Teatro Cervantes. 07/05/13
Texto: Carmen Titos | Fotos: Marco Takashi
Casi no cabe el coro en el espacio detrás de la orquesta, apretados y revueltos, jóvenes y mayores. Los jóvenes del Coro del Conservatorio y los mayores del Coro Alminares de Nerja con su larga trayectoria se unieron para conseguir la masa más equilibrada para el Carmina.
Los solistas Carmen Ariza (mezzosoprano) y José Antonio Ariza (barítono), hermanos con una extensa formación y destacada proyección musical, son insultantemente jóvenes, están ambos en sus tempranos treinta. José A. Ariza recuerda a los actores de cine mudo con su expresividad al cantar. La tercera solista, Sonia García Quintero (soprano) es actualmente estudiante del conservatorio.
El conjunto está formado por alumnos de diferentes asignaturas (Orquesta y Coro), alumnos del Superior sin importar el curso.
Segundos después de que termine el carraspeo y acaben todos de colocarse, el O Fortuna arranca en un arrebato que pasma; impresionante éxtasis de voces y percusión, platillos, cuerdas... Lo había oído en grabaciones..., los mp3 son insultos comparados con lo que viví en el Cervantes. “Los pelos como escarpias”, manida expresión pero la mejor para definir el efecto que provoca. A mí me hizo llorar, temblar y prometerme que siempre que el Carmina se programe en cualquier auditorio cercano o lejano durante el resto de mi vida, volveré a escucharlo y llorar.
Carl Off (1895-1982) escribió Carmina Burana en 1937 basándose en la obra homónima de 250 cantos goliardos de los siglos XII-XIII encontrados en 1803 en un manuscrito en Benediktbeuern (Baviera, Alemania). La obra mantiene las diferentes lenguas de los escritos originales: latín medieval, alemán antiguo y lenguas provenzales.
Carmina Burana se estructura en cinco bloques que de alguna manera representan el ciclo de la vida. Fortuna Imperatrix Mundo, introducción, canta a la crueldad del destino: “¡Oh Fortuna... creces y decreces! La detestable vida primero embota y después estimula... Suerte voluble... Impulsad los latidos del corazón, el cual hace caer al fuerte. ¡Llorad todos conmigo!”
Primo Vere, La Primavera, se dedica al amor: “Febo sonríe, Céfiro sopla con olor a néctar, cítaras de la dulce Filomena, un coro de doncellas ya ofrece un millar de goces. He aquí la agradable y deseada primavera. ¡Que se vaya ya la tristeza!”
Um dem Anger, En el Prado, está dedicado al desamor y al deseo: “¿Dónde está mi antiguo amante? ¡Ah! Se fue de aquí a caballo. ¡Ay! ¿Quién me amará?... Tendero, dame maquillaje para sonrosar mis mejillas... ¡Miradme, muchachos! ¡Permitidme que os agrade!... ¡Ven, ven, amor mío! Te espero ansiosamente.”
In Taberna, En la Taberna, habla de la decadencia del ebrio: “Me enredo en los vicios, ávido de placeres... En otro tiempo parecía hermoso, cuando yo todavía era un cisne. ¡Desdichado! ¡Desdichado! Unos juegan, otros beben, confían a Baco su suerte. Bebe la señora, bebe el señor, bebe el soldado, bebe el clérigo, bebe el siervo con la criada..., beben todos sin límite.”
Cours D'Amours, Corte de Amor, canta a la entrega y a la lujuria anhelante e impaciente: “Si una chica no tiene compañero, carece de todo placer... ¡Quiera Dios, quieran los dioses que pudiera abrir las cadenas de su virginidad!... Si un chico quiere quedarse con una chica en la habitación, se producirá una feliz unión, creciendo el amor y apartados los remilgos, lejos los remilgos, será indescriptible el juego de miembros, brazos y labios...”
O Fortuna es el broche para cerrar repitiendo el canto inicial y volviendo a sobrecoger.
Durante sus momentos de pausa, el violonchelista rastafari se rascaba la barba, o disfrutaba la música moviendo la cabeza. Uno de los chicos de la primera línea de violines, cada vez que podía se relajaba mirando con cierta discreción al público, estaba pendiente de nosotros, de nuestras reacciones. La chica rubia del oboe, en el centro-fondo, se atusaba el cabello y volvía a concentrarse antes de su momento de incorporarse.
Probablemente el rasta violonchelista, el curioso del violín y la rubia del oboe vivirán sus propias pasiones, se habrán fijado en alguien de la orquesta, o del coro, son compañeros, se conocen, se miran, se gustan, se tratan y se enamoran, incluso se obsesionan. Comparten clases, ensayos y escenarios. Historias de amor y deseo que nosotros, ignorantes del público, no conocemos. Si trazáramos un gráfico de líneas y flechas descubriríamos todo tipo de direcciones con enamoramientos escondidos, deseos secretos, y otros manifiestos, declarados, recíprocos, compartidos.
En el patio de butacas y los palcos también hay espectadores enamorados, otros desesperados, desesperanzados, expectantes, felizmente casados, ilusionados, anhelantes, deseosos... Personas experimentando las sensaciones narradas en la obra escrita en el siglo XII, y escuchándolas.
Una hora después de haber terminado el concierto, camino por las calles del centro cruzándome con grupos de jóvenes con su instrumento colgado al hombro, a través de los cristales de los diferentes bares abiertos se ven grupitos de muchachos y muchachas con traje negro celebrándolo juntos. Los miembros de la orquesta y el coro, según afinidades y edades, se han repartido por todos los antros y comentan el concierto y viven sus particulares historias de amor y amistad. “Amor vuela por todas partes; es capturado por el deseo. Los jóvenes y las jovencitas se unen merecidamente.”
Orquesta sinfónica del Conservatorio Superior de Música
Silvia Olivero Anarte, dirige la orquesta con una potencia sobrenatural en una danza enérgica. A sus 37 años posee tres títulos superiores del Conservatorio incluyendo el de Dirección de Orquesta; ha dirigido la Orquesta Filarmónica y el Coro de la Orquesta Nacional de Moldavia, la Orquesta Filarmónica del Estado de Botosani en Rumanía, entre otras muchas de la geografía española. Es profesora de Fundamentos de Composición en el Conservatorio.
Coro del Conservatorio Superior de música y Coro de Nerja
Francisco José Martín es director del Coro, Compositor y Director de Orquesta, estudió en Málaga, Barcelona y Munich. Ha estrenado composiciones en Munich, Viena, París, Zurich, Italia, Israel, Japón, Serbia, Croacia, Hungría, Estados Unidos, etc. En 1997 recibió el Premio Reina Sofía de Composición de la Fundación Ferrer Salat. En 2009 la Orquesta Tchaikovsky de Moscú interpretó su Klavierkonzert en la capital rusa. En 2008 se estrenaron sus Canciones Eróticas en l'Auditori de Música de Barcelona y en 2009 sus Canciones de Poe.
Solistas
Sonia García Quintero, soprano
Carmen Ariza, mezzosoprano
José Antonio Ariza, barítono