Entrevista: Antonio Zafra | Fotos: Proporcionadas por la compañía.
Tres soldados avanzan, baliza por baliza, siguiendo la hoja de ruta estipulada hacia el deseado Gran Crucero que les prometieron. Antes de llegar a su destino el destacamento hace una parada bajo la luz de una antena luminosa que se yergue en el desierto y que les permite ver desde la distancia la realidad que les espera. Ante tal situación, deberán decidir entre avanzar o conservar su posición. Adentrarse en el mar o esperar. Apagar la antena o conservar la poca luz que les queda. Esta es la sinopsis de este drama, un conocido montaje para el público malagueño y los teatreros de Málaga ya que ha hecho bastantes funciones, en Cánovas, en Sala Joaquín Eléjar y otros espacios. Llega el momento de representarlo en el Echegaray, le remitimos a David Mena el siguiente cuestionario.
Aforo Libre: ¿Cómo has llevado el confinamiento como artista?
David Mena: Mi familia, mis amigos y la mujer que quiero gozan de luz y salud. He tenido la suerte de seguir trabajando telemáticamente como docente, con lo que no he tenido mucho tiempo para la búsqueda artística. Es cierto que nunca he tenido la necesidad de ser visible, ni la ansiedad de estar continuamente aportando contenido. No conozco eso de estar en el candelero así que este confinamiento me lo he tomado con calma. Crear en la oscuridad es algo divino, y hacerlo con la gente que quieres es algo humano. Pues entre lo divino y lo humano, he engordado 10 kilos, He sido un freak viajero del tiempo, he jugado a ser un vampiro en Nueva York y he entendido que existen otros confinamientos, mas abstractos quizá , que precisan del reflejo artístico para ser expresados.
A.L: Las ayudas para el mundo de la cultura, ¿cómo la valoras en términos generales?
D.M: Ojalá llegue el día en que todos podamos comer de nuestro trabajo y no del aire. Hasta que eso ocurra, toda ayuda al sector de la cultura es poca. En este país, la cultura viene tocada de base. Creo que se deberían renovar ciertas costumbres castizas de la gestión cultural en lugar de intentar maquillarla con tiritas, que pueden ser útiles en el momento pero que terminan siendo estériles a largo plazo.
A.L: ¿Cómo surge la idea de tu espectáculo? ¿A quién va dirigido?
D.M: El motor de la idea radica en el camino que nos lleva de la esperanza a la indignación. Esta obra va dirigida a todas aquellas personas que no se sustentan en respuestas inamovibles ni en dogmas inquebrantables. 
Para todos los públicos que acepten que les cuenten un cuentito sin condiciones ni afiliación. Eso es lo que puedo decir yo. Traducido a la realidad de un folleto, podríamos decir que va dirigido a un público adulto. Pero si le preguntas al pescadero, este le diría a los padres que el 'pescado que vende es también beneficioso para los niños, aunque no sean palitos de merluza.
A.L.: ¿Cómo ha respondido el público?
D.M: Gracias al boca a boca del público nuestro montaje ha podido prosperar. Empezamos estrenando la obra en una habitación con un aforo máximo de 25 personas y poco a poco nuestro espectáculo ha ido ocupando espacios cada vez mayores, con la sorpresa de que muchos espectadores repetían. Quizá buscando algo que incluso a nosotros como creadores se nos escapa de las manos. Creo que es ese carácter sagrado el que provoca en el público la sensación de que no solo se les interpela como espectadores. Esta cualidad primigenia del teatro, es cada vez menos común en los espectáculos y sabemos que, aunque parezca lo contrario, hay muchas personas que siguen acudiendo a este espacio vacío, como en el principio de los tiempos, para encontrarse con el misterio.
A.L.: ¿Qué perspectivas tienes frente a la desescalada y próximos meses en cuanto trabajo?
D.M: Me gustaría dar cuerpo y voz a un texto que lleva tiempo apareciendo de forma intermitente en mi libreta, levantarlo junto a los compañeros de viaje que la causalidad imponga, y seguir contando historias. Nada me haría más feliz artísticamente que eso. Con producción o sin ella, en un teatro grande o en una habitación pequeña. Eso nunca me ha importado.
A.L: ¿Habéis afrontado los ensayos para Factoría Fénix de modo distinto al habitual? ¿Qué te parecen las medidas de seguridad por la pandemia?
D.M: En contexto, me parecen medidas necesarias., pero sí que es cierto que hemos tenido que afrontar los ensayos de manera distinta a lo habitual porque existen escenas, una de ellas en concreto, que es troncal para el desarrollo del espectáculo y que precisa de romper la cuarta pared y entrar en el ámbito del espectador. Esta vez no podremos hacerlo de la manera habitual, pero no supondrá un problema para el desarrollo de la obra. Por lo demás, el texto se mantiene intacto desde el primer día. Cualquier semejanza con la actualidad, es pura casualidad.
A.L: ¿Algo que quieras compartir con los lectores de Aforo Libre?
D.M: Pues animaros a que compréis vuestro billete para El Gran Crucero. Agradeceros a vosotros lectores, que sigáis manteniendo vivo este espacio de Aforo Libre, necesario por la cercanía y por ser una plataforma que se toma el teatro en serio, sea programado en un teatro municipal o en una sala pequeña de cualquier barrio de la ciudad. Gracias.
Autor y dirección David Mena
Intérpretes José Luis Guerrero, Noé Lifona y Garikoitz Lariz
Espacio sonoro David Mena
Viernes 9 julio 20.30 h Teatro Echegaray
Entrevistas y reportajes - Entrevistas y reportajes teatro y danza
| Sin eventos |
