Texto: Lugomer | Esculturas: Fernando Robles | Fotos de las obras: Gonzalo de las Cuevas
Aniversario de la ejecución de Ken Saro-Wiwa y ocho miembros de la tribu de los Ogonis en Níger, en noviembre de 1995, por defender sus tierras ancestrales de la usurpación y la destrucción para la explotación de hidrocarburos. Poema y obra escultórica en homenaje a su memoria y para que nadie olvide como funcionan las cosas en esta sociedad nuestra.
Kenule "Ken" Beeson Saro-Wiwa fue un escritor, productor de televisión y activista nigeriano que fue ejecutado en noviembre de 1995 por la dictadura del general Sani Abacha, que gobernaba entonces Nigeria, tras sus protestas contra el desastre ecológico causado por la compañía petrolera europea Shell, fruto de los acuerdos del gobierno corrupto y la insensibilidad absoluta y la avaricia sin límites de la multinacional.
Traemos aquí en su homenaje una elegía en forma de poema y de la obra escultórica de Fernando Robles, agrupada en su colección Cabecedario, para que no se olvide.
Sangre en el delta del Níger
Lágrimas en los cinco continentes
Hay patíbulos de legalidad energética
Justicia bien pagada con pagarés del tesoro pirata
Tesoro de oro negro
Monopolio de expolios de Selvas
Las leyes humanas se consumen bajo el pie
de las leyes por decreto
El petróleo abrasa las entrañas de la gente
y el gas impide pensar
El gobierno de arlequines trama el drama
Un gobierno de marote y guiñol
movido por gráciles dedos bastardos
desde muchos confines planetarios a salvo de revueltas populares
Un gobierno que lava sus manos ensangrentadas
en orinales de maletines millonarios
Y millones de siglas de organismos internacionales
sacuden la caspa de las hombreras de las petroleras
El banco mundial cultiva caspa y cerumen
con que tapar ojos y oídos
Caspa de bosques arrasados
Cerumen de cordilleras dinamitadas
Caspa y cerumen de aguas con natas negras en sus ríos
Y un gobierno de papel maché
continúa tejiendo su dramaturgia y su fanfarria
con los cabellos ensortijados de inocentes
que intercambian palabras de justicia por sentencias de pena capital
dictadas desde asambleas de socios de multinacional comparsera eterea.
Hay sangre en el delta del Níger
Y lágrimas en los cinco continentes
Pocas
“Las justas”
Ken Saro-Wiwa cuelga aún
Ocho Ogonis Hombres justos Cuelgan aún
Sus imágenes perdurarán en las mentes
de los asesinos con carnet de gobernantes
de los asesinos con carnet de productores honrados
Sus imágenes restañarán en las mentes
de los asesinos con carnet de foros mundiales
de los asesinos con carnet de ignorancia exculpadora
Hay sangre en los teléfonos de quienes no llamaron
Hay sangre en las manos que se estrecharon tras la firma
Hay sangre en los conciliábulos de todas las Iglesias
que no luchan por los no bautizados
Hay sangre en cada uno de nuestros recargados depósitos
Todos aquellos que callan
regalan sudarios de palabras omitidas
a Ogonis, serafines sojuzgados
Todos aquellos que callan
regalan silos aciagos a quienes
con sus fanfarrias cizañeras
reparten horcas como subsidio de étnias casi extintas
El dios dinero
utiliza las cabezas de los gobernantes
como muletas de estiércol para pasar sobre la gente
Como columpio donde exhibir escarmientos ejemplares
ante internacionales miradas legañosas
Subterfugios de improperios
Hay sangre en el delta del Níger
y miles de millones de dedos aprietan botones
Cambian a los canales de goles y reality sin show
de los últimos estafadores de moda
Héroes nacionales hiperhipotecados
Hay personas que necesitan comprarse un cuento
y prestarse oportunidades de tener alguna experiencia
Alterar sus monótonas existencias
un instante
levantando sepulcros de actitudes impasibles
destruyendo vida
incendiando artes y letras
o ahorcando conciencias
Allá donde no llegan las palabras
ni las voces
ni los ecos
Allá donde duermen los energúmenos
y mueren los prolegómenos
son necesarias menos leyendas en que creer
mas vivencias reales por las que luchar
Seres
un poco mas
a la ligera
Allá donde se mendigan palabras
de caramelos de amaneceres y atardeceres de ideas nuevas
la noche delata y el día se desvanece con fiebres negras
Y acá
donde los cerebros se esconden tras muros infranqueables de inopia
el lamento Ogoni te inmiscuye
y sientes la necesidad de volverles el resguardo de la frontal
Como otros muchos que han dado la cara
y la han perdido para siempre
Hay sangre en el delta del Níger
Ken Saro-Wiwa ha sido ejecutado
Ocho Ogonis -hombres justos- cuelgan aún
y sus palabras rompieron fronteras
Llegaron a pocos oídos
“Los justos”
Se grabaron a sangre y fuego en muchos bulbos raquídeos
Lloren los cinco continentes