Entrevista: Cristian Mozo | Fotos: Promocionales
Ensayando algunas de las obras de su repertorio más selecto, me encontré junto a Francisco Santiago, reconocido cantante lírico y profesor universitario de la Universidad Alfonso X el Sabio, entonando las últimas notas del “Il Trovadore” de Verdi. Su aplomo sobre el escenario, su técnica expresiva y su talante físico en el auditorio de dicha universidad, permiten reconocer, a todas luces, que se trata de uno de los cantantes de ópera más experimentados de nuestro país. Sentados entre las butacas, comenzamos a hablar.
Aforo Libre: Desde que eras pequeño sentiste un apego y devoción muy importante por el mundo de la música, y fue durante tus primeros años de juventud cuando te animaste a formarte profesionalmente para un futuro como cantante lírico. ¿Cuáles fueron tus primeros pasos hacía tu madurez musical y profesional?
Francisco Santiago: Mi primera gran decisión en la vida fue salir de mi Córdoba natal, en la que me sentía muy cómodo con mis estudios musicales pero estaba muy limitado, y lanzarme a Madrid en busca de un mejor desarrollo y perfeccionamiento de mis técnicas como cantante.
Comencé mi dedicación profesional en 1991, en el Coro de Ópera del Gran Teatro de Córdoba, que era el único coro profesional en Andalucía por aquellos años, y que inauguró el Teatro de la Maestranza de Sevilla, junto a primeras figuras de la lírica española entre las que destacaban Plácido Domingo, José Carreras, o Montserrat Caballé. Gracias a los años en los que forme parte de este coro, me escogieron como solista en las óperas que inauguraron dicho teatro, donde debuté junto a Placido Domingo en la ópera Tosca de Puccini, y junto a Alfredo Kraus en Rigoletto.
A.L.: Es evidente que en el Conservatorio Superior de Música recibiste una importante base musical para tu desarrollo, pero fue en casa donde comenzó tu pasión por los escenarios y la interpretación teatral musical.
F.S.: Efectivamente, en mi familia siempre hubo una gran tradición musical, y aunque mi padre no se dedicara a ello a nivel profesional, si desarrolló una interesante carrera como tenor aficionado en coros y rondallas, siendo reconocido en Córdoba sus famosas serenatas por plazas y callejas.
A.L.: La música ha constituido la piedra angular de tu vida profesional. Algunos de los teatros o auditorios mas importantes en los que has trabajado han sido el Teatro Real de Madrid, el Gran Teatro del Liceo, o el Palau de la Música de Barcelona. ¿Qué lección te llevas de tantos y tan importantes escenarios?, ¿qué te han aportado como músico y como persona?
F.S.: La lección más importante que aprendí, por definición, es que la música es universal y que todavía hay mucho por aprender. En Córdoba, su Conservatorio Superior de Música y su Gran Teatro, me abrieron las puertas a mis primeras experiencias musicales y profesionales, animándome a mejorar, a viajar y a conocer un mundo que todavía tenía mucho que enseñarme.
A.L.: Dentro del panorama musical y operístico de nuestro país, has destacado en muy distintos estilos y repertorios. Tu voz ha recibido excelentes críticas por parte de los medios de comunicación. ¿Dónde encajarías tu instrumento debido a tus distinguidas cualidades?
F.S.: Mi voz y la de mis personajes en escena es grave, soy un bajo bastante versátil que ha abarcado repertorio muy variado, desde el Gregoriano medieval hasta la música más contemporánea, pero donde me siento más a gusto es en la ópera romántica de Verdi y la tendencia verista de Puccini. Aunque a Mozart siempre le guardo un rinconcito muy importante en mi repertorio.
A.L.: Tu voz te ha llevado todo lo lejos que has llegado, y no han sido pocas las figuras que han resaltado tus importantes dotes y cualidades como cantante. ¿Dónde obtienes los primeros reconocimientos a nivel artístico?
F.S.: Después de un emocionante debut en el Teatro de la Maestranza en 1992, me fui a Madrid a perfeccionar mi técnica vocal junto con el tenor Alfredo Kraus, en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, donde obtuve el “Diploma al mejor alumno del curso 1997/1998”. Las enseñanzas y consejos de Krauss me llevaron a presentarme en algunos de los teatros más importantes de España, como el Teatro Real de Madrid o el Liceo de Barcelona. Son teatros en los que he colaborado y representado en muchas ocasiones, y que me han permitido recibir dicho reconocimiento.
A.L.: Alfredo Krauss fue un tenor y profesor de canto español muy importante a nivel internacional dentro del mundo de la ópera, ¿cómo influyó en ti el hecho de ser alumno suyo durante aquellos años de tu vida?
F.S.: Indudablemente haber estudiado dos años con Alfredo Kraus me marcó para siempre, ya que su técnica fue la más depurada de entre todos los cantantes líricos del pasado siglo en nuestro país. A día de hoy, me esfuerzo por mantener sus enseñanzas y por transmitírselas correctamente a mis alumnos. Intento buscar tanto en ellos como en mi dar lo mejor de nosotros en todo momento.
A.L.: Desde que empezaste como cantante de ópera, has colaborado con numerosos artistas de alto nivel dentro del panorama clásico musical actual. Has recibido clases de Teresa Berganza y compartido escenario con Plácido Domingo y Montserrat Caballé. ¿Cómo alcanzas dicho reconocimiento artístico junto a ellos?, y ¿que recuerdo te llevas de estas colaboraciones?
