Texto: Mariola Aguilar l Fotos: Fran Hernández
Botánico, legado y deleite.Hablar del Jardín Botánico-Histórico de La Concepción supone acercarnos a la familia Loring-Heredia, a los Echevarria-Echevarrieta, a la Málaga industrial decimonónica, a los cambios políticos de la época, a tertulias en sus salones, al creciente interés por la Botánica, al gusto por la Arqueología y los libros, a las fundiciones de hierro, a los encuentros con artistas. Pero, sobre todo, supone desconectar de nuestra cotidianeidad e invitar a nuestros sentidos al deleite.
Antes de adentrarnos en el Jardín, te propongo una parada en la segunda planta del Museo de Málaga (Aduana) donde, silente y discreta, acoge al visitante la colección loringiana. Una discreción que en su momento no fue tal, ya que esta colección de piezas arqueológicas llegó a dar a conocer la finca de La Concepción en los círculos europeos más cultivados. Iniciada a partir de la compra de las tablas de cobre de la Lex Flavia Malacitana y la Lex Salpensana en 1852, encontradas casualmente en los tejares de El Ejido y rescatadas de una fundición inminente, el matrimonio Loring-Heredia comienza a hacerse con piezas de las excavaciones de Cartima, completándola con la compra de la colección del Marqués de Villaceballos en 1892.
A partir del mosaico romano con los trabajos de Hércules hallado en una vivienda de Cártama, el matrimonio manda construir un templete clásico siguiendo las medidas de dicho mosaico que ocuparía su suelo. Los marqueses hicieron venir desde Roma a Luigi Leonini, experto que se encargó de la restauración del hallazgo romano, mostrando la importancia que los Loring-Heredia daban a la recuperación del pasado. La edificación fue albergando las adquisiciones que la joven pareja comenzaron a comprar. Curiosamente, era ese pequeño edificio el que se podía ver desde la ciudad, así como las piezas que custodiaba colocadas en su exterior, siendo una muestra del valor de la Cultura como carta de presentación de los Loring-Heredia, frente a cualquier tipo de ostentación de fortuna. Rodríguez Berlanga se encargó de hacer el catálogo de la colección, dejando constancia no sólo de Jorge Loring como promotor, sino dándole a Amalia Heredia un lugar clave en la adquisición y conservación de las piezas.
Una vez que nos adentramos en el Jardín Botánico-Histórico de la Concepción es fácil imaginar la Málaga burguesa del s. XIX convertida en centro de atracción de extranjeros en busca de fortuna en ámbitos tan dispares como la banca, la industria o el comercio. Justamente, estos tres sectores van a estar unidos por los nombres de tres familias claves en la sociedad del momento: los Larios, los Loring y los Heredia, conocidos como la oligarquía de la Alameda, por ser este enclave su lugar de residencia. En 1850, dos de estas ricas familias se unen al contraer matrimonio Amalia Heredia y Jorge Loring. Ellos van a ser los protagonistas de la primera etapa de la finca de La Concepción, adquirida en 1855.
Es fácil imaginar el atractivo de esta pareja que se convierten en referentes sociales del momento: Jorge Loring es hijo de un capitán de marina, siendo el tercero de nueve hermanos. Su curriculum no deja nada qué desear: estudia Ingeniería en EEUU y al volver a Málaga y tras contraer matrimonio con Amalia Heredia, ocupa un puesto como directivo de la Sociedad Económica de Amigos del País, es Presidente de la Comisión de Comerciantes y diputado a Cortes, Vicepresidente de la Cámara de Comercio, Fundador del diario El Correo de Andalucía. En 1853 crea la Biblioteca de la Sociedad Económica, adquiriendo alrededor de 6000 volúmenes. Impulsa la Caja de Ahorros y Monte de Piedad y en 1856 funda el Banco de Málaga junto a Heredia y Larios. También tuvo un papel importante en la instalación del Hospital Provincial de Málaga. Constituyó una sociedad con Larios y Heredia para unir por línea férrea Málaga y Córdoba. Elegido diputado por Málaga en varias ocasiones desde mayo de 1857 a 1876 y senador vitalicio en 1892. Además, se anticipó a lo que llegaría años después y tuvo la idea de convertir Málaga en una ciudad de invierno adelantándose 40 años al inicio del turismo, pero, eso sí, con la condición de mejorar la limpieza y construir más jardínes y paseos (¿nos suena?).
