejando de lado el elitismo y dirigismo cultural que la Junta de Andalucía suele practicar.
Pero como digo no puedo desarrollar mi argumentario basándome en el Festival pues solo he visto la obra que comentaré a continuación. Lo dejo ahí como motivo para la reflexión en época de necesarios cambios en el modo de hacer política, también y más concretamente, de hacer política cultural. Lo que sí afirmo es que el mundo del títere necesita cubrir lagunas en su difusión, si lo que nos interesa es que cale entre los ciudadanos y no en el curriculum institucional. ¿Y eso como se hace? Muy sencillo, contando con los profesionales del sector para que no sea una mera franquicia de otros festivales.
Dicho esto, perdónenme la licencia, paso a comentar Ovidia, Coeurs en transit de la compañia La société de la mouffette, una obra dramática con pretensiones de poesía visual y humor básico. Dos cosas que en si mismas son positivas, a no ser que los alardes poéticos estén mas que vistos y el humor sea infantiloide. Y eso fue lo que vi y sentí. Lo primero provoca tedio y lo segundo apuro.
Lo mejor de la propuesta es la foto fija del motel de carretera, lo peor la carga ritual que recuerda a los años 70 y 80 y que alarga innecesariamente la duración de la obra. Por ejemplo, el comienzo es ineficaz, con los manipuladores moviéndose entre cruces de un imaginado cementerio y terminando de preparar el espacio, quitando cruces que taparían la visión si no se retiran o colocando el luminoso en la maqueta. Un comienzo en gerundio en toda regla.
La imagen en pequeño del motel queda desvirtuada y ensuciada por esta presentación, cuando hubiera sido más impactante abrir con esa foto fija del motel y abandonar introitos gratuitos. Después, todo es un ir y venir de confusas peripecias entre el dueño o encargado del motel y, al parecer, una inquilina, Ovidia, que vive con dos corazanes, uno de un hermano gemelo que murió al nacer. También descubrimos al final que es una esquizoide asesina. Y que tiene, como los gatos, no siete sino dos vidas. Cuando se deja inmolar, muere la mala y queda Ovidia, la verdadera. Un final inverosímil y fácil.
Otro tema es el terror del que hace gala la propuesta pero no la puesta en práctica. Si lo roza, pero no se mojan; hay situaciones que pueden ser escabrosas pero que no se llegan a explorar en condiciones. No me extrañaría que tuvieran una versión para niños de la misma historia y si no es así, ahí tienen una idea. Estoy seguro de que funcionaría. La pieza ni hacer reir ni asusta a los adultos. La pieza ni hace reir ni asusta a los adultos. Fui acompañado de mi nieta y ella si conectó con el humor, pero se aburrió de lo lindo por lo repetitivo del desarrollo y las músicas que eran previsibles hasta para ella y me avisaba cada vez con un certero ¿otra vez?
Dirección artística: Vera Glez.
Marionetistas: Esther D´Andrea, Lucas Escobedo y Vera Glez.
Construcción marionetas: Gavin Glover y La de la Mouffette
España/Bélgica
Edad recomendada: mayores de 14 años
| Sin eventos |
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