Entrevista: Alberto Medina y Miguel A. Barba | Fotos: Aportadas por Juan Carlos Martínez Manzano
Un nuevo poeta se expone al cuestionario de Aforo Libre, es Juan Carlos Martínez Manzano. Crítico de arte, y ensayista, no se arrepiente de haber dejado su carrera de Derecho para iniciar su obra poética a finales del siglo XX. Inteligente y humilde, puede presumir de tener pocas etiquetas; y a diferencia de otros artistas, selecciona con cuidado los recitales a los que acude. Proclaman las redes que es un autor surrealista y experimental, dotado de una imagen plástica que lo diferenciaba del resto de su generación, más proclive a la poesía narrativa y secuencial.
Aforo Libre: ¿Para qué "no sirve" la poesía?
Juan Carlos Martínez : Para clavar un clavo, por ejemplo.
A. L.: ¿Cómo llegaste a la poesía y cuáles fueron tus comienzos... Tus primeras lecturas y tus primeros pinitos
J. C. M.: Llegué y lo vi todo muy claro, era un convidado de piedra en todas partes menos por las tardes en la facultad de derecho, donde leía con otro poeta, Julio Cesar Jiménez, nuestros poemas y los de Javier Egea y T.S. Elliot.
Mis primeras lecturas fueron en la Universidad de Málaga y el Ateneo de la Plaza del Obispo. Esos fueron mis primeros pinitos.
A. L.: ¿y después... pasaste por colectivos poéticos, revistas...?
J. C. M.: Me uní a una manada de poetas más desesperados y despistados que yo, alrededor de una mesa donde asábamos a otros poetas por pura envidia. Conseguimos sacar la revista Aulaga, de poesía, claro está y con el tiempo ya se sabe… Siguen los pinitos mientras esa mesa se fue quedando vacía.
A. L.: ¿Dónde has publicado y qué hasta ahora...?
J. C. M.: Donde más he publicado ha sido en Málaga y Madrid, no sólo poesía. En Málaga con el área de cultura de Diputación y Fundación Málaga y en Madrid con Huerga y Fierro, Libertaria y Vitruvio.
A. L.: Dicen algunos que poeta no es solo quien escribe, sino también quien vive como un poeta... O dicho de otra forma, la poesía no solo se escribe sino que se vive, ¿o habría que decir que se sobrevive a ella...? o ¿quizá sea un mito?
J. C. M.: Es escribir y punto. El mito quedó con los simbolistas en una mesa sucia de un cabaret donde Mesieu Valentine bailaba deslavazado junto a los pensamientos de Loutrec. Y si te digo quien vive como un poeta te cuento la historia de uno de ellos cuyos apellidos son Mesa Casasola. El poeta de los sortilegios, escatófago e inmortal, aunque lleve varios años enterrado en vida.
A. L.: ¿y... cómo es el día a día de un poeta?
J. C. M.: Igual que el resto de los pájaros, mirando cables de alta tensión.
A. L.: ¿En qué se diferencia un poeta de una “persona normal”?
J. C. M.: En que sale menos, se acuesta más tarde y lee a Bronsky para dormir. Cosa que ya no hago.
A. L.: ¿Cuál es tu rutina, tu mecánica y tu método de escritura?
J. C. M.: Ha cambiado varias veces mi rutina, aunque no soy de esa clase de escritores ordenados y pulcros con una rutina diaria. Soy bastante anárquico y carezco de método. La poesía no es una página en blanco sino que es un recibo del banco, un requerimiento de embargo y un certificado que no se deja abrir.
A.L.: ¿Eres de los que llevan siempre un block o papel para ir anotando todas aquellas ideas que van surgiendo da igual donde se esté? ¿Piensas como Pablo Picasso que "la inspiración existe pero tiene que pillarte trabajando.. o como Umberto Eco que "Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración"?
J. C. M.: La inspiración es un patrimonio con muchos recovecos y profundos secretos por descubrir. Si no existe es estúpido comenzar a trabajar y si existe mejor decidir si te conviene. Por eso nunca llevo block. Es como llevar una calculadora a un partido de fútbol.
A. L.: ¿Cómo nacen tus ideas... Piensas que las ideas "inspiradoras" solo nacen de las vivencias y estímulos que recibes y vas construyendo a lo largo de tu vida... O pueden fluir cuando menos te lo esperas incluso sin tener nada que ver con tu entorno y vivencias?
J. C. M.: En mi caso las vivencias y los estímulos son fundamentales, pero no definitivos.
A. L.: ¿Cuáles son tus referentes a lo hora de escribir, "tus temas", de qué cosas escribes o puedes escribir y de cuáles no, nunca, jamás...?
J. C. M.: Mis referentes suelen ser autores contemporáneos como Maiakovsky, más atrás es otra historia, otra poesía, a excepción de los parnasianos y los simbolistas, son otra galaxia a la que me asomo para comprender el hecho poético, pero escribo como Guy Deborg sin puntos geográficos ni algarabías, la absoluta autoridad de Huidobro, los reflejos de Juan Larrea.
