Entrevista: Manuel Malaka l Fotos: Daniel Pérez. (F.E.)
Este miércoles, 14 de junio, Factoría Echegaray estrena Libidinal, de Lula Amir. Y en Aforo Libre no hemos podido resistir la tentación de charlar un poquito con ella, con Lula, para saber algo más de esta maravillosa artista a la que seguimos y admiramos desde hace años en cada una de sus propuestas.
Aforo Libre: Hola, Lula. Nos alegra poder charlar contigo. Y que hayas encontrado un ratito para nosotros. Estrenas este miércoles 14 Libidinal. ¿Cómo ha nacido este trabajo?
Lula Amir: Nació de a poco, en fases lentas y diversas, hace aproximadamente un año y medio. Empecé escribiendo textos, haciendo lecturas acompañada de amigas y charlando acerca del deseo. Pensar en la energía del deseo, generalmente evoca el imaginario de lo sexual, sensual; pero el deseo está puesto en todo. Así sea con desgana, siempre hacemos para satisfacer un deseo, a veces desdibujado, inoculado. La cosa está en detectar el ritmo en el que deseamos, cómo damos respuesta a ese impulso y su origen.
Satisfacer el deseo de dirigir a cuatro bailarinas y contar con un equipazo detrás de escena, va de la mano con la ayuda a la producción de Factoría Echegaray. Hay proyectos que no son sostenibles si no tenemos los medios. Muchas bailamos/actuamos solas, porque sostener un equipo creativo y mover una pieza grande, es impensable.
A.L.: En esta ocasión te presentas también como directora. ¿Cómo ha sido la experiencia de dirigir?
Lula Amir: Está siendo algo muy bonito, totalmente experimental, un campo de juego y aprendizaje riquísimo. Armar y ordenar las ideas para comunicarlas es una tarea maravillosa siempre, me ayuda mucho a pensar. Ser clara y concisa pero permitir la deriva, requiere entreno. La experiencia de estar totalmente fuera (no ser intérprete), da espacio a ver y cazar en el instante algunas magias que suceden en los procesos de investigación. Eso es un regalo. Cuando tenemos la atención repartida entre demasiados lugares perdemos detalles, se nos escapa lo chiquito, lo que a veces puede transformar una escena. Crear para que desarrollen otras, supone también no dar nada por sentado, defender, negociar, ser generosas, reformular, ser permeables y celosas a la vez, con nuestras ideas.
A.L.: Cuentas en Libidinal también con un bonito equipo a tu alrededor.
L.A.: Si, así es. David Ojeda es quien realiza el diseño lumínico y Daniel Blacksmith compone y produce la música original. Ellos, además de ser excelentes en lo que hacen, me acompañaron con mucha delicadeza, generosidad y paciencia durante el proceso creativo. No es tarea fácil concebir la creación como un híbrido de tres disciplinas y no supeditar una a la otra, no es tarea fácil y menos en cinco semanas, así que nos damos palmaditas en la espalda y confiamos en la evolución del trabajo cuando empiece a rodar.Iro Vasalou es quien hace la asistencia de dirección y un montón de logística. Me acompaña, inspira, aconseja, secunda, propone, problematiza; también delicada, respetuosa y pacientemente.En escena Andrea Muñóz, Paloma Ramos, María Molina y Paula Campos. Cuatro bailarinas generosas, entrañables, entregadas y comprometidas con el trabajo. Nos estamos conociendo mientras todo pasa, y es muy bonito.
A.L.: Háblanos de Libidinal ¿Crees que tiene algo nuevo, diferente de Lula que no habíamos visto antes?
L.A.: Sin duda, y sin pedantería, jeje. Será diferente en tanto que el proceso creativo ha sido diferente a todos los que viví antes. Es mi primera vez dirigiendo, y como te decía, todo es experimental y nuevo para mí.
A.L.: Libidinal nos habla del deseo. ¿Habla también de ti?
L.A.: Una piensa el mundo desde muchas miradas, entre ellas, la propia. La mirada, creo, se construye de vivencias, de lo que registramos, de lo que nos conmueve, importa, marca, a lo que dedicamos nuestra atención, por alguna razón no siempre consciente, ¿no? Entonces entiendo que en todo lo que hago, hablo o pongo de mi, creo que es inevitable. No significa ésto que las obras sean siempre autorreferenciales, o que aparezca en ellas un relato en primera persona, pero sí creo que siempre permea lo que nos compone.
A.L.: Tienes a tus espaldas ya un camino de trabajo y dedicación a las tablas. ¿Qué es hoy para ti la danza?
L.A.: Me gusta que la pregunta sea hoy, porque es verdad que quizá mañana sea otra cosa. Hoy, la danza es parte de lo que hago todos los días, en lo que más tiempo invierto, a lo que más atención dedico. Mi libido está en la danza hoy, en encontrar la calma para relacionarme con esta pasión. La danza siempre ha sido un canal para procesar cosas, acuerpar sin intelectualizar, mover para entender digo, ya no tanto para nombrar, organizar de manera taxonómica, sino pasarlo por el cuerpo, pasar el mejunje que se nos hace la vida a veces y que no siempre se entiende desde el intelecto.
Creo que la danza es un lugar de juego, compromiso, guerra, hastío, existencialismo, amor, vacío, quietud y despegue.
A.L.: Tenemos la costumbre de pedir al entrevistado que nos haga alguna recomendación cultural. ¿Te animas? ¿Algún concierto, libro,… qué te haya sorprendido últimamente?
L.A.: Hace unos días fui a ver Gólosa, la producción anterior a la nuestra, me reí mucho y me pareció buenísima, la recomiendo un montón. Y hace unos meses leí El peligro de estar cuerda de Rosa Montero, es un abracito al corazón de las maniáticas como yo. Fuera de broma, me parece una lectura muy honesta y entrañable acerca de la salud mental y los procesos creativos.
A.L.: Enhorabuena por tu trabajo. Sabes que en Aforo Libre se te quiere, y mucho, y por supuesto, estaremos en el Echegaray este 14 de junio para aplaudir y disfrutar de tu Libidinal. Hay siempre algo mágico en todo lo que tocas, en esta entrevista también. Ha sido un placer, como siempre, charlar contigo.
L.A.: Estoy muy agradecida de este espacio y de que nos apoyéis siempre de manera tan cuidadosa. Gracias, nos vemos pronto!
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