28/03/2025. Teatro Cervantes.
Texto: Carlos Guerrero | Fotos: Pablo Valero /OFM
El Teatro Cervantes acogió la undécima cita de la temporada de abono 2024-25 de la Orquesta Filarmónica de Málaga en la que la formación, bajo la dirección del maestro Charles Olivieri-Munroe, ofreció un programa de gran riqueza expresiva y diversidad estilística atravesado por un marcado carácter nacionalista.
El director maltés-canadiense, conocido por su energía en el podio y su capacidad para extraer sonoridades de las muchas orquestas a las que es invitado, logró extraer de la OFM una interpretación contenida mas no carente de matices y emoción.
La obertura En los Tatras, Op.27 de W. Zelenski nos transportó a los Cárpatos polacos con la evocación de la grandiosidad y el dramatismo de sus paisajes. Olivieri-Munroe, con una dirección a mano desnuda clara y detallista, manejó con precisión los contrastes dinámicos de la pieza en una lectura equilibrada: delicada en los pasajes más etéreos y también contundente en los momentos más intensos. Su control sobre el fraseo permitió que la OFM desplegara toda su expresividad.
A continuación, la orquesta abordó las Tres danzas españolas de Enrique Granados, una selección de piezas que exige refinamiento y vitalidad rítmica. La elegancia romántica y el carácter folclórico de la música de Granados convivieron en armonía. La cuerda destacó por su calidez y lirismo, en especial chelos y violas, mientras que los vientos y la percusión aportaron el brillo necesario en los momentos de mayor energía. El director imprimió a la interpretación un fraseo flexible, permitiendo que las danzas fluyeran con naturalidad y dinamismo si bien el vigor en el tempo decayó en algunos momentos.
La segunda parte estuvo dedicada por completo a la Suite orquestal nº3 en sol mayor, Op.55, de Piotr Ilyich Tchaikovsky, obra que permitió a Olivieri-Munroe desplegar su capacidad para construir grandes arcos narrativos dentro de la música sinfónica. Desde el inicio, la orquesta estableció el carácter noble y expresivo del Elegie, con una sonoridad cálida y envolvente en las cuerdas, complementada por sutiles intervenciones de los vientos. Atento a cada matiz, el director invitado manejó los tempi con una amplia respiración que dejó fluir el lirismo.
En el Vals, cuerda y madera resaltaron los matices de la escritura de Tchaikovsky en una interpretación fluida y llena de refinamiento. El Scherzo, de gran exigencia interpretativa por su carácter ágil y virtuosístico, destacó por su claridad rítmica desde el control de la percusión y los metales y por la precisión en los diálogos entre secciones destacando el delicado trabajo de las cuerdas.
El momento culminante llegó con el Tema y variaciones final, donde Olivieri-Munroe demostró su habilidad para mantener la cohesión en una estructura de desarrollo progresivo. Cada variación fue abordada con atención al detalle, transitando con soltura por los pasajes más íntimos y sutiles hasta alcanzar momentos de gran intensidad y masa sonora que condujeron al clímax en un cierre triunfal.
La velada volvió a poner de manifiesto la buena salud de la OFM que no se arredró en la interpretación por vez primera de una suite sinfónica tan poco programada como destacable.
Orquesta Filarmónica de Málaga
Director Charles Olivieri-Munroe
En los Tatras (Obertura), Op.27, Wladyslaw Zelenski
Tres danzas españolas, Enrique Granados
Suite orquestal nº3 en sol mayor, Op.55, Piotr Ilyich Tchaikovsky
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