En esta ocasión nos visita metafóricamente hablando Alejandro Simón Partal. Es agosto, hay feria, pero en Aforo Libre la rueda sigue girando, seguimos publicando a poetas y nos gusta leer poesía, aunque las circunstancias señalen hacia otro lado y pronostiquen otros comportamientos.
Entrevista: Miguel Ángel Barba | Fotos: Facebook del poeta.
Aforo Libre: ¿Para qué "no sirve" la poesía?
Alejandro Simón Partal: Para cambiar el mundo o para ganar mucho dinero, cosas que en demasiadas ocasiones parecen inseparables.
A. L.: ¿Cómo llegaste a la poesía y cuáles fueron tus comienzos... Tus primeras lecturas y tus primeros pinitos?
A. S. P.: Llegué a la poesía por casualidad y sigo por inercia. Mis primeras lecturas estuvieron marcadas por la ansiedad preadolescente, desde la novela Escenas de la vida bohemia (estaba convencido de mi carrera como dandi), hasta Verlaine, Rimbaud o Baudelaire. Todas impulsadas por una necesidad de romper con lo que debía ser la vida. También me marcó mucho la etapa berlinesa de Bowie.
A. L.: ¿y después... pasaste por colectivos poéticos, revistas...?
A. S. P.: No, empecé por libre y por ahí seguí.
A. L.: ¿Donde has publicado y qué hasta ahora...?
A. S. P.: He publicado dos libros en la Editorial Renacimiento. El último se titula Nódulo noir,
A. L.: Dicen algunos que poeta no es solo quien escribe, sino también quien vive como un poeta... O dicho de otra forma, la poesía no solo se escribe sino que se vive, ¿o habría que decir que se sobrevive a ella...? o ¿quizá sea un mito?
A. S. P.: A mí me han interesado siempre los que han llevado la poesía a su vida, como el caso de Rafael Lasso de la Vega, aunque eso es un añadido; a la buena poesía sólo se llega desde la poesía, y a veces para esto es mejor incluso trabajar en un banco o aparcando coches.
A. L.: ¿ y... cómo es el día a día de un poeta?
A. S. P.: Supongo que como el de casi todo el mundo, con fatiguillas.
A. L.: ¿En que se diferencia un poeta de una "persona normal"?
A. S. P.: Habría que definir qué es una persona normal, yo no lo tengo nada claro.
A. L.: ¿Cual es tu rutina, tu mecánica y tu método de escritura?
A. S. P.: Normalmente el poema nace de una idea suelta que se va desarrollando. Si me lo puedo permitir suelo dedicarle todas las mañanas a ello. Soy muy metódico, desconfío de la poesía hipotecada en la ocurrencia más o menos sutil o en el impulso. Hay poemas que he escrito en un par de horas y otros durante un año entero.
A. L.: ¿Eres de los que llevan siempre un block o papel para ir anotando todas aquellas ideas que van surgiendo da igual donde se esté? ¿Piensas como Pablo Picasso que "la inspiración existe pero tiene que pillarte trabajando.. o como Umberto Eco que "Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración"?.
A. S. P.: Al principio llevaba libreta e intentaba escribir en bares, síntoma de la juventud que afortunadamente pasa, como canta Franco Battiato.
A. L.: ¿Cómo nacen tus ideas... Piensas que las ideas "inspiradoras" solo nacen de las vivencias y estímulos que recibes y vas construyendo a lo largo de tu vida... O pueden fluir cuando menos te lo esperas incluso sin tener nada que ver con tu entorno y vivencias?
A. S. P.: Me interesan más las que parten de algo ajeno e irremediablemente acaban contaminándose de ti.
A. L.: ¿Cuales son tus referentes a la hora de escribir, "tus temas", de qué cosas escribes o puedes escribir y de cuales no, nunca, jamás...?
A. S. P.: Escribo de lo que me conmueve y convulsiona, como todos supongo, y ahí -claro- las mejores habitaciones las ocupan el amor y el desamor, la muerte o el sexo. Jamás escribiría de algo pasajero, ahora sólo queda localizar qué no es pasajero.
A. L.: ¿Tus influencias son fácilmente identificables, se asoman o dejan ver en tus versos o son adecuadamente controladas para que lo que surja finalmente sea una forma identificable, un todo representativo claramente personal?
