IX Festival de Música Antigua. Teatro Cervantes. 08/07/2013
La JOBA interpreta a Bach y Vivaldi en el primer concierto del IX Festival de Música Antigua de Málaga.Texto: Carlos Guerrero | Fotos: Daniel Pérez /TC
El IX Festival de Música Antigua de Málaga se abrió el pasado lunes 8 de julio con la Joven Orquesta Barroca de Andalucía (JOBA) dirigida en esta ocasión por el maestro Michael Thomas. La JOBA es un proyecto pedagógico promovido por la Orquesta Filarmónica de Málaga que busca formar a sus integrantes, renovados cada dos años, en los diferentes géneros y técnicas interpretativas del Barroco.
El numeroso público asistente al Teatro Cervantes pudo escuchar en un solo pase el Concierto de Brandemburgo nº 3 en Sol mayor BWV 1048 de J.S. Bach y Las cuatro estaciones de A. Vivaldi, en una heterodoxa versión con narrador y cuerpo de baile adosado.
La primera de las obras, el Concierto de Brandemburgo nº 3, sonó atrevida y algo desbocada por el ímpetu de los tiempos rápidos y los nervios propios del inicio, que pronto se verían aplacados en pos de una sólida interpretación. Thomas, quien ejerció de concertino y director, dejó claras muestras de su maestría con expresivas frases cargadas de alardes técnicos, de humor, risas y lamentos arrancados a su violín. El joven y talentoso Juan Francisco Padilla, invitado como en otras ocasiones para reforzar la formación con el laúd y la tiorba, aportó color al timbre, si bien en esta primera parte del concierto su intervención se limitó a reforzar el papel del clave sin que pudiera distinguirse claramente su buen hacer al instrumento.
Sin solución de continuidad, el resto de la orquesta, 24 instrumentos de cuerda en total, ocupó su lugar en el escenario. Cada uno de los movimientos de los conciertos que conforman la archiconocida obra descriptiva del prete rosso fueron introducidos por la narración descriptiva de Domingo Torres Arias, quien para tal fin ocupaba uno de los palcos anejos a la escena donde un extraño hueco desplazaba a los músicos a un lateral. El misterio de tan inusitada disposición se resolvió con la aparición de un jovencísimo cuerpo de baile femenino, dirigido en la coreografía por la malagueña y flamenca Rosi de Alva, que se repetiría en adelante en todos los primeros movimientos. No entraremos aquí a valorar la idoneidad de la atrevida propuesta, nos limitaremos a señalar que la partición del escenario no dejaba presenciar plenamente el baile, afectando también a la emisión del sonido que encuentra su mayor difusión en la parte central de las tablas. Hubiera parecido más lógico retrasar a los músicos, si acaso sobre un pódium, y que el ballet hubiera ocupado la parte delantera, pero doctores tiene la Iglesia. La orquesta estuvo correcta, con momentos emocionantes y otros un tanto abúlicos, aunque siempre comprometida y atenta, como es menester en una agrupación juvenil. El papel de Padilla, siempre cómplice con la orquesta y su concertino, ganó enteros en esta segunda parte de la noche, con aportaciones por lo general enriquecedoras y bellas que tan sólo a veces chocaron con las líneas del clave o los violines segundos. Thomas se hizo grande, campando por el escenario a sus anchas, dando entradas a cada uno de los músicos, visitando con paseos la banda de las bailarinas y gustándose con un violín rendido a sus manos.
Los cálidos aplausos de un público entregado a la JOBA y al ballet arrancaron tres propinas rematadas por el tercer movimiento del Verano. Fue una noche amable, excelente para abrir boca en el Festival que se nos presenta este año. Deseamos desde aquí que el proyecto de la Joven Orquesta Barroca Andaluza prospere y siga adelante ajeno a los recortes culturales que nos acechan. Larga vida a la JOBA y al Festival de Música Antigua de Málaga.
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