Ene 25 2016

Luz Arcas. La Phármaco. Teatro Cánovas.Aforo Libre tiene la suerte de poder entrevistar hoy a Luz Arcas. La bailarina y coreógrafa malagueña ha sido distinguida recientemente con el premio El Ojo Crítico de RNE de danza al entender el jurado que es "una humanista de las artes escénicas entendiendo el espectáculo como un todo: danza, literatura, pensamiento, teatro". Podremos comprobarlo jueves y viernes en el Teatro Cánovas.

Entrevista: Manuel Malaka | Fotos: Eva Viera y Javier Suárez.

Aforo LibreHola, Luz. Con un  jurado formado por Víctor Ullate, Lola Greco, Olga Pericet, entre otros grandes nombres de la danza en nuestro país, imagino que este premio habrá tenido un significado especial en tu carrera. ¿Qué ha supuesto para ti ganar este nuevo reconocimiento?

Luz Arcas. La Phármaco. Teatro Cánovas.Luz Arcas:  El Ojo Crítico es un premio que me merece mucho respeto, es nacional y las candidaturas son propuestas por el sector, es decir, no puede uno optar o no al premio, presentarse. Así que fue una gran sorpresa, totalmente inesperada. Es un premio con mucha historia, es un honor formar parte de la lista de premiados, es una gran suerte que este año me haya tocado.

Espero, sobre todo, que  ayude a la compañía, que le dé visibilidad y aumenten los apoyos institucionales y el interés del público.

Hay muchas personas implicadas en La Phármaco, personas que han entregado su tiempo y talento a un proyecto que, en sus orígenes era una cuestión, sobre todo, de fe. El mejor premio para todos ellos es que la compañía crezca en cada nuevo proyecto, que las obras tengan una vida larga. El reconocimiento supone la posibilidad de profundizar en una visión del mundo, de ir cada vez más lejos, por eso es tan importante.

A.L.: Tú has nacido en Málaga, y te has formado aquí en tus inicios, para después salir, viajar, y seguir creciendo como artista en distintos lugares  como Bruselas, Ámsterdam o Berlín,  ampliando así tu formación. ¿Qué destacarías de ese proceso? ¿Cómo se forma esta nueva generación de artistas y qué dificultades se encuentran?

L.A.: No sé si mi formación sirve como paradigma, ni sé si existen formaciones paradigmáticas en el arte. Me formé en Málaga, Madrid y después en otros países Europeos, en India, y ahora he estado en Guinea Ecuatorial. Me formé como directora escénica, bailarina y coreógrafa, en varias técnicas y estilos. He aprendido mucho mirando. A los grandes maestros los he tenido que leer, como la mayoría, o ver desde el patio de butacas, en el mejor de los casos.
Es tan importante una clase técnica como la lectura, el cine, las conversaciones. Hay que ir mucho al teatro, hay que estar vivo también. Aún así, creo que lo más importante es mirar. Mirarlo todo.
Creo que para ser un artista de verdad primero hay que decidirlo. Parece una obviedad pero esto no es fácil en nuestro mundo, en el que el arte es una afición a la que accede cualquiera. Pero ser artista es otra cosa, es una profesión muy difícil, apasionante y vocacional, pero llena de renuncias. La primera dificultad es la decisión. A partir de ahí todas las dificultades del mundo, que sólo se superan volviendo a decidirlo cada segundo de tu vida.

A.L.: Viajas mucho pero siempre vuelves a Málaga desde hace ya algunos años. ¿Cómo ves la ciudad a nivel cultural? ¿Crees que se cuida y se impulsa la cultura en nuestra ciudad?

Luz Arcas. La Phármaco. Teatro Cánovas.L.A.: Creo que Málaga se encuentra en un gran momento en este sentido. Quizás de momento se refleje sobre todo en la cultura oficial, que es lo más llamativo y la gran apuesta institucional. Pero que la cultura oficial crezca favorece el surgimiento de un tejido más profundo, alternativo o paralelo, que es donde realmente pasan las cosas importantes, aunque sea de más difícil acceso. Desde hace ya algunos años pienso que Málaga va a ser una de las protagonistas de la vida cultural y artística española, y quizás también un lugar de referencia internacional. Creo que, por tradición, por historia, las artes escénicas tendrán un papel principal. La cantera de artistas escénicos en Málaga es enorme. Y personalmente, pienso que un Centro Coreográfico sería una inversión que colocaría a la ciudad en un lugar estratégico.

A.L.: En diciembre se creó la plataforma de trabajadores escénicos de Málaga, TEMA. En ella se presentaron algunas demandas con el fin de mejorar las condiciones en las que trabaja el colectivo. ¿Qué opinión tienes al respecto?

L.A.:  La verdad es que sólo he podido leer el manifiesto y algunos escritos, es decir, no he estado en Málaga para asistir personalmente, pero pienso que la iniciativa es necesaria y está muy bien orientada: ataca el problema de la ausencia de público, y esto es muy acertado, y también lo es la reivindicación de la participación del sector en la programación y la gestión. Que exista una plataforma que exponga, debata y luche por los derechos de un gremio tan precario, tan maltratado y frágil sólo puede ser bueno.

Luz Arcas. La Phármaco. Teatro Cánovas.Todo nace del problema de siempre: que en este país se piensa que un artista no es un trabajador. Y también que la cultura o el arte son lujos que pueden permitirse unas élites intelectuales y económicas. El arte es un derecho de cualquier ciudadano, y el sistema tiene a su vez el deber de facilitárselo, de informarle, y de plantear estrategias serias y a largo, medio y corto plazo para que pueda disfrutarlo. Ya no vale la excusa del nivel cultural bajo. Si para algo ha servido la democratización de la información en la red, es justo para rebajar las diferencias culturales. Lo demás, en fin, es entretenimiento. Sí, quedan muchas cosas por las que luchar y parece que la gente tiene más fuerza que nunca.

