Teatro Echegaray, 06/03/2012
Texto: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza | Fotos: Daniel Pérez (Teatro Cervantes)
Extraordinario concierto de violín y piano el que tuvimos ocasión de disfrutar el pasado martes en el Teatro Echegaray. Jesús Reina volvía a tocar en casa.
Conocía la trayectoria del malagueño Jesús Reina por buenas referencias de conocidos y alabadoras publicaciones en los medios especializados, sin haber tenido la oportunidad de escucharlo hasta este concierto. En estos casos, cuando las expectativas son altas, suele ocurrir que la realidad no logre superarlas, decepcionando. Nada más lejos de lo que ocurrió. La interpretación fue excepcional, intensa, abrumadora. Jesús es, sin duda, uno de los mayores talentos al violín hoy en día. El "niño prodigio" se ha convertido en un prodigioso violinista a sus solo 26 años. No recuerdo haber escuchado tanto talento desde la visita -hace tiempo- del célebre Renaud Capuçon, quien, por cierto, vuelve a Málaga este junio acompañado por su hermano Gautier al chelo en la sala María Cristina.
El concierto se desarrolló dentro de los cauces de conocidos compositores y obras, muy exigentes con el solista, permitiendo su lucimiento técnico y expresivo. La primera parte se estructuró formalmente con sendas sonatas de Beethoven y Debussy, mientras que tras el descanso interpretaron movimientos virtuosos extraídos de diversos compositores y obras.
La joven pianista Griega afincada en Santander, Irini Gaitani, fue el diálogo perfecto, ambos interpretes mostraron un excelente entendimiento y fluidez. Irini estuvo sensacional en la Sonata n.º 5 para piano y violín («Primavera») de Beethoven que abrió la velada. Maravilloso Rondo final, basado en un aria de “La clemenza di Tito” de Mozart, que se desarrolla en un atractivo y lírico Allegro.
En la segunda parte de la velada, la tapa del piano de cola se bajó a medias para atenuar su sonido y ceder protagonismo a las cuerdas del violín de Jesús, que se entregó de memoria a los atractivos fragmentos escogidos en un derroche expresivo. Maravilloso.
La acústica del Teatro Echegaray resulta apagada, si bien las pequeñas dimensiones del auditorio y la disposición de los asientos en gradas propician una correcta escucha. En este tipo de actuaciones de solistas y música de cámara en aforos reducidos me gusta más el Auditorio del Museo Picasso, que recomiendo a quien no lo conozca aún.
Inesperado regalo de Jesús al final del concierto, anunciando su boda este verano bajo la tutela del afamado violinista y director Zuckerman, e interpretando un bis junto con su prometida –la noruega Anna Nielsen-, una pieza para dos violines de Sarasate, ejecutada magistralmente por la hermosa pareja.
Lleno absoluto de la sala por un público entendido -en línea con lo que Claudio Abbado afirmaba del valor del silencio y el arte de escucha- que en los movimientos más lentos e intimistas, supo hacer patente su conmoción, aprecio y respeto con breves silencios antes de los aplausos, "esos silencios en los que al final nadie puede aplaudir".
Ovación final con el auditorio entregado puesto en pié.
Violín: Jesus Reina
Piano: Inrini Gaitani
Obras de L.v. Beethoven, C. Debussy, F. Kreisler, H. Wieniawski, P. Sarasate