Texto: Javier Rodríguez Barranco | Fotos: Laura Fernández Pereiro
El polifacético Fran Perea debuta como director escénico con la obra Souvenir, de Pablo Díaz Morilla, en el Teatro Echegaray siguiendo con la programacón y las producciones de Factoría Echegaray.
Con tal motivo entrevistamos al artista malagueño en El café de la abuela, una cafetería próxima a dicho espacio.
Iniciamos la conversación tras las presentaciones y agradecimientos.
Aforo Libre: Fran, eres un artista poliédrico establecido en Madrid, donde ahora mismo hay un auténtico vivero de artistas malagueños.
Fran Perea: Sí, efectivamente. Estamos Dani Rovira, Pablo Alborán, David Ivanto. Sí, hay mucha gente. Hombre, yo creo que en Málaga a nivel actoral, con la Escuela de Arte Dramático hay un cierto movimiento, y luego que la gente de Málaga tiene una cierta sensibilidad, no sé si por el Mediterráneo, o por lo que sea está muy bien.
A.L.: Ésa era la segunda pregunta: ¿Cómo ves la vida cultural en Málaga?
F.P.: Yo creo que está evolucionando mucho. Yo me fui hace diecisiete años a Madrid y el panorama era muy diferente a nivel museos, a nivel teatro. Pero ahora mismo, gracias al esfuerzo institucional y de las propias personas, el panorama es muy diferente. Yo decidí irme de aquí, pero hay gente de mi generación que se ha quedado y que está cambiando las cosas. Hay un buen tejido cultural. Málaga se está convirtiendo en una referencia. Gente que nos fuimos en su día estamos volviendo y gente que no es de aquí, me dice “Ah, eres de Málaga”, con admiración. Y esto hay que agradecérselo al trabajo de mucha gente. Luego tenemos a Antonio Banderas, que ha ido llevando el nombre de Málaga por todos lados.
A.L.: Vas a Madrid, pasas muchos castings hasta que te cogen para un papel protagónico en Los Serrano. ¿Qué te ha dado la televisión? ¿Le estás agradecido? ¿Lamentas tu paso por ella?
F.P.: Estudio Arte Dramático aquí y luego voy a Madrid hasta que consigo ese papel en Los Serrano. Yo le estoy muy agradecido a la televisión. Aprendes mucho a nivel profesional, a nivel persona. Te arriesgas porque el trabajo en televisión está menospreciado frente a otros trabajos, pero tienes que pensar que el camino es largo.
A.L.: ¿Qué tal Antonio Resines?
F.P.: Bueno, Antonio es un tío genial. A mí me ha enseñado muchísimo y me ha tratado como un hijo. Además somos socios de un proyecto que se llama Entradasymás, un proyecto de la cultura para gente de la cultura. Sí, Antonio es un amigo.
A.L.: Tu último disco, “Viejos conocidos”, es de 2010 y desde entonces no has sacado nada. ¿Tienes esa faceta aparcada? ¿Sigues trabajando en algún proyecto músical?
F.P.: He seguido vinculado a la música, porque ahora he hecho la banda sonora de un corto y de una obra de teatro. Es sólo que ahora no estoy en primera línea, sino que he dado un paso atrás. Son decisiones que hay que tomar y bueno, sigo vinculado a la música, sigo componiendo, pero habrá que enfocarlo de otra manera. Además hace cinco años empecé con otra gente un proyecto que es la compañía Feelgood Teatro, y esto cinco últimos años han estado muy volcados en levantar ese proyecto.
A.L.: ¿Cómo fue interpretar a Lorca?
F.P.: Ah, que bonito. Una maravilla. Me siento muy afortunado de haber podido interpretar un personaje de esa dimensión en La Xirgu, una peli preciosa. Una TV movie, pero tiene una calidad que podría haber llegado al cine perfectamente.
A.L.: ¿Cómo ves al cine español, lo que se está haciendo ahora?
F.P.: Yo creo que ha habido siempre muy buen cine en España. Pero es verdad que el cine ha sufrido mucho en los últimos años, más que económicamente, yo creo que por el boicot, que ha habido como una especie de castigo. No puede ser que gente del Gobierno salga diciendo que el cine español es malo, porque no es verdad ni es educativo y si las instituciones trasladan ese mensaje, están haciendo daño a la cultura. Si no cuidamos nuestra cultura, ¿quién la va a cuidar? Y el cine es el más dañado. Existe mucha creatividad, pero no los medios, ni tampoco existe un tejido que soporte los errores. En otros países, hay personas con una trayectoria estupenda que hacen una película más personal o que no es comercial y no pasa nada. En este país te machacan vilmente. El tejido no soporta que puedas tener un error, porque si tienes un error, no eres rentable y si no eres rentable...