Ahora bien, a la hora de escribir me aferro a la idea del sujeto narrativo, el yo confuso, disperso y atomizado. La visión de los paraísos me atrae. Pero nunca escribiré sobre los huecos, ni sobre el ruido.
A. L.: ¿Tus influencias son fácilmente identificables, se asoman o dejan ver en tus versos o son adecuadamente controladas para que lo que surja finalmente sea una forma identificable, un todo representativo claramente personal?
J. C. M.: La pregunta quizás es para principiantes. Con el tiempo te das cuenta que el remitente de la poesía te recuerda algo que está tamizado por una serie de cordones descosidos que atas para no ser encasillado, lo que suelo llamar el inmediato referente. No se puede escapar de él.
A. L.: ¿Buscas la creación de estructuras para tus libros, o escribes poemas de manera libre y el tiempo ya dirá o terminará destapando elementos y descubriendo aspectos que conforman unidades o relacionan entre sí a diferentes poemas?
J. C. M.: Soy escritor de libros de poesía cuando me siento inmerso en una idea y por ello camino sobre la unidad del significado. El significante no me pertenece. Nunca me he parado en escribir un solo poema de ocasión. Me parece que eso queda para los que se creen poetas demasiado pronto, o en cierto modo demasiado tarde.
A. L.: En plena sociedad de la inmediatez y la prisa, ¿de dónde saca tiempo un poeta para escribir...?
J. C. M.: No hace falta tiempo para escribir solo para pensar. La escritura llega después cuando el árbol de la manzana de Newton vuelve a dar sombra.
A. L.: ¿Es o debe ser un poeta un comprometido con su tiempo... un militante de algo... implicarse socioculturalmente,,, piensas que la poesía debe ser "un arma cargada de futuro", o se puede ser poeta sin dejarse llevar por lo que acontece...?
J. C. M.:Si fuera un arma cargada de futuro escribiría como un funcionario de la sanidad pública, es decir, lo que acontece. Me gusta escribir poesías que tenga un final sincero, solo eso.
A. L.: Pablo Neruda dijo que: La Poesia no es de quien la escribe sino de quien la usa... ¿Podríamos ligarla con la pregunta anterior, no?
J. C. M.: Muchos poetas piensan que su poesía es lo más parecido a un mensaje en una botella. Yo creo que la botella es la poesía, ya que somos productos y parte de una sociedad que huye de los instantes.
A. L.: ¿Es cierto eso que pienso a veces... que la poesía nos acorrala en un rincón de nuestras conciencias... hasta que escribimos y es entonces cuando nos deja escapar y nos libera... aunque solo sea por unos instantes, hasta que volvamos a sentirnos de nuevo atrapados por ella?
J. C. M.: Creo que es importante saber que la poesía es una mentira. Que se libera porque tapa fracasos, debilidades, porque el tiempo pasa y cuanta más poesía, más mentiras y más personas se interesa en tus mentiras, porque detestamos ser uno más y lo somos.
A. L.: ¿Qué lee un poeta como tú que no se haya leído ya...?
J. C. M.: Un poeta como yo lee lo releído.
A. L.: ¿Está tocada y herida la poesía... o está más viva que nunca?
J. C. M.: Si no eres Lorca o Hinojosa…
A. L.: ¿Es posible la poesía colectiva o es más bien un acto "íntimo y discreto"?
J. C. M.: La poesía colectiva es como el que toca un piano a cuatro manos. A nadie se le ocurriría hacerlo en un concierto.
A. L.: ¿Cómo ves el nivel y la calidad de la poesía actual? Hay muchos poetas jovenes contemporáneos, ¿cuáles destacarías o sientes más cercanos, cuyas obras poética te parecen más destacables o incluso más cercanas a la tuya?
J. C. M.: Me gusta mucho Eva Vaz, Juan Carlos Abril, Curro Fortuny, por decir algunos. En su momento me gustaron dos libros ya desfasados como Diario de una enfermera de Isla Corregero, El reloj del Infierno de Antonio Enrique y Diario de un comunista de Isabel Pérez Montalbán, con la que me identifico a la hora de escribir y Adela Campos con la Carne del verdugo. Hay un autor joven valenciano Enrique Martín Corrales que dará mucho que hablar.
A. L.: Volviendo al principio y a los orígenes, esos que nunca deben ser olvidados porque suponen nuestras referencias primigenias... ¿Algunos poetas de los de siempre que son imprescindibles y nadie debería dejar de leer nunca?
J. C. M.: Cavafis, Fernando de Pessoa y Cesare Pavese.
A. L.: Y regresando al presente: ¿Algunos poetas actuales o contemporáneos que son imprescindibles y nadie debería dejar de leer nunca?
J. C. M.: Yvon Le Men
A. L.: ¿Quién crees que deberíamos entrevistar para este espacio dedicado a la poesía y qué pregunta le harías?
J. C. M.: A José Infante. Le preguntaría: ¿Por qué la poesía es un padecimiento crónico?
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