A. S. P.: Hay muchos poetas obsesionados por camuflar sus influencias, a mí eso no me pasa; he hablado más de mis influencias que de la poesía que escribo.
A. L.: ¿Buscas la creación de estructuras para tus libros, o escribes poemas de manera libre y el tiempo ya dirá o terminará destapando elementos y descubriendo aspectos que conforman unidades o relacionan entre sí a diferentes poemas?
A. S. P.: Voy escribiendo poemas y muchos acaban entrelazándose o formando un poemario, cada vez creo menos en la unidad de estos, los trabajos que empiezan con esta pretensión suelen acabar muy mal. Si los libros acaban teniendo un hilo entre los poemas pues genial, pero no es estrictamente necesario.
A. L.: En plena sociedad de la inmediatez y la prisa, ¿de dónde saca tiempo un poeta para escribir...?
A. S. P.: Siempre hay tiempo y posibilidades. Bolaño escribía con su hijo en las piernas, por ejemplo.
A. L.: ¿Es o debe ser un poeta un comprometido con su tiempo... un militante de algo... implicarse socioculturalmente,,, piensas que la poesía debe ser "un arma cargada de futuro", o se puede ser poeta sin dejarse llevar por lo que acontece...?
A. S. P.: Considero el ejercicio poético algo personalísimo. Lo ideal sería identificar la realidad para erigirla. Evidentemente un poeta debe pertenecer a su tiempo, pero para destriparlo. Poeta y militancia en la misma frase me produce escalofríos.
A. L.: Pablo Neruda dijo que: La Poesia no es de quien la escribe sino de quien la usa... ¿Podríamos ligarla con la pregunta anterior, no?
A. S. P.: La poesía normalmente no es para nadie, si surge alguien ahí fuera es un milagro, y como todo milagro hay que celebrarlo sin piedad.
A. L.: ¿Es cierto eso que pienso a veces... que la poesía nos acorrala en un rincón de nuestras conciencias... hasta que escribimos y es entonces cuando nos deja escapar y nos libera... aunque solo sea por unos instantes, hasta que volvamos a sentirnos de nuevo atrapados por ella?
A. S. P.: Podría ser. No hay un método riguroso, afortunadamente. Uno siempre es principiante cuando va a iniciar un poema.
A. L.: ¿Será verdad eso que dicen que la poesía solo la compran los poetas?
A. S. P.: Y muchos ni eso. Pero no, no es verdad.
A. L.: ¿Qué lee un poeta como tú que no se haya leído ya...?
A. S. P.: Que no se haya leído ya, nada; que no se haya valorado o asimilado bien, alguna cosa.
A. L.: ¿Está tocada y herida la poesía... o está más viva que nunca?
A. S. P.: Está más viva que nunca, aunque esto no signifiqué exactamente buena salud.
A. L.: ¿Es posible la poesía colectiva o es más bien un acto "íntimo y discreto"?
A. S. P.: Supongo que será posible, cosas más raras hemos visto. La poesía puede acabar en los sitios más insospechados pero difícilmente tendrá valor si no empieza desde una intimidad e introspección individual.
A. L.: ¿Cómo ves el nivel y la calidad de la poesía actual? Hay muchos poetas jovenes contemporáneos, ¿cuáles destacarías o sientes más cercanos, cuyas obras poética te parecen más destacables o incluso más cercanas a la tuya?
A. S. P.: La calidad de la poesía siempre ha sido excelente. Hemos pasado etapas confusas pero siempre ha habido grandes poetas. Que sean más o menos jóvenes es lo de menos, me interesan Josep María Rodriguez, Abraham Graguera, Braulio Ortiz Poole, Virginia Aguilar o Pablo Fidalgo, que creo que están aún en la flor de la vida.
A. L.: Volviendo al principio y a los orígenes, esos que nunca deben ser olvidados porque suponen nuestras referencias primigenias... ¿Algunos poetas de los de siempre que son imprescindibles y nadie debería dejar de leer nunca?
A. S. P.: Cernuda, Gil de Biedma, Yeats, Valente, Auden, Rilke, Heine, Szymborska, Bob Dylan...
A. L.: Y regresando al presente: ¿Algunos poetas actuales o contemporáneos que son imprescindibles y nadie debería dejar de leer nunca?