A.L.: ¿Te consideras profeta en tu tierra?
F.P.: Ahora mismo, sí, pero ha costado. Han pasado muchos años que no me llamaban, pero ahora sí lo hacen y me invitan a cosas de uno u otro tipo. Durante los últimos cinco años he asistido al Festival de Cine y, de hecho, este año he estado en la gala inaugural.
A.L.: Otra de las personas con las que has trabajado es Ana Belén. ¿Cómo ha sido tu experiencia con Ana?
F.P.: Muy bien. Ana es una persona con un gran compromiso con lo que hace. Con la cultura y con el poder de la cultura. Además es una gran actriz.
A.L.: Te has atrevido con el teatro clásico, superclásicos. Me refiero a los griegos. ¿Cómo te sientes más cómodo en los clásicos o en lo contemporáneo?
F.P.: En los dos. Hay que ser osado y atreverse con los clásicos. Es cierto que ahora mismo en mi compañía estamos más volcados con el teatro contemporáneo, pero no descarto lo clásico. Hay que volver a ellos para comprender que el ser humano no ha evolucionado tanto y que nos siguen preocupando las mismas cuestiones. Me gustaría mucho actuar en el Teatro Romano de Málaga.
A.L.: Hablemos de La estupidez ¿Convivimos con muchos estúpidos?
F.P.: Sí, sobre todo porque el autor de esa obra de teatro toma como referencia los siete pecados capitales del Bosco y La estupidez está inspirada en la codicia y desde el punto de vista de lo codicioso, estamos rodeados de estúpidos, porque ahí tenemos las corruptelas todos los días en las noticias.
A.L.: Llegamos así a Souvenir, la obra que estrenáis en el Teatro Echegaray de Málaga, dentro del proyecto Factoría Echegaray, el próximo 13 de junio.
F.P.: Marte y trece.
A.L.: Ahí, ahí, dando caña. ¿Cómo ha sido la gestación de ese proyecto? Porque tú ahí te estrenas como director.
F.P.: Sí, sí, me estreno como director. Nada, Miguel Gallego contactó conmigo desde Factoría Echegaray cuando se estaba desarrollando este proyecto para contarme que le gustaría contar en él con gente del teatro y con gente de Málaga y yo le dije que sí antes incluso de leer el texto, primero porque me siento afortunado de que se cuente conmigo para una cosa como esta y segundo porque se lleve a cabo en Málaga. La gente no es consciente todavía de lo importante que es esto para la ciudad.
A.L.: El título, Souvenir, no deja de ser irónico porque trata de una persona que no puede olvidar nada.
F.P.: Sí, sí, efectivamente, “souvenir” significa ‘recuerdo’ y la persona tiene el problema de que no puede olvidar. Es una enfermedad que se llama “hipermnesia”. Hay un juego de palabras y hay que venir a ver la obra para comprenderlo. Intentamos ver cómo afectaba eso a su vida.
A.L.: Sí, porque está basado en un caso real.
F.P.: Efectivamente. Se llamó Solomon Shereshevsky y vivió en Rusia en la década de los veinte.
A.L.: Porque, ¿tan malo es conservar los recuerdos?
F.P.: Lo malo de conservar todos los recuerdos es que no te puedes quedar con lo bueno. Inconscientemente, hay un proceso de selección, pero si no olvidamos lo malo, no podemos seguir hacia delante. Si la vida te da un palo gordo, sigues viviendo porque olvidas, pero este hombre no puede hacer eso y su lucha es dura.
A.L.: Pues habrá que venir a verlo, aunque sea martes y trece.
F.P.: Sí, claro, o si no luego, porque la obra va a estar tres semanas.
A.L.: Sí, básicamente las semanas centrales del mes.
F.P.: Y además va a haber funciones de vermut a la una.
A.L.: Habrá que ir, sí.
Y nos despedimos para seguir haciendo alguna foto más en la calle San Agustín, probablemente la más bella de Málaga.
Agradecemos la deferenciia de Fran al recibirnos y contestar nuestras preguntas. Y allí estaré Aforo Libre, como en todas las producciones de la Factoría Echegaray.
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