07/08/2017. Teatro Cervantes
Texto: Carlos Mesa Espinosa | Fotos: Álvaro Cabrera
Ha protagonizado documentales para la BBC y Channel 4 y acaricia las teclas por casi todo el mundo, pero lo que verdaderamente lo dio a conocer en España fue la publicación de su novela autobiográfica Instrumental, en la que relata los hechos más traumáticos de su vida. «Me violaron a los seis años. Me internaron en un psiquiátrico. Fui drogadicto y alcohólico. Me intenté suicidar cinco veces. Perdí la custodia de mi hijo». Quien lee esto podría imaginar a James Rhodes como una estrella de rock, aunque el estilo musical en el que mejor se desenvuelve esté un poco alejado de los amplificadores. Rhodes cambia la guitarra eléctrica por el piano de cola y la camiseta con el logo de AC/DC por una en la que se puede leer BACH, al que considera su salvador.
La delicadeza con la que acaricia el piano, encorvándose con cierta timidez para relegar todo el protagonismo al instrumento, hace que podamos considerar a James Rhodes como un encantador de serpientes: una vez da comienzo el baile de sus dedos sobre el teclado quedas a su merced, cambiando la elevación de las serpientes por el de los vellos del oyente.
Bach y Chopin son los protagonistas de la velada. Rhodes no se limita a aparecer en el escenario, sentarse frente al instrumento y dejar que sus dedos jueguen. Él prefiere establecer un vínculo con el público en un intento exitoso de transmitir la pasión por su profesión. En inglés —se mudó a España hace tan solo tres semanas y, según él mismo asegura, está aprendiendo español «despacito...»—, hace una breve introducción a la pieza. Nos explica los hechos más importantes de la vida del compositor, qué nos quiere contar la pieza y en qué contexto fue compuesta. Una información que ayuda mucho al espectador a dejarse llevar por lo que va a escuchar a continuación.
Una vez acabado el concierto y asumido el vacío que nos deja salir de esa idílica burbuja creada en el Teatro Cervantes, únicamente nos queda alegrarnos de tener en nuestro país a una persona capaz de hacer magia.