Entrevista: Manuel Malaka l Fotos: Carmen Ocaña / Promocionales
Sueños, bondad, emoción,... suenan en las cuerdas de su guitarra.En estos días de cuarentena nos llega un vídeo con un maravilloso tema a la guitarra. Se trata de un músico malagueño querido y admirado, Paco Lomeña, que nos hace más llevadero este encierro con el virtuosismo y la sensibilidad de su guitarra. Hemos querido aprovechar la ocasión para charlar con él, y conocer un poco más a este guitarrista malagueño.
Aforo Libre: Hola, Paco. Nos alegra poder charlar contigo. ¿Cómo te presentarías para aquellos que aún no saben quién eres?
Paco Lomeña: Hola Manuel. Gracias, es un placer hablaros de mí: soy malagueño de la zona oeste de la capital, de Puerta Blanca. Acabo de cumplir 40 años, así que estoy de cuarentena.
A.L.: ¿Cómo llegas al flamenco? Háblanos un poco de cómo nace tu vocación por la guitarra.
P.L.: Soy el pequeño de cuatro hermanos. En casa desde muy temprano ya escuchaba la música que les gustaba a los mayores. Mi primera guitarra me la regalaron los Reyes Magos con seis años: era lo que yo quería. Desde entonces siempre ha sido mi mejor pasatiempo y una estupenda compañera. En cuanto al flamenco no sé cómo llegué, o si he llegado, porque no sé si soy flamenco, supongo que desde siempre me ha gustado.
A.L.: ¿Qué recuerdos te quedan de tus inicios? ¿Qué destacarías de esos primeros años con la guitarra?
P.L.: Yo he tenido mayormente una formación autodidacta, pero recuerdo la tuna infantil del colegio, allí Antonio Bravo nos enseñaba con cifrados en vez de partituras: es el sistema que sigo usando para componer y estudiar. Con el profesor de música de mi instituto, Juan Mora, hacíamos conciertos y grabábamos en el estudio que tenía en clase. También destacaría el tiempo que compartí con Jesús Rodríguez en la asociación de coros y danzas Jarazmín y el coro Romero de Guaro.
A.L.: ¿Alguien en especial aquí en nuestra ciudad que destacarías por haberte contagiado esa pasión por el flamenco?
P.L.: Cuando trabajé con la compañía de teatro De la A a la Z conocí a Vanesa Fernández: ella cantaba en las peñas flamencas y yo la acompañaba en muchas actuaciones. Tengo muy buen recuerdo de ella, una malagueña muy flamenca, sana y buena gente.
A.L.: Imaginamos que en tu inquietud por aprender te habrás fijado en otros. ¿Quiénes han inspirado a Paco Lomeña?
P.L.: En la época de los reproductores VHS era más difícil que ahora ver vídeos y esperaba muy atento para grabar a los guitarristas que triunfaban en la televisión como Pepe Habichuela. Mi guitarrista favorito era Paco de Lucía, también Manolo Sanlúcar, Tomatito o Vicente Amigo, por decir los principales. Ahora con Youtube hay toda una escuela online y no me limito al flamenco. Me gusta aprender otros estilos de guitarra... el último en descubrir fue Lee Ritenour.
A.L.: ¿Cómo ves el panorama de la guitarra, y en especial de la guitarra flamenca? ¿Dirías que vive un buen momento? ¿Encuentras artistas que puedan reemplazar o al menos acercarse a la figura de Paco de Lucía?
P.L.: Yo creo que la guitarra sigue gustando mucho. Los guitarristas de hoy tienen tanto material para elegir que no hay excusa para aburrirse. Y los flamencos buenos están muy bien valorados dentro y fuera de España. Yo no dejo de conocer grandes intérpretes en guitarra clásica como Eduardo Baranzano, o algunos desaparecidos hace muchos años como Wes Montgomery, Charlie Byrd o Barney Kessel, genios del jazz. Hay cientos de guitarristas famosos, y no tanto, que descubro a menudo y me encantan.
En cuanto a Paco de Lucía no creo que nadie pueda, ni deba pasar el trago de reemplazarle. Pero lo mejor que podemos hacer para recordarlo es aprender su música.
