Ene 15 2020

Null Island, Javier Moreno, Editorial Candaya,Texto: Javier Titos García | Fotos: Facebook del autor y foto libro Web Editorial Candaya.

El escritor murciano entrega una novela corta con muy mala leche en la que el narrador ejerce de sicario de sí mismo, a tiros con lo propio y lo ajeno, en un mundo contemporáneo que el novelista analiza a través de la mirada de un protagonista que no cae bien porque no le da la gana y que es hijo de la sociedad que lo ha parido, en una historia repleta de acertadísimos guiños a la cultura y la filosofía.

Javier Moreno es ya un escritor consolidado en el panorama literario nacional con el aval de figuras como Enrique Vila-Matas, Vicente Mora o Agustín Fernández-Mallo, y la Editorial Candaya, en su encomiable labor por hacer posible que voces alternativas al ruido narrativo al que las propuestas más comerciales nos condenan, pone a nuestra disposición su último trabajo que es corto como un chupito de potente licor y demoledor como una patada en los dientes.

Cuando introducimos las coordenadas, erróneas, cero grados latitud Norte y Sur, cero grados longitud Este y Oeste, el buscador de Google Maps nos remite a Null Island, ese lugar imaginario situado en el Golfo de Guinea; algo así como el origen de coordenadas de la superficie terrestre. Pero Null Island puede ser también cualquier parte del mundo, un momento concreto en la vida de una persona desubicada, perdida en sí misma. En su novela el autor murciano afincado en Madrid Null Island, Javier Moreno, Editorial Candaya,toma como premisa de la trama la impotencia sexual de un escritor que funciona como metáfora de su propia imposibilidad para escribir. El protagonista del libro pierde  su capacidad de erección y a partir de ese momento la historia se  desarrolla entre tintes casi policiacos en los que el protagonista trata de poner en relación ese hecho con otras circunstancias de su existencia: su relación de pareja, su forma de enfrentarse al mundo y a su propia literatura. El escritor está empeñado en parir una obra sin personajes y sospecha que en ese ejercicio creativo puede residir la explicación a su repentina impotencia. Pero aparecen otras causas en los devaneos mentales que el narrador va deshojando para el lector con una total transparencia: la edad, la falta de deseo, la rutina, la desgana de habitar un mundo al que le cuesta horrores enfrentarse si no puede escribir. Hilvanando la historia Javier Moreno transita en las páginas de su retoño literario por lo psicológico y lo sociológico desarrollando un fresco incómodo pero terriblemente lúcido de la literatura en la edad de las redes sociales.

Gracias a los Santos Mártires de la Literatura se siguen editando libros que no son para todos los públicos, así los lectores de vocación patológica podemos disfrutar de visiones no manipuladas por el mundillo editorial más comercial. Los encargados de Candaya sin duda lo saben y de ahí su apuesta por poner en su parrilla de lanzamientos propuestas interesantes alejadas de los gustos que más venden. Para leer a Javier Moreno hay que zambullirse en su prosa firme y visceral, de verbo ágil y lenguaje rico, dispuestos a recibir las cargas de profundidad que, con fantástica mala hostia, deja para aquellos que acepten el reto de perderse por unas horas en una novela con una trama que huye de artificios, pero que no cae en lugares comunes y que huye de giros excéntricos y efectistas funcionando como un perfecto espejo de la sociedad y los personajes que describe, afrontando interrogantes enriquecedores a la hora de poner sobre la mesa el personaje la posibilidad de escribir una novela absolutamente democrática, con la impotencia sexual como metáfora del eterno querer y no poder, para saltar al no querer y sin embargo poderlo todo. Hay una reconocible épica de lo pequeño, de lo mínimo, en las páginas de Null Island. Es un libro con fuerza que invita a reflexionar, y eso siempre es una buena noticia en los tiempos que corren.


 

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