Y si la trayectoria de Jorge Loring fue brillante, no hacía sombra a la de Amalia Heredia quien va a destacar por su amplia cultura y su sensibilidad. A ella se debe la adquisición de la colección loringiana y la creación del Jardín, aunque es importante destacar la participación de su marido en diferentes tareas de ingeniería como la construcción de puentes, los movimientos de tierra, canalizaciones, estanques, albercas, pérgolas o elementos decorativos. Volviendo a Amalia, va a ser socia fundadora de la Real Sociedad Española de Historia Natural y Dama de la Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa. Financió el Hospital de San Julián, puso la primera piedra del Hospital Civil en 1862 y fundó el Colegio de la Asunción, dándole una gran importancia a la educación de las jóvenes como fórmula de progreso y pensando que les transmitirían posteriormente esas enseñanzas a sus hijos.
Presentados ya nuestros principales protagonistas, es fácil imaginar tertulias políticas en sus salones -en las que participaba activamente Amalia Heredia- donde se debatía el futuro del país con políticos como Cánovas del Castillo o Francisco Silvela, la visita de Alfonso XII o Isabel de Austria (Sisi Emperatriz de incógnito por la ciudad) o las tardes de teatro al aire libre.
Es fácil imaginar las tardes de lectura en la biblioteca personal de la pareja que albergaba incunables y libros de Plurtarco, Santo Tomás o Bocaccio.
Es fácil imaginar el valor que se daba a los jardínes, al pasajismo y a la colección de plantas, encontrándose en la finca hasta 220 especies exóticas e introduciendo los Loring-Heredia hasta 19 especies vegetales únicas, siendo adquiridas en viveros españoles y europeos, a pesar de que la leyenda popular cuenta que fueron plantas traídas por los barcos de la familia Heredia o recopiladas durante su viaje de novios.
Es fácil imaginar el curso de la historia cuando, tras la muerte de Jorge y Amalia y con una fortuna mermada por la crisis de final de siglo, su heredera vende la finca a los Echevarria-Echevarrieta por 90.000 pesetas, utilizándola como residencia de invierno. Contaban las crónicas de la época que se cerraba un ciclo de privacidad de la finca y se abría otro de apertura, permitiendo la entrada a quien lo solicitara.
Es fácil imaginar entonces las veladas con artistas de la talla de Iturrino o Darío de Regoyos, quienes presenciaron la ampliación del Jardín con parterres, estanques y cascadas y la construcción del Mirador.
Es fácil imaginar bajo los plátanos centenarios, las araucarias inmensas o los ficus poderosos cómo era la vida en otras épocas de esplendor, si estabas en el lado esplendoroso.
Es difícil imaginar cerrar el día y dejar atrás una Naturaleza exuberante que envuelve a cada paso para volver imaginar y sentir a ritmo de nuestro siglo.
GPS: 36º 45' 37.06'' N - 4º 25' 33.00'' O.
Si quieres saber más sobre el Jardín, sobre todo, visítalo y vívelo, pero también puedes hacerte Amiga o Amigo del Jardín o consultar la siguiente bibliografía:
Lasso de la Vega, B. Plantas y jardines en la Málaga del siglo XIX. El caso singular de la Hacienda La Concepción. Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga. 2017.
Camacho, R. Guía histórico-artística de Málaga. Ed. Arguval. 2006.
Ramos, E. Amalia Heredia Livermore. Marquesa de Casa-Loring. Colección Atenea. Servicio de Publicaciones y Divulgación de la Universidad de Málaga. 2004.
Y muchos artículos más…
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