Texto: Paco Bernal | Fotos: fathergorgonzola.com / blog montecoronado / Meliveo
Una primera entrega de una interesante entrevista, en profundidad. Una charla entre dos amigos del ámbito de la escena malagueña, frente a frente un dramaturgo y un músico.
Una madrugada de invierno, hace más de 15 años un servidor y Antonio Meliveo, ambos ya sin un pelo de tontos, bregábamos por sacar una canción para el segundo montaje de Teatroz, Barataria. Noche larga midiendo estrofas y rimas, corcheas y negras. No recuerdo si la canción pasó al montaje final o no, hubo sus dimes, diretes y floretes en aquel musical. Sí recuerdo, en cambio, que aquella noche fumamos tanto que subirían las acciones de la Tabacalera S.A.
Desde entonces a acá Antonio Meliveo se ha labrado un reconocido prestigio como músico escénico nacional y en Málaga es una figura de referencia del teatro y cine.
Meliveo me cita en el Muelle 1 para la entrevista, pero me llama para adelantar la cita un par de horas y anunciarme que viene para mi casa. Salgo a su encuentro en la calle, temo que se pierda. Le veo venir cruzando uno de los puentes sobre el arroyo Jaboneros a lomo de su ciclomotor. Negro casco y barba cana, me sugiere un Quijote que cabalgase hacia mí.
Ya sentados a la mesa, lo primero que haces es encender uno de esos puritos suyos que perfuman densamente las estancias y que supondrían el infierno de un asmático.
Tiene prisa, su agenda es un sinvivir, disponemos de una hora. Conecta la grabadora digital que ha traído, se acomoda en la "chaise longue" y con su mixtura de pasión y distanciamiento, marca de la casa, se dispone una charla entre amigos.
Ante todo le felicito por su último reconocimiento obtenido, el Premio a la Mejor Producción de Experimentación en el pasado Festival de Málaga. Cine Español por su cortometraje Gneiseanau. Sonríe para disimular el orgullo, da una calada al puro, parece que estamos en el botafumeiro santiaguino, cabecea, arruga los ojos y cambia a un gesto serio... cuando me dieron el premio me sentí mal. Yo me preguntaba, ¿qué hago yo aquí? La comunidad de cortometrajista malagueños no es mi generación, es la de mi hijo. Pero así son las cosas.
La idea de narrar el desastre del Gneiseanau no era nueva… yo esa historia siempre la he tenido presente, vivo a 300 metros de donde se produjo la tragedia.
El SMS Gneiseanau, de la Marina Imperial Alemana fondeaba en la bahía de Málaga, el capitán había ignorado la recomendación de atracar en el puerto por el inminente temporal y en la mañana del 16 de diciembre de 1900, se hundió ante la playa de la Malagueta. Cuando habla de la película Meliveo se muestra encantado, recuerda su estreno en Alcalá de Henares, tiene las frases listas, se le notan las tablas… me gusta decir que una superproducción cortita de 9 minutos donde se refleja exactamente el naufragio (ni el antes ni el después), la acción de que el barco choca, se hunde, los marineros se van al agua, los malagueños se tiran a por ellos, los rescatan, etc. Lo que hay es una forma de contar ingeniosa.
He visto Gneiseanau y es una maravillosa recreación de la tragedia hecha con juguetes en la playa, las herramientas perfectas para que la mente de un niño reinvente los hechos. Olas de arena, barco de playmobil, muñecos… Un juego genial que imprime un sentido poético al drama. Meliveo sarcástico no pierde la ocasión y lanza una puya, acertada y acerada… trata sobre un rescate que hicieron los malagueños a los alemanes, solo que sin intereses y con valentía y heroísmo. Se lo dedicamos a Angela Merkel, por no dedicárselo a la banca alemana.
Este hombre es un todo terreno de la escena de gran versatilidad –actor, músico, productor, profesor, empresario, diseñador de iluminación, sonidista-. A este hombre jamás se le caen los anillos con lo relacionado con la escena. Ahora bien, no intentes arrancárselos tú. Su dignidad está por encima de todo, no despiertes su ira. Meliveo es intransigente con su amor propio. Con la crisis y escasez de contratos se está reinventado a cada paso. ¿No hay cash? Pues se reúne con amigos y crea su propia productora. Low cost, por supuesto. “MangAncha”, que así se llama… nació con los recortes. Estábamos en el paro y vinieron a verme Fernando Jiménez y Rafa Montilla. Yo hasta entonces había tenido trabajo continuando y había hecho muchísimas películas como bandasonorista, pero en ese momento estaba en el paro, y nos pusimos a ello. Hicimos nuestros estatutos y nos divertimos muchísimo haciéndolos porque este proyecto nació con un afán lúdico y experimental.
La filosofía de MangAncha no puede decirse que sea industrial o aburrida, pero sí de excelencia. Mientras deja escapar otra espesa bocanada de humo que me hacer casi perderlo de vista por unos instantes, me cuenta… vamos a hacer lo que nos dé la gana y a dejar fluir la mente. Y nuestros estatutos lo dicen muy bien: lo hacemos si es divertido. Y lo hacemos con muy pocos medios, acordamos 150 euros de presupuesto cada proyecto. “Gneiseanau” se ha pasado en 89.
El premio del Festival de Málaga, no es el primer reconocimiento. Con Continental Breakfast, dirigido por Rafa Montilla, quedaron finalistas en la 9ª Edición del Notodofilmfestival.
Y no paran… tenemos ya un nuevo corto del que nos falta una escena. Estamos entusiasmados. Ese nuevo proyecto será un corto un poco más largo, en torno a los 15 minutos. Es algo absolutamente diferente a lo que hemos hecho hasta ahora. Cuando lo finalicemos se lo damos a la distribuidora. Pueden que lo rechacen, pero entonces buscaremos otra distribuidora. Nosotros no lo estrenamos. No lo estrenamos en la red.
Meliveo se remueve en su asiento porque con Internet… veo cosas magníficas en Internet, es una ventana, pero no una forma de ganarse la vida. Se cuelgan cortometrajes de todo tipo, de las vacaciones familiares, de los empleados de una fábrica, del bautizo del niño, todo el mundo hace cosas… Para él es un batiburrillo, una exposición universal donde cabe lo excelso y lo miserable, una puerta sin filtro al mundo. Para él la profesión de cineasta es otra cosa. Tal vez como la diferencia entre arte y periodismo. Entre arte y ventana. Y nadie tiene nada contra las ventanas.
En la próxima entrega Meliveo habla de su trayectoria, una subida y un descenso que no es tal.
Hablamos con Antonio Meliveo (II)