Teatro Cervantes, domingo 16/06/2013
Texto: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza | Fotos: web
La popular zarzuela consiguió agotar las entradas del principal teatro malagueño con una propuesta solvente si bien menos lúcida que en la anterior cita.
El Teatro Lírico Andaluz consiguió llenar el Cervantes en la segunda entrega del tradicional ciclo de zarzuela acercándonos a un clásico entre los clásicos: La Rosa del Azafrán. Una obra ampliamente representada debido a su fácil escenografía -con solo un decorado en todas sus escenas- y facilidad para el público: con abundante narrativa y melodías pegadizas.
Precisamente esa “facilidad” de su música es la misma que le restó -relativamente- lucidez, ahondando en exceso en lo popular, lo fácil, aunque con indiscutible gracia y tirón, como quedó claramente demostrado.
El argumento de La Rosa transcurre en La Mancha y se centra en el amor entre Sagrario y Juan Pedro, separados por un abismo social que impide su unión; un amor frágil -como la flor del azafrán- que finalmente triunfará.
El Teatro Lírico Andaluz nos presentaba un montaje tradicional de la obra del maestro Vives, con una orquesta y elenco cuidadosamente escogidos si bien reducidos -quizás demasiado en esta ocasión- que nos ofrecieron una sólida interpretación que fue de menos a más, con una gran segunda parte.
Los dos papeles principales, Juan Pedro y Sagrario, fueron solventemente interpretados por el barítono Andrés del Pino y la soprano Carmen Serrano, quien nos regaló varias sobresalientes intervenciones destacando una bellísima La rosa del azafrán es una flor arrogante, canción que le da nombre a la zarzuela.
Especialmente acertados estuvieron los personajes secundarios con la soprano Ruth Terán encarnando a una extraordinaria Catalina y los inspiradísimos diálogos de Susana Galindo -La Custodia-, Pablo Prados -Moniquito- y el sensacional Miguel Guardiola como Don Generoso.
Resulta sorprendente -aunque ya sea una seña de identidad de la compañía- la buena vocalización de todos los cantantes, haciendo innecesarios los subtítulos. Por su parte, los coros estuvieron afinados, gustando el femenino, si bien se echó de menos una mayor abundancia de voces que hubieran permitido un mayor lucimiento vocal y escenografico; escenografía que en general fue acertada, con una buena disposición de los elementos y un bonito vestuario.
Extraordinario el director musical Arturo Díez Boscovich, que afrontó brillantemente una partitura y medios con los que difícilmente se hubiera podido hacer más.
La parte musical se vio acompañada al comienzo de cada acto por los vistosos bailes y toques de castañuela bajo la coreografía y ejecución de Aida Sánchez.
La representación fue muy del agrado de todos los presentes que aplaudieron tras cada número y despidieron efusivamente en pié a la compañía malagueña. Dio gusto ver nuestro teatro lleno, sobre todo después del desolador vacío del reciente concierto de la temporada sinfónica.
¡Zumalacárregui!
Zarzuela en dos actos de Jacinto Guerrero sobre libreto de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw Iturralde
Con Carmen Serrano, Ruth Terán, Andrés del Pino, Pablo Prados, Susana Galindo, Miguel Guardiola, Raúl Téllez, Carlos Alberto y Patricio Sánchez.
Coreografía Aída Sánchez
Coro y Orquesta Teatro Lírico Andaluz
Dirección escénica Pablo Prados
Dirección musical Arturo Díez Boscovich
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