03/02/2019
Texto: Manuel Malaka l Fotos: Alfonso Millán
Carretera, carretera,
nunca te podré olvidar.
Carretera, carretera,
¡cuánto me hiciste llorar!
(Juan García Bravo,
fugitivo en febrero de 1937)
En Aforo Libre hemos querido aprovechar este aniversario para charlar con la persona que sacó a la luz este terrible acontecimiento de nuestra historia, Jesús Majada. Catedrático de Lengua y Literatura y Doctor en Filología Hispánica, lo conocimos la mayoría por su trabajo de investigación y posterior exposición sobre los sucesos de la Carretera de Málaga-Almería, en febrero de 1937.
Aforo Libre: Hola, Jesús. Nos alegra poder charlar contigo. Te conocimos la mayoría por aquella exposición que nos descubrió a los malagueños una parte de nuestra historia hasta entonces silenciada. ¿Cómo surgió aquel trabajo de investigación?
Jesús Majada: No fue buscado. Mi conocimiento de la huida por la carretera y de Bethune fue casual. Yo me dedicaba a los libros de viaje sobre Málaga, a estudiar la visión que los extranjeros tenían de nosotros. Hace veinte años vi una pequeña nota de prensa que hablaba de un canadiense que había escrito un libro titulado El crimen de la carretera Málaga-Almería. Entonces nadie hablaba de memoria histórica. Yo ni conocía a Bethune ni sabía nada del crimen. Conseguí una fotocopia del librito en la Biblioteca de Cataluña y quedé impactado por las fotografías que allí se incluían. En aquel momento ardía la guerra de Yugoslavia: las imágenes de aquel folleto eran iguales que las que veía en televisión, habían sucedido donde yo vivía, y yo no sabía nada… También me interesé por el personaje y descubrí que Norman Bethune era un héroe en Canadá y más aún en China. Por otro lado, el hospital más importante de Málaga llevaba el nombre de un aviador (Carlos Haya) que había bombardeado la ciudad, y a Bethune, que había salvado la vida de muchos malagueños, nadie lo conocía. Me di cuenta de que teníamos una deuda colectiva con aquellos fugitivos y otra con Norman Bethune. Me propuse hacer lo posible por recuperar su memoria y saldar esas deudas. Así nació la idea de hacer una exposición que contara lo sucedido.
A.L.: Te habrás reunido con muchos de aquellos fugitivos. ¿De todas las entrevistas, hubo algún testimonio que recuerdes especialmente?
J.M.: Comencé a entrevistar a supervivientes de la huida hace unos veinte años. Casi todos han muerto ya. Tuve una especial amistad (fue una suerte para mí) con Manuel Sánchez Fuertes, un anarquista de cuerpo entero al que conocí cuando tenía noventa años: sin formación de escuela, pero cultísimo; anciano, pero con sus mismos ideales de juventud; utópico, pero cargado de razones; libertario hasta la médula y devoto del Cautivo… También era taurino: Ya ve usted –me decía-, un anarquista al que le gustan los toros…; pero, ¿qué le voy a hacer? Pidió que sus cenizas se esparcieran en el Paseo de los Canadienses, y así lo hicimos.
A.L: La exposición nos devolvió una parte terriblemente dolorosa de nuestra historia. Y las imágenes permitieron dar ese testimonio. ¿Fue difícil rescatar ese archivo fotográfico?
J.M.: Sin imágenes no hay historia. 67 años después fueron esas fotografías las que recuperaron la realidad de lo sucedido. Sin ellas, el conocimiento de aquel crimen habría quedado reducido al ámbito académico o historiográfico. Pero la presentación en 2004 de la exposición en Málaga supuso un aldabonazo por lo impactante de las imágenes: lo de la carretera de Almería, aunque silenciado fuera, permanecía muy vivo en el seno de las familias malagueñas, pues en casi todas ellas había alguien que sufrió la huida. No fue complicado obtener las fotos del libro de Bethune; más tiempo me llevó localizar y obtener otras que se encontraban en archivos de Canadá. Pero lo más difícil fue encontrar un productor para la exposición: dos años dediqué a presentarla en despachos de todos los colores; nadie mostró interés, ni se percató del alcance de lo que les ponía sobre la mesa; sólo hubo una persona, una mujer, que desde el principio intuyó la trascendencia de aquellas fotografías: fue Rosa Torres, entonces Delegada de Cultura en Málaga y, más tarde, Consejera. La producción la hizo el Centro Andaluz de la Fotografía.
