Texto: Rosa Parra Fotos: Laura Fernández Pereiro
Iniciamos con Chema Lumbreras un ciclo de reportajes entrevistas que la revista Aforo Libre va a realizar a una serie de artistas malagueños que viven y trabajan en nuestra ciudad, como un homenaje a su valentía de permanecer en su tierra, aunque ya sabemos que quedarse aquí y no emigrar a la capital o al extranjero les supone menos oportunidades de difusión de su obra. Pretendemos visibilizar sus figuras y sus obras a la vez que resaltar a Málaga como cuna de artistas.
Chema Lumbreras es un artista plástico que toca diversos materiales y texturas y que se enfrenta a la pintura, a la escultura, a los video-creaciones, etc, de una manera libre y peculiar, que compone un estilo característico que lo identifica de una sola mirada. También usa la fábula y el cuento para inspirarse.
El único antecedente familiar que tenga que ver con el arte fue su tío abuelo Tomás Meabé, este hermano de su abuela, fue un escritor vasco, que entre su producción tiene una fabula; imagina que de este hecho le viene la atracción por este tipo de relatos.
Su Fábula gráfica se caracteriza por contar pequeños relatos, de gran simplicidad, despojados de todo lo accesorio o anecdótico. Para él la simplicidad es una premisa necesaria para transmitir a los espectadores de su obra un mensaje depurado. Todas sus obras se caracterizan porque tienen movimiento. Es un movimiento muy musical, que lleva un ritmo intrínseco, que a su vez genera una melodía en el espectador.
A partir de ahí, sus grupos escultóricos poseen un estilo muy personal y reconocible, que es lo que debe caracterizar a cualquier artista, sea del tipo que sea, para que trascienda y llegue a las masas. Sus conejos recuerdan al conejo de Alicia en el país de las maravillas y para Lumbreras es un símbolo de la vida moderna, la cual se caracteriza por la falta de tiempo, y el estresante intento de recuperarlo como sea, a veces hasta con una vida robada
Otra característica habitual en su obra es la producción de grupos escultóricos, casi nunca hace piezas aisladas, porque su necesidad de contar le lleva a incluir elementos que expliciten su lema o mensaje. La inclusión nunca es superflua, muy al contrario, se diría necesaria y concreta para redondear lo que quiere decir con su cratividad desbordante.
Otras fábulas y cuentos le inspiran ratones y ratas humanizadas, antropomórficas. Como por ejemplo de elementos recurrentes en su obra, podemos nmbrar además su escarabajo kafkiano o sus cucarachas invasoras.
Con una ironía socarrona, intenta a veces enlazar el cuento con el horror. El cual está también explicito en la vida cotidiana.
Le gusta introducir elementos camuflados en sus distintas obras, como esta de las piedras que vemos en el reportaje gráfico, en la que hay ratas escondidas o brujas que en realidad camuflan a la mantis que devora al macho. Humor negro pero lleno de ternura, más socarrón que cínico, metáfora de la vida que invade su obra.
Chema además, es profesor de dibujo técnico y artista en un Instituto de la Cala, con lo cual sigue expandiendo su arte transmitiéndolo a su alumnado, a quienes dota de herramientas que él mismo ha adquirido en su experiencia profesional docente y artística, pues es un hacedor imparable en ambas vertientes de su vida. Un docente de esa calidad, con esa proyección artística y ese emprendimiento, qué da rentabilidad a su obra, es un ejemplo a seguir y supone un estímulo extra a la vertiente artística de su alumnado. De hecho, los alumnos y alumnas de Chema son conscientes del lujazo que tienen de tener un profesor de esta envergadura y muy reconocido no solo en Málaga, si no en el resto de España y en el extranjero. Todo un veterano que ha logrado mantenerse en un mundo tan difícil.
Esto se observa y se ratifica en que tiene grupos escultóricos en las calles malagueñas. Son piezas que constituyen un aliciente en los rincones en los que están expuestas. Uno de ellos es un conjunto o grupo escultórico de banco y uno de sus conejos característicos, al lado de la tienda de Mango de calle Larios, hacia el café de Chinitas. Tiene otro grupo muy cerquita de ahí, en los cruces de calle Nicasio hacia el chinitas. Es otro conjunto escultórico de funambulistas, situados a unos 5 metros de altura del suelo. De hecho, a este grupo, le ha sido robada una pieza, en concreto una rana. A pesar de estar tan alejada del suelo, el interés que ha suscitado en un espectador ha superado a la actitud legal obligada ante la propiedad ajena.
También recibe ofertas de trabajo de otras entidades y lo demandan particulares tanto anónimos como muy conocidos, famosos o prestigiosos.
Sus temas son los eternos: el amor, la muerte, la vida, pero también los mezcla o enriquece con otros de menor peso o transcendencia, que se enlazan con cualquiera de los anteriores porque todo en el arte es parte del momento histórico en que se produce y se consume. Su maestría asombra, máxime cuando se expresa a través de diferentes materiales y especialidades artísticas, con la misma calidad e intrepidez, que optimiza todo lo que toca.
Agradecer a Chema su hospitalidad y generosidad, dejándonos fotografiar las obras de su producción que decoran su preciosa y original casa, y que nos regaló parte de su preciado tiempo libre, él que siempre tan ocupado está con una cercanía digna de elogio y habló con humildad y pasión de su forma de vida: el arte.
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