Jun 6 2021

Nuestra parte de noche, Mariana Enríquez, Editorial Anagrama, Premio Herralde, Los peligros de fumar en la cama,Texto: Javier Titos García | Fotos: web y  Editorial Anagrama

Es una novela difícil de abandonar, que engancha, sometiendo al lector que sea amante del género a una experiencia terrorífica y por momentos mórbida

La escritora argentina se posiciona a la cabeza de una revolución literaria latinoamericana, en la que el terror y lo fantástico se funden con la violencia de los acontecimientos, sociales y políticos, de las últimas cinco décadas de una parte del continente que acusa unas heridas desproporcionadas que parecen no cerrarse nunca.

Han pasado dos años desde que en 2019 Mariana Enríquez ganara el Premio Herralde y el de la Crítica con esta novela. A día de hoy, queda claro que un nuevo movimiento se fragua en las letras de los países hispanoamericanos, y que está encabezado, sobre todo, por mujeres. La crueldad, la violencia, el miedo y unos testimonios terriblemente crudos sobre las realidades sociales conflictivas de algunas de las latitudes desde las que se escribe, son las señas de identidad y los elementos que ligan perfectamente con un terror literario cuya principal fuerza motriz es la maldad del ser humano y su análisis.

Nuestra parte de noche, Mariana Enríquez, Editorial Anagrama, Premio Herralde, Los peligros de fumar en la cama,Además de Mariana Enríquez están también Mónica Ojeda, Samanta Schweblin o Giovanna Rivero. Pero es la bonaerense la que con esta novela, y sus dos libros de relatos anteriores, Los peligros de fumar en la cama (Anagrama 2009) y Cosas que perdimos en el fuego (Anagrama 2016), la que en mi humilde opinión está alcanzando unas cotas de reconocimiento acordes con la calidad del material que entrega, y que tanto crítica como público están sabiendo reconocer.

Nuestra parte de noche es literatura de género, una historia de terror que cumple con un gusto y rigor militantes con las reglas de juego de esa disciplina narrativa. Lo que habita Nuestra parte de la noche ya estaba en los dos anteriores libros de relatos de Mariana Enríquez, sendos compendios de terror y violencias que bebían en lo literario, sin disimulo, de Lovecraft, Stephen King o Clive Barker, pero también del rock y el cine. Pero con esta novela hay un salto en el que la autora asume sin complejos algunos de los modelos y tópicos del gótico más popular, la recreación de una mitología ocultista con la que juega a preñar de tinieblas las sombras más oscuras de la ya tenebrosa de por sí historia reciente de Argentina, en este caso la última dictadura que sufrió el país.

Es una novela difícil de abandonar, que engancha, sometiendo al lector que sea amante del género a una experiencia terrorífica y por momentos mórbida. Pero su principal virtud es que es capaz, igualmente, de atrapar a aquellos que no tengan entre sus lecturas de cabecera aquellas que discurran por los parajes del terror y lo grotesco. En una época en la que tan de moda están los libros de pocas páginas, se agradecen aventuras editoriales en las que se premia un trabajo extenso en el que no sobra ni falta nada, de esos que agarran al lector por el pescuezo, sin compasión, porque explora una maldad verídica y transforma lo fantástico en veraz haciendo que funcione en sintonía con algunas de las barbaridades más crueles de las que el ser humano ha sido capaz de llevar a cabo en nombre de lo que, en cada momento, le haya venido en gana vender para justificar cada barbarie.

Nuestra parte de noche es la historia de un niño y su padre recorriendo Argentina con un trasfondo político y ocultista. Hay tiempo para la inmersión en las relaciones paterno-filiares, la oscuridad que habita en cada uno de nosotros, el deseo, la sensualidad, la herencia personal física y psíquica, la muerte, el poder y la espiritualidad. La argentina desarrolla, con un saber hacer de relojero, una Nuestra parte de noche, Mariana Enríquez, Editorial Anagrama, Premio Herralde, Los peligros de fumar en la cama,historia sobre clanes de poderosos que desde antiguo se las apañan para permanecer en lo más alto de la pirámide social ayudándose de conocimientos y religiones primigenias. Y todo perfectamente encapsulado en una realidad que por momentos es más terrorífica que los propios elementos clásicos del tema fantástico que trata. Ahí está lo verdaderamente perturbador, en que por encima de entidades incorpóreas, chamanes, brujos y rituales, el pánico lo proyecta en mayor medida la brutalidad de unos seres humanos que encienden unos fuegos en su alma que deslumbran al resto de participantes en el desfile de situaciones perturbadoras. Además, Enríquez maneja los tiempos y las formas con tino, no explicándolo todo, no mostrando cada detalle, porque hay más horror en lo que se deja a la imaginación que lo que se comenta de forma explícita. E incluso así hay momentos en que la narración se vuelve visceral, gráfica y repulsiva; pero en ese equilibrio que maneja la autora reside el éxito de una novela que destila por igual luz y oscuridad.

Es una historia sobre rancias herencias familiares y el légamo con el que cubren a sus descendencias. Sobre la crueldad que se necesita ejercer para habitar y sobrevivir en ciertas regiones del mundo y en determinados periodos de tiempo. Es una novela sobre el Poder y el deseo incontrolable, poliédrico, que lo mismo va de la mano de la virtud que de la barbaridad. También habla de la amistad y del amor. Pero sobre todo creo que es una novela que trata sobre la profanación de un país, del alma humana, de los cuerpos de los desaparecidos, violados, torturados; y en gran medida se hace con morbo, pero tan minuciosamente que ayuda a que la novela te atrape sin pensar en ningún momento que el exhibicionismo de la violencia, que a veces puede resultar gratuito, tenga algo que ver. Es una historia que funciona fantásticamente bien al radiografiar a aquellas almas pilotadas por mentes quebradas, poderosos personajes ficticios que sin duda han existido con otros nombres, en una tierra en la que la escritora constantemente te hace pensar que con solo cavar un poco, en multitud de lugares, se pueden encontrar huesos de personas que sufrieron lo indecible antes de morir, y que sus allegados aún siguen buscando.

Nuestra parte de noche, Mariana Enríquez, Editorial Anagrama, Premio Herralde, Los peligros de fumar en la cama,

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