A.L.: Continuaste investigando, y te interesaste por aquel médico canadiense: Norman Bethune. Has publicado varios libros sobre él. ¿Qué destacarías de su perfil humano, y de su labor de salvamento durante aquellos terribles días en la carretera hacia Almería?
J.M.: Bethune me parece un personaje singularísimo, con importantes sombras (que lo hacen más humano), pero con una conjunción poco usual de valores: carácter, imaginación, resolución, osadía, compromiso con sus ideas, solidaridad hasta el fin… De él he aprendido que un hombre, una mujer por sí solos pueden cambiar el mundo. En relación con la Desbandá, Bethune y su equipo salvaron la vida de muchos malagueños, fueron los primeros en informar de las descomunales dimensiones de la tragedia y las fotografías que tomaron han servido para dar a conocer aquellos tremendos sucesos.
A.L.: Últimamente hemos oído voces de representantes políticos que proponen una revisión sobre la Ley de Memoria Histórica. ¿Qué opinión te merecen estos nuevos planteamientos?
J.M.: Sí: suenan campanas de indiferencia. Soy de los que piensan que la parte más triste de nuestra herencia no se supera con el olvido, sino reconociéndola y asumiéndola. Lo sucedido en la Carretera de Almería, uno de los mayores crímenes de la Guerra Civil, permaneció silenciado durante casi setenta años y, sin embargo, es probablemente el hecho mejor recuperado de aquella guerra, pues en los últimos quince años se ha publicado una docena de libros, se ha filmado una decena de documentales y, cada año, se celebran coloquios, mesas redondas, marchas senderistas y homenajes. En fin, el tema comienza a ser conocido en su justa dimensión.
Aunque no será fácil acercar posturas, creo que en Málaga, más que en ningún otro sitio de España, se han dado pasos en la dirección correcta. El Ayuntamiento, gobernado por el PP, dedicó el Paseo de los Canadienses a Norman Bethune y a las personas que huían, colaboró decididamente en el levantamiento de la pirámide del cementerio de San Rafael, y el alcalde Francisco de la Torre, un hombre muy cabal, siempre se ha mostrado sensible al dolor de los huidos y represaliados... Hay que hacer esfuerzos, desde una y otra parte, para superar esta larga historia de desencuentros.
A.L.: El turismo y los viajeros forman parte también de tus publicaciones. ¿Cómo ves esta nueva Málaga de los museos?
J.M.: Es que el turismo y los viajeros forman parte también de Málaga. Durante muchos siglos han sido incontables las personas que se han aventurado por estos caminos. Hoy son más, aunque su viaje ha perdido los componentes más genuinos (el riesgo y la aventura): ya no son viajeros, sino turistas. Y Málaga pasó de ser una mera ciudad de tránsito en el XIX a convertirse en el referente de Andalucía en el siglo XXI: si se le preguntara a un europeo de la época romántica por un lugar de Andalucía, seguramente anotaría Córdoba, Sevilla, Granada, Ronda…; si se lo preguntamos a uno de ahora, probablemente señale Málaga y la Costa del Sol. Por otra parte, lo de Málaga, ciudad bravía: la de las mil tabernas y una sola librería, por suerte, ya queda muy atrás.
A.L.: Tenemos la costumbre de pedir al entrevistado que nos haga alguna recomendación cultural. ¿Te animas? ¿Algún concierto, exposición, película,… qué no debamos dejar pasar próximamente?
J.M.: Hace un par de meses pasé cuatro horas muy agradables en ArqueoRutas (plaza Lex Flavia, junto al Conservatorio del Ejido). Estábamos allí unas quince personas. Un experto nos habló sobre vino y gustos culinarios romanos; luego, entre todos elaboramos platos de aquella época según las indicaciones que allí nos iban dando; finalmente, cenamos lo que habíamos cocinado, a la vez que el experto nos condujo en la degustación y saboreo de cuatro vinos elaborados con las pautas de hace veinte siglos. Una noche completísima.
A.L.: Muchas gracias, Jesús. Ha sido un verdadero placer charlar contigo, y poder saber un poco más sobre nuestra historia, y sobre nuestro pasado.
J.M.: Muchas gracias a Aforo Libre por la entrevista. Por cierto, que me gustan mucho el contenido, el talante y el nombre de la revista, que me trae resonancias de plaza, mercado, reunión, derechos ciudadanos (fueros) y libertad: La libertad, amigo Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos…
Entrevistas y reportajes - Entrevistas y reportajes Gestores Culturales
Comentarios