Texto: Cristina Gandarias | Fotos: Cedidas por Carlos Bahos
"Mi princesa salva al príncipe en tres ocasiones, y no pasa nada porque el príncipe sea el salvado. Lo bonito es poder contar con personas en momentos necesarios"
Carlos Bahos es una de las piedras preciosas que conforman la joya cultural de nuestra ciudad. Actor, bailarín, modelo, presentador, director y escritor. Últimamente lo hemos visto en la obra El último beso de la Factoria Echegaray y proximamente lo podremos ver firmando libros en la feria del libro. Artista de los pies a la cabeza y profeta en su tierra. Hemos podido hablar con él para conocerlo un poco más en profundidad.
Aforo Libre: Carlos eres actor, modelo, bailarín, escritor y creo que también has dirigido. ¿En cúal de todas ellas te sientes más cómodo?
Carlos Bahos: Actor. Pero igual es cierto que a través de la Danza encuentro un estado que me hace sentir libre. De hecho, mis estudios comenzaron a través de ella.
A.L.: ¿Cuánto tiempo llevas dedicándote a esta profesión?
C.B.: Comencé con la danza a los 9 años. Por varias lesiones tuve que parar durante un tiempo, retomando con tal ansia como el ave Fénix. Pero no es hasta los 24 años aproximadamente cuando mi alma conecta realmente con la profesión y empiezo a entender que siempre he interpretado. La diferencia es que hasta ese momento solo lo hacía con la danza y ahí empiezo a descubrir y a sentir la necesidad de manifestarme de otras formas.
De lo corporal paso a lo textual, y empiezo a estudiar conscientemente interpretación, preparándome técnicamente desde la voz, análisis del texto y el subtexto, la composición de personaje, la parte psicológica, las emociones y un largo etcétera que requiere el entrenamiento diario de un actor.
Soy de los que piensan, y no por ello cuando no ocurre no significa que se es peor, que la danza, el canto y la interpretación van muy ligadas entre sí, aunque se puedan estudiar como disciplinas individuales.
A.L.: Entonces llevas practicamente toda tu vida dedicado a esto. Como actor te hemos visto pasar de guaperas malote a una dulce transexual de manera impecable. ¿Qué va a ser lo próximo?
C.B.: No lo sé seguro, pero si que tengo claro que me gustaría que siguiese siendo un reto. Es decir, todos mis personajes son un reto como dices, de un guaperas malote a "Laura", pasando por un predicador que va llamando a puertas sin saber quien va a abrirte, donde me llevó a un cambio en el color del pelo y peinado, palidez en la piel y una composición física muy introvertida. Pero a lo que me refiero, y es lo que en este momento de mi carrera me pide, son personajes que me saquen de mi zona de confort.
A.L.: En la Feria del Libro te vamos a ver firmando el cuento que has escrito. Hablanos de tu cuento.
C.B.: Cuando Colorín Colorado no es un final es una historia que empieza cuando acaba. Me explico. Comienza con el final del cuento clásico Blancanieves y es entonces, cuando ese final se convierte en un principio, en el principio de mi cuento. La Princesa tras ser salvada de un sueño eterno después de haberle dado un mordisco a una manzana envenenada por un tópico príncipe azul, ella, decide no irse con él, por muy príncipe que sea ya que no lo conoce de nada. Y es en ese preciso instante donde ponemos en manifiesto doce valores educativos. Necesario recordar a adultos e imprescindible mostrar a los futuros principitos y futuras princesitas.
A.L.: ¿Cúales son los valores educativos que nos transmites en el cuento?
C.B.: Importante y actual, la igualdad de género. Luego, y no por ello menos importantes, las relaciones sociales y con extraños, tomando como ejemplo el momento donde Blancanieves sin conocer a la anciana acepta una manzana aparentemente deliciosa pero que ocultaba una mala intención. Animales en peligro de extinción -la abeja-, el cuidado y respeto del medio ambiente, el reciclaje, rectificar y perdonar, la lectura, la aceptación de uno mismo, etc...
Mi princesa salva al príncipe en tres ocasiones, y no pasa nada porque el príncipe sea el salvado. Lo bonito es poder contar con personas en momentos necesarios.
A.L.: ¿Cómo nace este proyecto?
C.B.: Nace con la idea de un Teatro Musical, la cual sigue en proyecto, con el fin de romper con ciertas imágenes y estereotipos que nos hacen flaco favor en una sociedad actual y culta.
Mi mente cuando recibía al mismo tiempo ciertos acontecimientos acompañados de la famosa frase "y Colorín Colorado este cuento se ha acabado" me preguntaba ¿crees que este final es verdad? ¿Es el mejor en el siglo XXI?
Y aposté por otro, pero ya te digo, que el mío no es mejor que el anterior, ni peor, sino el que mi "yo interno" cree que debe de dar a conocer y ofrecer otra opción a los lectores y amantes del teatro.
A.L.: ¿Estás siendo profeta en tu tierra o te has visto en la necesidad de tener que salir fuera a buscar proyectos que te satisfagan?
C.B.: Yo siempre he abogado por la creencia de deber y de poder ser profeta en tierra. Pienso que es un privilegio o derecho adquirido el ser malagueño y ser los primeros en conocer y disfrutar de nuestros talentos en cualquiera de sus disciplinas y manifestaciones. Me consta que hay proyectos que tienen como fin mostrar a Málaga sus artistas, pero parece que tenemos que seguir luchando. Pero igual es cierto que poco se da. Y que en ocasiones he recibido propuestas de un valor hacia mi talento fuera de España. Pero creo y respeto mi tierra, y amo poder seguir trabajando en ella y para ella. Aunque mi profesión nos obliga a entrar y salir. Algo que igual tiene su encanto y por otro lado es necesario para el crecimiento de uno mismo personal y profesional.
A.L.: Para terminar, pide un deseo
C.B.: Ok. Ya lo he pedido....
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