Teatro Cervantes, 04/01/2013.
Un año más, Promoconcert nos propuso comenzar el año con la música vienesa de la familia Strauss en un colorido espectáculo de danza y música con claros guiños al Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena que se retransmite a todo el mundo desde la Sala Dorada de la Musikverein.
Texto : Alfonso UH de Mendoza | Fotos web SFO
Bien podría valer la crítica del concierto del año pasado para el de este cambiando el nombre del director y de la soprano, y es que, el concierto de año nuevo de la productura Promoconcert es un espectáculo "enlatado" que ofrece buenos resultados con contenida originalidad.
Sorprenden nuevamente los altos precios -54€ en butaca- en Málaga ya que la misma producción ha costado mucho menos a los espectadores de otras ciudades españolas, incluida Madrid en el Auditorio Nacional, ¿qué tendrá nuestra ciudad?, desde luego poco añadido para el público ya que la sala se presentó vacía de ornamentación -ni flores o pascueros sobre el escenario- y escasearon los programas de mano, que solo se repartieron tras el descanso. Un sobreprecio para reflexionar y corregir. Inevitablemente, a la mente acude el sensacional y asequible concierto de año nuevo 2012 (leer aquí).
Los precios relativamente abultados sin embargo no impidieron que el Cervantes se llenara de un público elegante, deseoso de disfrutar de los valses, polcas, marchas y arias de la familia Strauss, los cuales se integraron en un vistoso espectáculo que conjugó la música, cante y bailes de salón -que no ballet- cuya coreografía, ejecución y vestuario fueron lo más distante de su homólogo vienés.
Las cinco parejas de bailarines se mostraron algo rígidas en unas coreografías de salón de dificultad media, con el principal bailarín masculino nervioso e inseguro, frecuentemente guiado por su pareja de baile, más correcta y experimentada. El vestuario de los bailarines -frac- resultó elegante y favorecedor en contraste con el femenino, de vistosos y coloridos trajes de tejidos de fantasía, mejorable para una gala.
Correcta interpretación de la orquesta dirigida por el ruso Evgeny Hochlov, que comenzó la velada con un popurrí de los valses más representativos, enganchando rápidamente así con la avidez de los espectadores. Mérito tiene el empaste y buena interpretación de la formación sinfónica considerando que es una agrupación ad-hoc formada por musicos de múltiples nacionalidades del este europeo.
Mención especial merece la soprano de coloratura bielorrusa Irina Kuchinskaya; una preciosa voz que estuvo fantástica en las arias, desenvolviéndose cómodamente en todos los registros, con buena afinación, vocalización y proyección.
Como es tradición el concierto no terminó con el programa previsto sino que se añadieron las habituales tres piezas: una de elección del director, que este año también fue el villancico “pero mira como beben”, el vals A Orillas del Bello Danubio Azul, y la ineludible Marcha Radetzky, tras la que el público despidió aplaudiendo en pie a los músicos y bailarines, dando la bienvenida a este 2014, que desde aquí les deseo próspero.