Teatro Cervantes, 21/10/2012
Texto: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza | Fotos: Daniel Pérez (TC)
Un teatro Cervantes a rebosar se volcó en el recital de la soprano guipuzcoana que la pasada tarde del domingo inauguró la Temporada Lírica 2012-2013.
Hacía más de 6 años que Ainhoa no pisaba el escenario del Cervantes, cuando la temporada lírica malagueña aún lucía todo su esplendor; y se la echaba de menos, a Ainhoa y al esplendor perdido, que parece resurjir con los tres importantes recitales programados en esta temporada: además del de la tolosana, tendremos oportunidad de disfrutar de Ana Häsler y Carlos Álvarez.
No hay duda que la lírica interesa en Málaga y los espectadores acuden sin reservas a todas las citas. Las entradas al recital prácticamente se agotaron -pese a programarse fuera de abono-, como se agotarán las de la Gala del Festival de Placido Domingo el próximo viernes, y eso que Plácido solo estaba previsto que fuera a dirigir, si bien nos acaban de confirmar un cambio de última hora y cantará por primera vez en nuestra ciudad (ver).
El recital -para soprano y piano- comenzó con varios de los lieds -breves canciones típicamente germánicas basadas en poemas- del compositor romántico Schumann, en concreto con los Lied “amor y vida de una mujer” (Frauenliebe und –leben) basados en los textos del poeta Adelbert von Chamizo en los que se narra desde el punto de vista femenino el curso del amor hacia su hombre, desde que se conocen hasta después de la muerte de él. Estas canciones posiblemente se inspiran en la propia vida personal del compositor, en especial en las dificultades en el cortejo de la que sería su esposa Clara Wieck. Estas ocho canciones que componen el ciclo interpretado por Ainhoa tienen títulos indicativos de este curso vital y de los sentimientos que las inspiran:
1 Desde que le vi
2 Él, el más maravilloso de todos
3 No puedo creerlo
4 Tu anillo en mi dedo
5 Ayudadme, hermanas
6 Dulce amigo, mira
7 En mi corazón, en mi pecho
8 Ahora me has causado daño por primera vez
Ainhoa estuvo fantástica, intimista y apasionada, proveyendo el carácter que estas “cancioncillas” deben tener. Su voz se mostró dulce, cálida, segura en todos los registros, con un perfecto control de la proyección y dinámica. Destacó la belleza de la última canción, que repite el tema de la primera, pero con una inesperada y desgarradora carga dramática.
Excelentes las sonoridades -plenas y límpidas- en los agudos de las canciones “mañana, serenata, dedicación” de Richard Strauss que siguieron a Schumann.
Magnífico en todo momento el acompañamiento al piano del baracaldés Rubén Fernández Aguirre, perfectamente compenetrado con Arteta y firmando una expresiva interpretación.
La segunda parte transcurrió por motivos más autóctonos con obras Antón Gracía Abril y de Manuel de Falla en las que la soprano -cambiando su sobrio vestido gris por uno estampado en blanco y negro- exhibió lo mejor de su técnica y la belleza natural de su timbre, destacando una sublime interpretación de la “nana”, que fue largamente aplaudida.
Si el núcleo del concierto fue relevante, -recibido con bravos y profusos aplausos en pié de todo el respetable-, más lo fueron los bises -alargando en más de 20 minutos el horario previsto-.
Tras recibir Ainoa un ramo de rosas blancas, nos descubrió que eran las flores favoritas de su madre y que al día siguiente se conmemoraba la fecha en la que nos dejó, por lo que le iba entregar ese ramo en su recuerdo y dedicarle el primer bis, una emotiva A Chloris escrita por Reynaldo Hann en homenaje a Bach, la canción favorita de su madre.
La segunda obra de tan singular epílogo fue la zarzuelística "No corté más que una rosa" que la dedicó con afecto a su “primo” malagueño, el barítono Carlos Álvarez.
La última pieza -tercer bis- fue el aria "Io son l'umile ancella" de la ópera "Adriana Lecouvreur", seguramente la obra más comprometida técnicamente de la velada, que fue interpretada con gran sentimiento, soltura y seguridad, dedicándosela a Málaga. Antes, había significado la gran importancia de nuestra ciudad y del Teatro Cervantes para ella, que le acogieron tras la profunda crisis vocal que sufrió hace 10 años, cuando tuvo que renovar su técnica de canto a manos de Ruth Falcon, y su vida, tras la ruptura matrimonial con Dwayne Croft.
Bravo Ainhoa, ya esperamos tu vuelta.