Entrevista: Curro Gálvez | Fotos: Lorena Roncero | Ilustración portada: Sofía Ciarlo
Entrevistamos a Gregorio Filograna tras la reciente publicación de su primera novela Hasta el fuego.
Director escénico y dramaturgo. Viejo colaborador de Aforo Libre que ya no se prodiga tanto. Hoy, a diferencia de otras veces, es el entrevistado.
Curro Gálvez: ¿Nervioso?
Gregorio Filograna: Como en un estreno (risas)
C.G: La ESAD te ha convertido en todo un artista multidisciplinar…
G.F.: Tampoco son tantas las disciplinas en las que me manejo.
C.G.: En la ESAD os forman como directores, actores, incluso como técnicos y maquilladores...
G.F.: Te puedo decir que tengo una compañera que además de eso está explorando su faceta periodística. Y es una crack con el cello.
C.G.: Pero eso del cello suena a que ya lo traía de serie.
G.F.: Claro, pero lo que te quiero decir es que todos llegamos con ciertas habilidades mayor o menormente desarrolladas y durante nuestra formación despiertan inquietudes y al acabar se presentan oportunidades.
C.G.: Como “Hasta el fuego”.
G.F.: En mi caso, sí.
C.G.: ¿Quieres decir entonces que el gusanillo de escribir te surgió en la ESAD?
G.F.: Me surgió muchos años antes, pero fue realmente en la ESAD cuando me lo planteé como algo más profesional. Y ya fuera de ella cuando me puse realmente en serio con ello. Empecé escribiendo relatos cuando era miembro de la Sociedad Tolkien Española y para mi en ese entonces fue muy ilusionante quedar tercero en los Premios Gandalf. Pero se trata de relatos en un mundo ya creado en el que lo que toca es “rellenar huecos” y tener una voz parecida que encaje dentro de ese mundo. Cuando llegué a la ESAD me dispuse a encontrar mi propia voz y no la he encontrado hasta poco después de salir de ella.
C.G.: En el Taller de Mundos Posibles.
G.F.: Pablo Bujalance es el mejor mentor posible.
C.G.: ¿Cómo se gestó Hasta el fuego?
G.F.: Empezó siendo un texto dramático que quería que fuese mi obra que de entrada me ofrecía muchas dudas que poco a poco fueron confirmando compañeros y profesores. Sin embargo, varios de ellos me dijeron que le veían posibilidades como novela. En ese momento tuve que guardarlo en un cajón porque tenía que obtener mi título y centrarme. Y no creí que llegara a ver la luz.
C.G.: ¿Qué tiene Hasta el fuego de La historia interminable y qué tiene Sebas de Gregorio Filograna?
G.F.: Demasiado en ambas cosas (risas). La historia interminable es el primer libro que leí de niño, con ocho o nueve años y me impactó, y creí bonito contar la historia de un niño que afronta su realidad con las herramientas que recibe de los libros que lee, las películas que ha visto, e, incluso, los videojuegos a los que juega.
C.G.: Reconoces entonces que Sebas es tu alter ego.
G.F.: No puedo negarlo, aunque Sebas representa más al niño que fui y que todavía en ocasiones me niego a que se vaya. Sin embargo, durante el proceso, y, sobre todo, tras la última revisión, descubrí que Xabi me representa bastante más, un yo más actual. Pensaba que era sólo cosa mía, pero cuando varias personas que me conocen me lo dijeron…
C.G.: ¿Te sorprendió?
G.F.: ¡Se me cayeron los palos del sombrajo! (risas)
C.G.: Pues es un personaje con bastante oscuridad…
G.F.: Con cuarenta y cinco años la vida ha mordido una o varias veces a cualquiera. Es inevitable en esos casos conectar con esa oscuridad.
C.G.: ¿Es el alzheimer esa oscuridad?
G.F.: No, es sólo una de las puertas que se le abren a la oscuridad. El alzheimer es La Nada contra la que luchan Bastian y Atreyu en el mundo de Sebas. El miedo al olvido y a la pérdida de identidad, la impotencia y la angustia que dejan a su paso en los enfermos y en sus seres queridos. La oscuridad es la desolación y sus consecuencias, que vienen justo después.
C.G.: ¿El alzheimer es el motivo principal de la escritura de esta historia?
G.F.: Es uno de los temas, pero no el principal. El principal es el amor.
C.G.: ¿El amor?
G.F.: Sí, en todas sus formas. El amor romántico, el amor no normativo, el amor por la familia y los amigos, todos los amores en los que es imprescindible la admiración y el respeto por lo que una persona es, y no por lo que a otros les gustaría que se fuese.
Ese tipo de amor de gestos pequeños que tienen un eco heróico muy grande.
C.G.: Los héroes de Sebas.
G.F.: (sonríe) Y los míos también.
Sinopsis: Sebas es un contador de historias. Rodeado toda su vida de libros, películas y videojuegos, éstos son la llave de la fuga de un mundo al que no le encuentra sentido y al que inevitablemente debe regresar ya sea para plantarle cara o dejarse llevar por él. Tras descubrir el secreto oculto de su familia, un mundo nuevo se abre ante él, pues siente que ha encontrado su misión: la búsqueda de la identidad perdida y la lucha eterna por conservarla. En el camino, pasiones, amores y lealtades llevados al extremo se enfrentan a la incomprensión y al miedo a la pérdida en los que una grave enfermedad será su última prueba y durante su proceso nada volverá a ser lo mismo.
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