Entrevista: Alberto Medina | Fotos: web
Con motivo del estreno en Málaga de la obra Peer Gynt, el gran monarca, hemos hablado con su director, el prestigioso Jorge Eines sobre diversos aspectos de la obra representada, de la dirección de teatro y sobre otros temas de interés. Jorge Eines lleva más de treinta años en España y sus tres últimos montajes con su compañía Tejido Abierto Teatro han sido: Tejido Abierto-Tejido Bekcett, Ricardo III de William Shakespeare y 1941 Bodas de Sangre de Federico Garcia Lorca, combinando dicho trabajo con la Escuela de Interpretación Jorge Eines en Madrid.
Aforo Libre: Estamos impacientes por ir al teatro y ver su obra. Con Tejido Abierto dirigió obras de Shakespeare, Lorca o Beckett… y ahora se atreve con Ibsen.
Jorge Eines: Supongo que tiene que ver con las deudas que he contraído a lo largo de mi vida con los textos de ciertos autores. Es un texto que siempre lo tenía por hacer, un texto de una complejidad eterna. El texto lo hemos dividido en dos partes pues es prácticamente imposible llevarlo a cabo en su totalidad. Hasta que no descubrí muchas cosas que están presentes en la obra, la reconversión de la música de Grieg en una música de nuestro tiempo, las situaciones extraídas de la noruega ibseniana a muchas cosas de nuestro tiempo, me di cuenta que el tiempo había llegado
A. F.: Aquí en España se conoce más Peer Gynt por la música de Eduard Grieg ¿por qué incorporar música en esta obra de teatro y porqué tan diferente a la de Grieg?
J. E.: Trabajamos con la partitura de Grieg y se modernizó la partitura. Como nosotros tenemos un procedimiento en los ensayos de elaboración, en el que trabajamos construyendo, la música es un personaje más. Tenía un actor como Agustín López Meseguer que es un intérprete con una gran sensibilidad por la música y especialmente por el piano, que me ha permitido en los ensayos trabajar con él como un maestro de ceremonias en el escenario. Hacemos dos desarrollos de inicio y de final donde articulamos esta música con la de Grieg.
A. F.: Esta obra de teatro ha sido posible gracias a un crowdfunding
J. E.: Sí, porque sino no la podríamos haber hecho. Decidimos que teníamos que salir a buscar a los amigos que nos apoyaran, y la verdad es que los amigos se han portado muy bien pues casi doblamos la cantidad que habíamos previsto. Hoy en día es muy complicado producir teatro. La producción en el teatro está más basada en la rentabilidad, y en nuestro caso no se puede dar. Hay que enfrentarse a una rentabilidad que no sea la económica que desgraciadamente en el teatro manda, pero yo no quiero que mande mi obra creadora, yo quiero ser libre.
A. F.: Porque la libertad viene impuesta tanto por la rentabilidad como por la ley mordaza…
J. E.: Nunca he tenido ningún problema con la ley. Me ha costado mucho asumir por coherencia artística y por muchas otras razones que no me quería dejar censurar por esas nuevas formas de censura como es la rentabilidad.
A. F.: ¿De dónde viene este amor al teatro?
J. E.: Esto es muy largo de contar, tendría que remontar hasta mi mamá que con doce años me llevaba al teatro los sábados por la noche porque mi padre había muerto y alguien tenía que salir con ella. De ahí en adelante van pasando cosas por el lugar que ocupa la literatura en mi vida. Se van dando cruces, encuentros con maestros y con historias que me hicieron elegir al teatro, y ahora intento ser coherente con esta elección,
A. F.: Dirige en Madrid una Escuela de Interpretación
J. E.: Yo soy catedrático de la Real Escuela Superior de Arte Dramático, aunque ya jubilado de la cátedra. Lo único que sé hacer bien es ser un maestro. Como maestro de actores intento trabajar en un ámbito lo más natural posible para lograr el encuentro con el actor.
A. F.: Y cuál es su visión de la dramaturgia del teatro español contemporáneo
J. E.: Es una dramaturgia muy fecunda desde los escritorios pero mucho menos fecunda de la realidad de los escenarios. Los ensayos están todavía muy anticuados. Los autores han abierto sus cabezas, sus cuadernos, sus textos y sus tablets; y los directores están ensayando todavía como el siglo pasado. La articulación del teatro español se está dando por debajo de lo que podría ocurrir. Entre otras cosas por el tema de la rentabilidad, y muchos factores que se podrían analizar. A mi me interesa mucho que la cultura regrese a la gente de otra manera. La gente no va al teatro porque lo han convencido que es otra cosa de lo que realmente es. Hay que ser culto no para ser hermético sino para estar mejor con los demás: cuando alguien más conoce algo, más capaz es de disfrutarlo. La cultura es todavía un espacio prohibido a la mirada y al deseo de la clase proletaria. Se agranda el televisor porque le han convencido que el teatro no es proletario.
A. F.: Un amigo va a comenzar sus estudios de dirección de teatro ¿qué consejos le daría?
J. E.: Le puedo dar varios consejos. Debe entender que dirigir no tiene nada que ver con hablar sino con escuchar. La dirección de actores, el viaje de la puesta en escena,... tiene que cambiar de una vez por todas. Vale muchísimo más la escucha que la palabra. Segundo, tiene que aprender a renunciar a las ideas y aprender a trabajar con realidades. Que no es muy importante lo que pienso en casa, si es muy importante lo que ocurre en el ensayo que es superador de todo el pensamiento. Así al director le permite detectar que teatro ocurre, no lo que ha pensado, y esto tiene que ver con el ensayo. Y la última recomendación que le diría a tu amigo es que la técnica no tiene nada que ver con la copia de la vida sino con la construcción de una otra realidad. No se trata de copiar la vida sino de construir en los ensayos una nueva realidad, una verdad que pueda ser representada.
Agradecemos a Jorge Eines su deferencia hacia nuestra revista y sus lectores y en breve publicaremos otra entrrevista a la actríz malagueña Beatriz Melgares que forma parte del elenco de Peer Gynt, el gran monarca, que puede disfrutarse estos días en el Teatro Echegaray.
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