A. S. P.: González Iglesias, Manuel Vilas, Aurora Luque, Blanca Andreu, Alvaro García, Luis Antonio de Villena, Jaime Siles, Cristina Peri Rossi, Pelayo Fueyo...
A. L.: ¿Quién crees que deberíamos entrevistar para este espacio dedicado a la poesía y qué pregunta le harías?
A. S. P.: Miguel Ángel Velasco. Llegamos tarde, pero no importa, él tiene todas las respuestas.
Podemos seguir y conocer más a fondo a Alejandro Simón Partal en su Blog: Actos Reflejos
Mientras tanto os dejamos aquí su poema Eros Inédito que él mismo nos ha hecho llegar. Desde Aforo Libre queremos agradecerle, al igual que a todos los poetas que han participado hasta la fecha en nuestra red de entrevistas, su gentileza, disponibilidad y presteza.
Definitivamente
alguien debería ir ocupando
el nubarrón de Parménides.
Puede que me corresponda a mí
anunciar su destrozo, continuarlo.
Sé poco de leyes y dioses,
del más allá sobre el que tanto
quise especular, por el que tan poco transité,
y desconozco
qué grado de hambruna alimenta
a estas mentiras mórbidas.
Mira,
mira cómo se quiebra el cielo licuable,
tan huidizo y condenado a la apología.
Sí,
puede que me corresponda,
aunque sólo sea para ti –quizá para mí,
en absoluto para ellos– ese rayo
que tanto te asusta y por cuyo origen
–sí por su final–
jamás te preguntas.
Algo, con aspecto de desdén,
me araña la piel hasta la sangre
y tampoco alcanza a dar,
a pesar de mis indicaciones,
con el estigma de junco que esconde mi raza
–demasiado mía–
señalada, acusada, expulsada
de la gran fiesta (ay kempis de gloria)
por no saber usar los cubiertos
según el protocolo elegíaco.
Herí mi cuerpo,
abrasé mis gemas a base de ducados y rubios
cuando el tacto aún era muy poca cosa;
la piel aprende, poco a poco,
a tragarse el humo hasta el cáncer
de la supervivencia almíbar.
La infancia, pensé,
es la ambigüedad de la muerte.
Es justo ahí donde aparca
su articulación sumisa y acepta
la quilla ignorancia.
Una vez fuera, me dejé llevar
por la altiva noche romana,
cuatro críos buceaban en la fontana
aguantando, agotando la respiración
para pescar el valor de súplicas y deseos
por los que ellos no habrían apostado una perra.
Cómo hubiera lamido
de sus manos, una a una,
aquellas monedas empapadas de una sed familiar.
La infancia, insistí,
es la ambigüedad de la muerte:
no se acerca al fuego
y no sabe que éste arde;
siente el deseo, su dependencia,
mas desconoce el compromiso;
logra pintar de rojo a la heroína
y no salirse; está lejos de todo
y apenas ha dado unos pasos.
Definitivamente
nunca pusiste demasiado de tu parte,
te hablo a ti, que sólo arrastras
una memoria de calderilla
por un suelo indiferente y senil;
pero eso ya poco importa, fíjate:
también ese arañazo blanco
que divide al cielo está compuesto
de humo y turbulencia, y quién lo nota,
quién puede satisfacer las pasiones
áridas de un huerto abandonado a su fruto.
Descansa, ya estás fuera
y limpio como un domingo inútil.
Conseguiste traspasar aquella puerta
repleta de loros verdes que arañaban
la piel hasta la leche y repetían, sin cesar,
el epitafio lírico de tus hijos desconocidos.
El dolor engendra eternidad,
ahora vamos a ser felices.
Orinemos juntos las varices
que tanto obstruyeron nuestra circulación.
Nunca lo supiste pero, bajo aquel protocolo,
vi cómo los platos empapaban los cristales
con un vapor de lija,
vi a quien siempre dejaba la carne para los postres,
a quien no llegaba a estos,
vi a ese invierno mendigando una pistola.
Acudamos, entonces,
al sacrilegio de nuestra conciencia impertérrita,
firma aquí ( )
este pronunciamiento enorme
de nuestra enmascarada edad
difuminada en ataraxia,
en ataraxia,
en ataraxia,
en atar...
en atar...
en atar...
Entrevistas y reportajes - Entrevistas y reportajes literatura