Texto: José Antonio Triguero | Fotos: webs de los artistas
El mal de Tourette. Síndrome de Tourette (ST). Trastorno genético. El músculo involuntario. La compulsión fonética. Algo que escapa a nuestro control. Tics que funcionan igual en un universo paralelo, cósmico y micro-orgánico. Si la vida es repetición, el mal de Tourette es la rebelión de lo biológico. El mal de Tourette es una actitud impropia. Lucha entre dos o más mundos, dos o más condiciones.
El mal de Tourette espeta en la programación cultural de la ciudad de Málaga una moraga de poesía y escenario. En dos entregas, hemos podido ver que los criterios de programación tienen más que ver con el contenido que con el contintente. La industria cultural cree que esto es imposible. No lo es. Para muestra un botón en el Teatro Cánovas. En cada ocasión, el protocolo cambia, no hay una línea clara que no sea la palabra y la escena. Bajo ese manto, la pelota está en el tejado de los poetas.
Mañana, viernes 15 de abril, a las 21 horas en el Teatro Cánovas, nuevo programa triple de El mal de Tourette. María Eloy-García. Su último libro, el delicioso "Cuánto dura cuánto", se ha editado dos veces y sigue despertando interés. Manuel Vilas. Referencia indiscutible del género en la actualidad. Visor ha publicado "Amor: Poesía reunida". Miguel Zurita y Vicente Ortiz. Poetas de la escena. Organizan el ciclo. Estreno absoluto de "Sueltos. Gasolina".
Programa inmejorable. Quizá sea el punto álgido del ciclo. La velada de las veladas. María Eloy-García es poeta de la tierra. Su modo de recitar es muy particular. Suscita percepciones. Muy aconsejable. Manuel Vilas es el poeta de moda. Obligado conocerle. Y de regalo, un estreno. "Sueltos. Gasolina" es un espectáculo poético con música en directo. Juanlu Gutiérrez, compositor y guitarrista. Damián Fernández, a la batería. Con una puesta en escena multimedia. Imágenes del artista John Merino.
En la edición de este año, el mal de Tourette celebra el 20 aniversario del Teatro Cánovas. El ciclo se inauguró el jueves 10 de febrero y durará hasta el mes de mayo de este año. Ponerse al día sobre polipoesía, perfopoesía o poesía escénica es lo que toca. O si se quiere, como explicaron los organizadores en su día, poesía pública. Músicas, canciones, versos, nuevas tecnologías o puestas en escena reivindican la poesía en lo cotidiano.
La primera sesión de El mal de Tourette, fue triple
Jueves, 10 de Febrero.
Camilo de Ory
A Camilo de Ory le tocó inaugurar el ciclo. La actitud irreverente. El verbo saltarín. La sonrisa irónica y el sarcasmo serio. Poeta en sus versos y también en sus greguerías, auroras fugaces donde el frikismo se vuelve caleidoscópico y provocador. Mucho ritmo demostró en el que era su estreno en las tablas. Las pisó bien. Explicó que él no era actor. Verdad. Eso, y cómo se desenvolvió en escena, provocó que algunos creyeran que sí que lo era. Mentira. Es un teatrero. Aquí mentira y verdad son la misma cosa. Lo diré pronto para quitármelo de encima. Fue lo mejor de la velada poética.
El segundo en lid fue Francisco Blonde. Australian Nixon. O lo que es lo mismo, Francisco Nixon también llamado Fernández, ex- Australian Blonde. Llegó con la guitarra a cuestas, como quien va a tocar en la calle. Se tomó su tiempo para conectar la guitarra y prepararse. La guitarra algo desafinada. El lado desmadejado del pop elegante. Indie Desnudo. Hambriento. Vagabundo. Canciones con cursilería sin disimular. Valor. La sinceridad extrema. Contrastes entre lo ridículo y la emoción directa. Todo lo dice en serio. Pero resulta increíble. Todos tenemos un lado ruborizante. Un nuevo concepto de salir del armario.
Y para terminar, ese día, despidieron la primera inmersión en El mal de Tourette, la pareja que se hace llamar AFTERPOP. Los escritores Agustín Fernández Mallo (Postpoesía, Joan Fontaine Odisea, Nocilla Dream, Nocilla Experience, Nocilla Lab) y Eloy Fernández Porta (Afterpop, Homo Sampler, Eros. La superproducción de los afectos) presentaron un espectáculo de spoken word -palabra hablada—, con música e imágenes. Como escritores son sorprendentes. Pero el acting, la puesta en escena y el seudo-rapeo es ochentero. Lo juro por Aviador Dro. En cuanto a las imágenes, las hay sugerentes. Otras son mero acompañamiento.
Después de esa primera noche, en la que se mostraron tres maneras de encarar el hecho poético y la comunicación con los espectadores, parecía que quedaban encarrilados los senderos por donde se movería El mal de Tourette. Pero no.
Segundo día. Tony Zenet, Taboada, Viana y Laguna.
Miércoles, 23 febrero.
El pasado miércoles 23 Febrero, el Teatro Cánovas recibía a Tony Zenet. El cantante, al que le mueve la poesía, se puso frente al público con "De la eSe a la Zeta" (una experiencia de cante y confección)" y se echó a la espalda la tarea de explicar, más o menos, el proceso por el que una letra de Laguna se convierte en canción, a través de Viana y Taboada. Todos en el escenario. El poeta no tiene precísamente un ego demasiado escénico. La puesta en escena de Julio Fraga colocó a Laguna al fondo del escenario. Castigado. Todo un acierto. Aún así la presencia de las musas se hicieron notar. Lo mejor, la experiencia. Zenet le echó valor. Cogió el micro y condujo a la gente a su terreno. Improvisaba. Dos cosas para el recuerdo: la sintonía entre Javier Viana y el propio Zenet (los dos con más tablas) y la versatilidad de Taboada a la hora de poner músicas diferentes a una misma letra. Zenet disfruta. Navega entre las notas de la guitarra. Una noche emocionante.