Texto: Mariola Aguilar Fotos: Daniel Pérez / TC
El estreno del ciclo Aeternum. Músicas sacras del Mundo en el Teatro Cervantes ha sido, sin duda, impecable. Cerrar cartel con Jordi Savall y Hespérion XXI suponía todo un reto de programación para cubrir las expectativas de un público fiel a repertorios de música Antigua. Sin embargo, cada cita ha supuesto un ensamblaje perfecto en este viaje musical desde el s.XV al XVIII.
Se abría el ciclo con el dúo de pianistas formado por Alexis Delgado e Iñaki Salvador con un particular y rico acercamiento a la obra de J.S. Bach en el que aunaban tradición y jazz en su programa J.S. Bach: un místico en el siglo XXI. Los contrapuntos planteados por el compositor alemán se convierten en un juego de espejos a partir del que los interpretes exploran nuevos diálogos musicales.
El programa In Paradiso. Música sacra y moral italiana del siglo XVII propuesto por Raquel Andueza&La Galanía nos acercaron composiciones anónimas rescatadas de archivos, junto a nombres claves como Monteverdi, Caccini o Benedetto Ferrari. Destacaron las nanas al niño Jesús en un repertorio íntimo y cercano a través de las pinceladas históricas con las que Raquel Andueza presentaba cada pieza. Un magnífico trabajo interpretativo y musicológico.
Pasando el ecuador del ciclo, MÚSIca ALcheMIca llenó de emoción el Teatro con la selección de siete de las 15 Sonatas del rosario del compositor bohemio Ignaz Franz von Biber. El virtuosismo de la violinista Lina Tur Bonet contrastó con la sencillez y claridad de sus explicaciones con un marcado carácter didáctico. Como curiosidad (y dificultad añadida por el compositor), cada sonata requería una afinación diferente del violín. Desde la primera sonata de la Anunciación hasta la última composición sólo para violín dedicada como agradecimiento al Arzobispo de Salzburgo que apoyó su trabajo, las notas escritas por Biber conformaron un concierto exquisito y brillante en su interpretación. Resulta llamativo que estas piezas quedasen en el olvido desde 1670 en que fueron escritas hasta 1889. La formación MUSIca ALcheMIca conectó con un público completamente embriagado por la calidad en la ejecución musical.
Cerrar con Jordi Savall y Hespérion XXI es un valor seguro que desde el público supimos bien agradecer. En esta ocasión, en su propuesta Lágrimas del dolor y la felicidad nombres como Dowland, Cabezón, Guami, San Lorenzo, Scheidt, Correa de Arrauxo, Charpentier y Purcell. Como broche de oro del concierto, las propinas que nos trasladaron a la América Hispana a través del Códice de Trujillo, completando un viaje musical a través de territorios y siglos. Por supuesto, como siempre, no sorprendió la esperada maestría sobre el escenario haciendo el deleite para quienes les escuchamos.
Aeternum: una apuesta ambiciosa que esperamos goce de un largo recorrido manteniendo el mismo impulso y la calidad de este inicio. Un ciclo que ha de ser sagrado en el futuro.