F.S.: Con Teresa Berganza colaboré en la puesta en escena de la ópera Così fan tutte de Mozart, que representamos en el palacio de Festivales de Cantabria en Santander, como una actividad de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, en la que yo representaba el papel de Don Alfonso. El resultado fue de una calidad altísima y al público le encantó el espectáculo.
Con Plácido Domingo he coincidido en varias ocasiones. La primera en mi debut en la ópera Tosca que se representamos en el Teatro de la Maestranza de Sevilla en 1991, donde recuerdo que le dije “—Maestro estoy muy nervioso.— y él me contestó — ¿y quién no?—” . Eso me hizo comprender la dimensión humana del gran divo. Con Montserrat Caballé tuve contacto a través de su hija, con quien he cantado la ópera La Bohème de Puccini en el Auditorio Nacional de Madrid.
Este año íbamos a cantar la Flauta Mágica de Mozart, pero desgraciadamente coincidió con el fallecimiento de su madre y se canceló la función. Montserrat Martí siempre conservará la memoria de la Caballé en la calidez de su voz y en su refinada técnica.
A.L.: La actualidad ha hecho que el mundo de las artes de todo tipo se debiliten, a pesar de todo tú has seguido luchando por mantenerte a flote dentro de esta profesión que es; además, tu sueño desde que eras pequeño. ¿Cómo es para ti el mundo de los escenarios dentro de la ópera?
F.S.: El mundo de la ópera es bello e interesante, ya que hay temporadas en las que todo fluye, y los teatros te llaman, la voz funciona correctamente y eres reconocido por tu trabajo, pero también es un mundo cruel porque no hay nada asegurado, y en la siguiente temporada las personas se olvidan de ti. Es la vida misma al fin y al cabo.
A.L.: Sin embargo desde que te conozco, no has parado ni un solo momento. En tan solo los últimos dos años has tenido actuaciones en diferentes teatros de Madrid, Andalucía y Cataluña. ¿Cómo influye todo esto en la calidad de tu voz?, y ¿qué es lo más duro para ti durante las largas temporadas en los circuitos teatrales?
F.S.: Como toda vocación, la lírica está presente continuamente en mi vida, y la calidad de la voz depende de cómo hayas dormido, de la relación con tu pareja, del tiempo atmosférico, y de las enfermedades que puedas tener. Hay que tener cuidado porque todo ello te hace un poco obsesivo con los cuidados del instrumento, y pueden limitarte en tus relaciones con los demás.
Lo más duro para mí es estar constantemente fuera de casa durante las giras, ya que necesitas una gran comprensión por parte de tu familia y amigos más cercanos.
A.L.: Tus proyectos musicales forman parte de tu vida personal también, y tu participación en obras como La Sonnambula de Abeniz, Otello de Verdi, Lady Macbeth de Mzensk, o La Bohéme de Puccini no son casualidad, ya que te esfuerzas por llegar a interpretar personajes de estas obras y dar lo máximo de ti durante la representación. ¿Qué significa para ti la ópera?, y por supuesto, lo más importante, ¿dónde podremos ir a verte próximamente?
F.S.: La ópera es para mí todo un medio de expresión, ya que en ella se incluyen todas las artes. La música, el teatro, los decorados, los vestuarios, la puestas en escena, y un gran teatro que lo albergue todo, son indispensables para que el gran público este dispuesto a dejarse llevar por tanta belleza unida.
Es a partir del próximo mes de febrero de 2019 cuando estaré cantando la Octava Sinfonía de Mahler en el Auditorio Nacional de Madrid, todo el mundo que desée ir a verlo podrá comprar sus entradas a través de las páginas oficiales o en taquilla . El estreno de esta monumental obra, conocida también por el nombre de Sinfonía de los mil, debido a la cantidad de músicos de orquesta y coristas que necesita. Es un gran reto para mí.
A.L.: Actualmente eres profesor universitario y tienes un número muy importante de alumnos a los que trasmitir tus enseñanzas y aprendizajes. Sería un placer poder escuchar cómo decidiste dedicarte a la docencia y cuál fue el camino que recorriste hasta llegar a ella.
F.S.: La verdad es que yo nunca me plateé dedicarme a la enseñanza hasta el día que conocí a Don Jesús Núñez, presidente de la Universidad Alfonso X el Sabio y gran aficionado a la ópera. Había asistido como público a una de las obras que realizamos en el Teatro Real de Madrid, y me habló de la Facultad de Música mostrándome su interés porque yo fuera el profesor de canto de la misma.
Yo acepté inmediatamente porque la música, siempre desplazada a un segundo y tercer plano en los estudios de nuestro país, debe llevarse a las universidades, y los músicos deben tener la misma consideración profesional que los estudiantes de cualquier carrera. Fue entonces cuando me propuse crear la rama de canto lírico dentro del Grado en Interpretación Musical en Música Clásica, aportando una técnica que he depurado con los años, y toda mi experiencia sobre las tablas de los escenarios.
A.L.: Te conozco, y se que te esfuerzas por trasmitir a los más jóvenes tus más amplios conocimientos sobre la música y la ópera. Nunca te has guardado nada para ti, ¿qué consejo le darías a los más jóvenes músicos y cantantes de este país?F.S.: Es para mí muy importante transmitirle estos conocimientos a las nuevas generaciones, que sin duda acabaran siendo grandes referentes a nivel internacional dentro del mundo de la ópera. Estoy convencido.
Nos despedimos a las puertas del auditorio donde comenzó esta entrevista. Subido de nuevo sobre las tablas de su escenario, Francisco Santiago predica con el ejemplo, y nos despide, como de costumbre, con muy buena música y muy buenos modales. Sin referentes como él, los músicos más jóvenes estaríamos perdidos.