A.L.: Tu vida es la guitarra y el flamenco. Todos estos años estudiando, profundizando en sus formas,... ¿Qué dirías que es para ti el flamenco?
P.L.: No tiene definición posible. Aunque históricamente ha sido la pena, el hambre, el miedo a la muerte, la música de los parias en Andalucía; o que viene de felah mengu, unas palabras de origen árabe que significan campesino oprimido y muchas teorías, ahora es diferente. Ha pasado a ser una asignatura del conservatorio de música o un patrimonio inmaterial de la humanidad, o el guiri que cruza el planeta para aprenderlo, un negocio y una moda. Es lo bueno y lo malo según quién y cuándo lo use.
A.L.: Además de trabajar en Málaga, has trabajado durante varios años con Ojos de Brujo. Háblanos un poco de aquella experiencia que te llevó por tantos y tan importantes teatros del mundo.
P.L.: Fueron siete años en Barcelona entre 2002 y 2009. Dejé mis estudios de magisterio de música y me embarqué a la aventura. Era como un circo: en el grupo había un Dj que hacía scratch con discos de Camarón, un guitarrista rumbero catalán que bailaba break dance, una rapera punk que le encantaba el flamenco, un bajo eléctrico, tres percusionistas que tocaban batería, cajón, tablas indias, congas, beat box... Había baile, luego más tarde sección de vientos, piano, etc... Aquello era nuevo para mí y los demás, y eso se notó porque contagiábamos al público.
Grabamos varios discos, hicimos giras muy grandes y ganamos algunos premios. Aprendí mucho, viví muchas experiencias y conocí a muchas buenas personas y artistas.
Echo mucho de menos tocar con ellos, pero es una vida dura viajar tanto.
A.L.: No todos los artistas pueden presumir de tener un Grammy. ¿Cómo viviste todo aquello?
P.L.: Pues yo no quería que Ramón fuera a las Vegas, creía que era más importante que viniera al concierto que teníamos en Londres. Pero al final fue y tuvo recompensa porque hizo una promoción muy buena y se trajo el premio. Estaban nominados también Son de la frontera y Miguel Poveda, todo quedaba entre amigos: Raúl Rodríguez participaba en nuestro disco y Sonia Poveda bailaba con nosotros por entonces: me hubiera alegrado que ganara cualquiera, aunque en mi opinión las competiciones en la música van en contra de la esencia misma de la música. Pero no voy a ser hipócrita: a nadie le amarga un dulce. Y había quien criticaba el premio porque no nos entendía como flamencos. No es lo mismo La lámpara minera que un Grammy a mejor álbum flamenco, valoran el flamenco de forma distinta.
A.L.: Siempre te prestas a colaborar cuando te llaman con fines solidarios. ¿Qué experiencias te han dejado un recuerdo más especial?
P.L.: Todas son importantes. Hace unos meses, por ejemplo, conocí a un auténtico artista, Iván Nicolás Perchante, un muchacho que ayuda a niños en Camerún con su asociación benéfica Doble Corazón. Uno de los pequeños falleció en el quirófano cuando lo trajeron a España a operarlo a vida o muerte. Le ofrecí mi ayuda y compuse una canción. Posiblemente hagamos algo con ella.
A.L.: Tenemos la costumbre de pedir al entrevistado que nos haga alguna recomendación cultural. ¿Te animas? ¿Algún libro, película, … que alivie esta cuarentena?
P.L.: Os recomiendo La desbandá de Luís Melero que es malagueño. Es un libro buenísimo aunque muy duro y triste para los malagueños en especial. Pero hay que saber lo que pasó. De flamenco os recomiendo Memoria del flamenco que es de Félix Grande. Y los libros de la Repompa y Carrete, escritos por Paco Roji y Francis Mármol.
También os recomiendo la película Bailando con lobos, por si hay alguien que no la haya visto, por sus paisajes y la música de John Barry.
A.L.: Enhorabuena por tu trabajo. En Aforo Libre, ya sabes, somos muy fans de la guitarra. Así que muchas gracias por charlar con nosotros, y si te parece bien, nos despediremos con el vídeo que ha motivado esta entrevista.
P.L.: Gracias a vosotros por contar conmigo. Me encanta vuestra revista. Un saludo a todos, y salud.