Hace tres años, en 2011, Carlos Álvarez propuso a Edmon Colomer un concierto de temporada en el que cantaría las cinco canciones para los niños muertos de Gustav Mahler.
Texto: Alfonso UH de Mendoza | fotos: Teatro Cervantes
El resultado de esta propuesta del universal barítono malagueño fue el quinto concierto de esa misma temporada bajo el nombre de Espejos Literarios, que Carlos no pudo interpretar por los problemas de salud vocal que desgraciadamente le apartaron de los escenarios. En aquel concierto, José Antonio López sustituyó sobresalientemente a Álvarez, pero la deuda quedaba sin saldar ...
Deuda que Edmón Colomer quiso devolver en su primer año de ausencia como titular, programando un décimo concierto de temporada centrado en la propuesta de Álvarez y arropándola, en esta ocasión, en obras de Schumann.
Solo la casualidad ha confluido para que Carlos Álvarez “apadrinara” al nuevo director titular de la OFM, aunque si queremos ser imaginativos y siguiendo con esta línea argumental se podría afirmar que el propio Colomer, verdadero artífice de la coincidencia, ha sido el padrino del padrino, y, por ende, padrino de su sucesor.
Es un placer escuchar a Carlos Álvarez, y así lo fue el pasado viernes con los Kindertotenlieder de Mahler, cinco tristes canciones basadas en los poemas de Friedrich Rückert, escritos justo después de perder a dos de sus hijos.
Álvarez, visiblemente emocionado por la trascendente temática las canciones, defendió con solvencia la partitura mahleriana, yendo a más conforme su voz nos descubría lo mejor de si misma, con una magistral tercera canción Wenn dein Mütterlein ... (Cuando tu Madre ...) donde el dominio de la amplitud de registros y la poderosa columna de aire del barítono fue significativamente evidente; y bella; y emocionante.
La filarmónica y su director, quien vocalizaba de memoria junto a Carlos la letra de las canciones, fueron los compañeros perfectos para la magistral voz del barítono, quien al finalizar, emocionado, se vio cálidamente arropado entre los aplausos y numerosos bravos del público.
En la cuarta sinfonía de Schumann de la segunda parte de la velada, Manuel Hernández Silva dirigió de memoria, demostrando su perfecto conocimiento y preparación de la obra, las ganas de comunicarse con los músicos de “su” orquesta, y ¿por que no?, las ganar de agradar a un público expectante.
Hernández Silva hizo una lectura apasionada de la Fantasía Sinfónica (título original de la cuarta), gozando de las melodías encadenadas, acentuando el contraste polifónico de las figuras temáticas y su innovador sentido cíclico; jugando en el quasi cantábile tercer movimiento y entregándose a fondo en el cuarto. ¡Bravo maestro!.
A juzgar por lo escuchado y por los cerrados aplausos y bravos de los abonados del viernes, Manuel ha superado con ”matrícula” su primer contacto con la Orquesta Filarmónica de Málaga. Cabe decir que durante esta semana ha dado continuas muestras de buen trabajo con los músicos, de su gran preparación, entrega y profesionalidad, además de su férrea motivación, entusiasmo y simpatía. Este director parece tener gran potencial y espero que sepa -y le dejen- liderar adecuadamente esta nueva etapa de la OFM.
Este fin de semana también se ha dado de bruces con el principal problema que deberá afrontar, ya que a la Filarmónica le cuesta llenar el Cervantes, ni siquiera con el queridísimo Carlos Álvarez ni con el aliciente de la presentación de este nuevo director titular. Así, el viernes, el día de los abonados, tuvo un buen aforo, pero el sábado el teatro presentó una pobrísima entrada como se puede ver en esta imagen del patio de ambos días -en verde las butacas vacías-.
Un serio problema que deberá abordar principalmente con las armas de una acertada programación, a la que resulta tan sensible el público malagueño, y de la excelencia musical.
PROGRAMA 10
Viernes 7 de marzo 20,30 h.
Sábado 8 de marzo 20,00 h.
Director: Manuel Hernández- Silva
Primera parte:
ROBERT SCHUMANN, Genoveva (Obertura)
GUSTAV MAHLER (1860-1911), Kindertotenlieder
Barítono: Carlos Álvarez
Segunda parte:
ROBERT SCHUMANN, Sinfonía nº 4 en re menor, op. 120