16/12/2015. Teatro Cervantes.
Texto: Rosa Parra | Fotos: web TC.
El director tuvo que improvisar un extra para contentar al público del Teatro Cervantes que en pie ovacionaba sin parar la magistral interpretación de la Orquesta y Coro Estatales Ucranianos de Kharkov. Varios minutos de aplauso embriagaron a los intérpretes que agradecidos aplaudían con sus instrumentos a la vez al auditorio emocionado.
Excelente interpretación de la orquesta y coro de Ucrania y sus solistas. Tener el tino de elegir los fragmentos más populares, por conocidos, de las óperas más famosas y con mejores críticas de público y crítica especializada a lo largo de la historia de la música, es tener ya una gran baza para acertar de pleno. Pero si encima se cuenta con la excelencia de la orquesta y el coro estatales ucranianos, el éxito está asegurado. Como así fue.
El repertorio muy bien elegido, la orquesta sublime, el coro magistral y los fantásticos solistas rigurosos y austeros. En plan recital. Desprovistos del empaque de la interpretación operística, dejaban al descubierto sin maquillajes artificiosos que son magníficos cantantes, que ponen su instrumento vocal al servicio exclusivo de la música, sin divismos.
A destacar la percusión, que en la mayoría de las obras ejecutadas es esporádica; sin embargo entraba a tiempo y con la intensidad adecuada dando la pincelada brutal o tenue que requería el movimiento en cuestión.
En el primer acto, dedicado a Verdi, Bizet, Wagner y Borodín cada fragmento hacía vibrar al público.
En la La flauta mágica, el Brindis de la Traviata, el Nabuco. Mucho Verdi un Wagner y Borodin que aunque de obra menos conocida popularmente, sus danzas polovtsianas suenan muy familiares. Todo esto en un primer acto muy bien a acogido por el público
Una explosión de emociones contenidas en cada nota. Interpretada con entusiasmo y vigor por la orquesta, aunque en ocasiones, pocas, la verdad por el tipo de repertorio, también suavidad y dulzura.
En el segundo acto la música apocalíptica de Carmina Burana invade los sentidos deleitándolos. Los desacordes que abundan en las composiciónes de Burana causan mas armonía que ruido; extrañamente te transportan a otros universos. Quizás por eso los han utilizado en bandas sonoras de películas mesiánicas, esas en las que el bien y el mal están tan delimitados que asustan, tanto uno como otro, en su intrínseca perfección.
Los percusionistas aquí sí que se lucen, pues sus intervenciones son continuas al igual que las voces del coro que empastan y acoplan como un instrumento mecánico más. Suenan a contrapicado cinematográfico; nos hacen ver, oler y tocar la melodía fundiéndonos con ella en una danza irreal que surge en algunos determinados movimientos de las diferentes composiciones. Dentro de la percusión me ha llamado la atención las castañuelas. Suenan peculiar para el oído de un español; esperas que deriven en el ímpetu flamenco, pero se quedan en repiqueteo sutil como la voz de la soprano.
Acabar el II acto como lo empezaron, con Fortuna Emperatriz del Mundo, culminó de forma también peliculera la fabulosa actuación de la orquesta, coro y solistas.
El buscar el espectáculo con elementos tan simples, sin escenografías, solo impactando al auditorio con las voces, los instrumentos y la dirección es la mejor manera de expandir la cultura de la ópera a los neófitos, en este caso el concebir la ópera al modo americano, ha logrado por la calidad y exquisitez del producto poner el gran bussines al servicio de la calidad y del arte. El mismo hecho de realizar un repertorio de fragmentos conocidos y ya de por sí exitosos, reunir grandes voces sin divismos: Andy Syrotenko, director del coro; Tatiana Tretiak, soprano; Diana Vasileva, soprano; Zvetelina Maldjanska, mezzosoprano; Stanislav Kriuchkov, contratenor; Stoyan Daskalov, tenor; Mihail Pouliev, barítono; y Plamen Beykov, bajo.
Orquesta y Coro Estatales Ucranianos de Kharkov
Director: Yuriy Yanko