Texto: Isabel Bono. Fotos: web
Me habría gustado empezar diciendo que Peter Stamm es mi segundo escritor noruego favorito, pero es suizo. Me habría gustado decir que Siete años (Acantilado, 2011), su última novela publicada en España, se lee en siete minutos, pero nunca he tardado más en leer un libro, nunca lo he estirado tanto para que no acabase.
Me daba igual cómo terminara, a qué mujer elegiría finalmente el protagonista, porque con Stamm nunca hay final que valga. Digo “su protagonista” y sonrío de medio lado. No creo que Alex sea protagonista ni de su propia vida.
Qué solo está, pienso. Y qué solas sus mujeres, que ni siquiera son suyas. Dice Stamm en una entrevista: “La mayoría de mis personajes no son seres solitarios, pero ellos sienten y sufren una soledad existencial (...) es como saber que nunca vamos a estar verdaderamente cerca de otras personas. Existe la posibilidad de unirse o fundirse con otra persona a través de la sexualidad, pero sigue habiendo un abismo”. Desde luego, nunca estamos demasiado acompañados ni suficientemente solos. Alex sabe que Ivona lo amará siempre y no sabe si Sonja lo ha amado alguna vez. Pero en 262 páginas no le he visto preguntarse a quién ama él. Alex piensa que Ivona es feliz, a pesar de su horrenda vida, y Stamm está de acuerdo: “A ella no le puede ocurrir nada grave porque posee fe y cree en el amor”. Ivona lleva al extremo la máxima de Blake “Ama sin ayuda de nada”. De todos modos, Ivona no me cae bien. Tampoco Sonja, ni Alex. Me caen los tres rematadamente mal. Aun así acabo sintiendo compasión por ellos. Pienso que esta historia no sería creíble en una ciudad con 300 días de sol.
Desear que un libro no acabe nunca, a pesar de detestar profundamente a sus tres personajes principales, sólo puede conseguirlo un suizo. O un noruego.
http://www.acantilado.es/catalogo/siete-aos-555.htm
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