Entrevista: Alberto Medina | Fotos: Alejandro Zambrano
Hablamos con Salvador Távora con motivo de la reposición de Quejío en el Teatro Cervantes. "Hace falta que por nuestra tierra nos comprometamos".
Sevillano de nacimiento pero andaluz universal, Salvador Távora puede considerarse como uno de los máximos renovadores del teatro español de posguerra. Entrevistamos a una persona, que a pesar de todos sus premios, todavía deja entrever humildad y lucha. Después de 45 años y con más de 5.000 funciones vuelve al Teatro Cervantes de Málaga su obra Quejío, la ópera prima de Távora y su agrupación teatral La Cuadra.
Aforo Libre: Quejio fue una obra muy reivindicativa en su época, ¿cómo es ahora percibida?
Salvador Távora: Ahora vamos a Málaga, una ciudad que ha acogido nuestras obras con mucha pasión. Hay una sociedad un poco desorganizada y una circunstancias con las que Quejío sirve de alivio porque es una obra donde está presente la sociedad civil. Es una obra con un lenguaje muy especial, creó un lenguaje en el teatro europeo moderno, y es hoy necesaria.
A.L.: ¿Hay una evolución del flamenco desde cuando se estrenó Quejío?
S.T.: Hay un dato que podemos asegurar, el flamenco ha pasado de divertir a tratar de reflexionar.
A.L.: Se encerró en el Teatro Távora, el mismo que creó en el barrio sevillano de El Cerro para no ser desahuciado. Por fortuna el Teatro Távora sigue en funcionamiento...
S.T.: El teatro es una comunicación de piel a piel, de persona a persona a persona. Hemos hecho un teatro en esa circunstancia, no pensando en lo comercial. Estamos logrando una rentabilidad cultural. La gente que viene está muy cerca del actor o del cantante. Quejío, sin ningún micro ni elemento que amplifique, salen las expresiones como son. Quejío intenta llegar a las raíces del arte
A.L.: Vuelve a Málaga cuando murió aquí hace 40 años Manuel José García Caparrós. Casualmente recibió el premio García Caparrós ¿Qué sintió al recibir este reconocimiento?
S.T.: Se lo puede imaginar. Hace falta que por nuestra tierra nos comprometamos y que Andalucía sea una nación por todo el poderío que tiene. Cuando en Andalucía las leyes estaban en verso en otros territorios únicamente había pastores. Eso no hay que olvidarlo. Hay que reivindicar la palabra Andalucía para estar al nivel de todos los territorios: nivel cultural, económico y de futuro. Son cerca de 40 años debatiendo, y si Andalucia vuelve a tener aspiraciones de unidad lo lograremos.
A.L.: ¿Tiene usted alguna iniciativa en mente?
S.T.: Si Quejío puede cumplir la misión que le hemos asignado, pues me gustaría ir reponiendo todos los espectáculos que hicimos. Me gustaría volver a montar Andalucia amarga que es un espectáculo que se estrenó en Bruselas de un estrenecimiento enorme.
A.L.: ¿Qué consejo le da a los jóvenes que se acercan al teatro?
S.T.: Apartarse del lenguaje de la palabra tan manido y tan poco creíble, y que se acerquen al nuevo lenguaje que creó La Cuadra y que actualmente se imparte en muchas escuelas superiores de arte dramático.
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