A.L.: Imagino que en tu inquietud por aprender habrás buscado en otros hasta crear tu propio estilo. Has dirigido obras de Pier Paolo Pasolini, "Les enfants terribles", de Jean Cocteau, o de Carl Orff. ¿Quiénes inspiran a Luz Arcas? ¿Dónde encuentras la inspiración para tus creaciones?

L.A.:  Todas las obras nacen del mismo sitio, es decir, siempre he pensado que un artista sólo tiene una cosa que decirle al mundo, y que se pasa toda la vida intentando hacerlo.
Cada proyecto es un paso más, es acercarse a esta intuición, difusa, que parece concretarse de repente, en una obra literaria, en una anécdota de la propia vida o en un personaje histórico, como es el caso de nuestra nueva creación.
Cuando nos enfrentamos a Beckett para crear La voz de nunca, fue porque el autor nos decía algo que necesitábamos oír, para apropiárnoslo y contárselo a los demás, a nuestra manera.
Los que nos inspiran lo hacen porque nos hablan en un idioma que comprendemos.

A.L.: En tu amplia formación también se incluye el flamenco. ¿Qué opinión te merece?

Luz Arcas. La Phármaco. Teatro Cánovas.L.A.:  Me interesa el flamenco como me interesa nuestro folklore (del que el flamenco es sólo una pequeña parte), y el folklore en general. Me interesa porque conserva el sentido original del baile, su raíz ceremonial, su estar entre dos mundos, entre la carne y lo invisible. La exposición del cuerpo, el sacrificio, el espectáculo y la fiesta. Lo trascendente sucede en el folklore simplemente porque el cuerpo está presente, más que nunca, como elemento sagrado.

A.L.: La danza no para de evolucionar y se reinventa cada día. En el premio se destacaba literalmente tu "especial manera de expresar la música a través del movimiento" y que has abierto "nuevos caminos expresivos a la danza". ¿ Cómo nos definirías tú esos nuevos caminos?

L.A.:  En La Phármaco pretendemos devolverle a la danza su papel principal en la sociedad. Queremos que el público necesite ir al teatro a ver danza. La danza como revulsivo para la transformación, para la reflexión, donde se celebra la existencia humana, sus contradicciones y su insignificancia, donde la belleza y el dolor pueden encarnarse en un mismo gesto.
Pensamos que la poca repercusión de la danza tiene que ver con que algunos aspectos han estado bastante descuidados. Por ejemplo, reivindicamos la capacidad de la danza de abordar grandes temas o inspirarse en obras universales. Hasta ahora la danza contemporánea se ha movido, casi siempre, en ámbitos abstractos, conceptuales o autobiográficos.
También queremos liberar la forma. En danza hay un eterno conflicto entre las propuestas virtuosas y las posmodernas, que huyen del exhibicionismo técnico. Nosotros no entramos en esta lucha, creemos que hay un universo gestual infinito y deseando ser explorado, donde el virtuosismo está, pero al servicio del mensaje. Intentamos que la iconografía no nazca de la academia, sino que parta de la vida misma. La danza no esconde lo humano, sino que lo revela.

A.L.: En tu opinión ¿En qué situación se encuentra la danza contemporánea hoy y cuales crees que son sus principales enemigos?

L.A.: Creo que la danza está en un gran momento. Hay una generación de coreógrafos muy comprometida y concienciada de que hay mucho por hacer. El gran problema, el gran objetivo: la creación de público.

Luz Arcas. La Phármaco. Teatro Cánovas.A.L.: Fundas en 2009, la compañía de danza contemporánea La Phármaco que traes a Málaga este jueves y viernes, con una obra que ya ha sido reconocida con el Premio Intérprete Femenina de Danza de los III Premios de Teatro Andaluz, concedidos por la Asociación de las Artes Escénicas de Andalucía . El jurado ha reconocido tu actuación en el espectáculo ‘La voz de nunca’ ¿Qué nos puedes adelantar de esta obra que pondrás sobre las tablas del Teatro Cánovas?

L.A.:  La voz de nunca es una obra total, donde confluye el movimiento, la palabra, la música, los objetos…  en ella se abrazan el teatro, la danza, la música.  Está inspirada en Esperando a Godot, de S. Beckett y quiere ser una reflexión violenta, muy física, muy plástica y poética, directa e inmediata, de la condición humana.  Es una ceremonia donde se celebra la insignificancia a la manera beckettiana: esencialmente trágica y terriblemente cómica.
La música ha sido compuesta por Carlos González y la interpreta él mismo en directo, con un piano. La presencia del pianista le da a todo un ambiente de cine mudo, tan admirado por Beckett que incluso se atrevió a dirigirlo. El elenco, Begoña Quiñones, Juan Manuel Ramírez e Ignacio Jiménez y yo misma, tiene una concentración muy peculiar, a medio camino entre la danza y el teatro, porque son los personajes, y no nosotros mismos, los que bailamos.
Abraham Gragera, co-director y dramaturgo y yo hemos querido hacer bailar al Beckett que dice “yo sólo soy hombre y todo lo demás es divino”, su metafísica y su folklore, su soledad y su liturgia del deseo.

Luz Arcas. La Phármaco. Teatro Cánovas.

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