Sala María Cristina, viernes y sábado, 30/11 y 01/12/2012
Texto: Carlos Guerrero | Fotos: Alfonso Urdiain
La OFM abre el II Ciclo de Los Clásicos nunca duermen en la Sala María Cristina. Composiciones exquisitas de Richard Strauss vertebran el programa de las dos primeras citas.
El pasado viernes 30 de noviembre se abrió el II Ciclo de Los clásicos nunca duermen en la Sala María Cristina con una reducción de la Orquesta Filarmónica de Málaga y la dirección artística de Edmon Colomer.
El eje principal del ciclo lo forma una selección de obras de Richard Strauss completada con otras de Mozart, Mendelsshon o Ravel, por citar algunos, y con composiciones de creadores españoles como Carnicer o Roldán.
Para el concierto inaugural la batuta recayó en manos de un Colomer al que se le veía cómodo en el recogimiento de una sala que pasa por ser el habitáculo sonoro más privilegiado de la ciudad por su equilibrada acústica y belleza formal. La Obertura para “Il barbiere di Siviglia” de Carnicer sonó ágil y brillante como anticipo del Concierto para oboe y pequeña orquesta en Re Mayor de Strauss.
Emmanuel Abbhül, primer oboe de la Orquesta Sinfónica de Londres, nos regaló una interpretación magistral basada en su técnica exquisita y una musicalidad que hace honor a la tradición musical de donde imparte clases en la actualidad, la Universidad de Música y Arte de Manheim (también trabajó en la Academia de Música de Rótterdam y en la actualidad lo hace además en la de Basilea). Destacó el músico suizo por su sólida interpretación de los tres movimientos, si bien brilló especialmente en el delicado Andante y en el impetuoso Vivace-Allegro final.
En la segunda parte sonó la Sinfonía nº4 en La Mayor, Op. 90 de Mendelssohn, “la Italiana”, que se despachó con solvencia en los vientos, llegando a alcanzar momentos de bello lirismo en la cuerda, destacando los solistas de violín y viola. Para su análisis y corrección si procede, señalaremos que surge de la sección de contrabajos un chasquido de cuerdas al batir contra el ébano del diapasón, quizá producido por falta de tensión, que resulta bastante molesto.
El primer sábado de diciembre continuó el ciclo con la dirección del polifacético Guerassim Voronkov para interpretar el Divertimento nº 17 en Re Mayor K.334/320b de Mozart, el Doble concierto para clarinete y fagot, para orquesta de cuerda y arpa y la Metamorfosis, para orquesta de cuerda de Strauss.
Mozart sonó brillante y expresivo antes de la intervención de los dos solistas de la OFM. Martín Blanes (clarinete) y Alberto Reig (Fagot) consumaron una interpretación bien llevada por la orquesta y con buena sintonía y compenetración entre ellos. Es el clarinete quien abre el concierto y el fagot quien refuerza su sonoridad hasta que mediada la obra toma el segundo un papel más relevante. Excelente Reig en todo momento.
Con la interpretación acertada del Estudio para veintitrés instrumentos solistas de cuerda (subtitulado como Metamorfosis, para orquesta de cuerda) de un Strauss abatido por el bombardeo de la Ópera de Munich en 1943 se cerró la velada, que estuvo escasa de público en todo el fin de semana. Esperamos que las próximas citas del ciclo atraigan a un mayor número de aficionados que ayuden a refrendar un ciclo bien pensado, trabajado y atractivo.
CONCIERTO Nº 1. 30 de noviembre
Edmon Colomer, director
Emanuel Abbühl, oboe
Ramón Carnicer, Obertura para El Barbero de Sevilla de Rossini
Richard Strauss, Concierto para oboe y pequeña orquesta, en re mayor
Félix Mendelssohn, Sinfonía nº 4 en la mayor, op. 90, “Italiana”
CONCIERTO Nº 2. 1 de diciembre
Guerassim Voronkov, director
Martín Blanes, clarinete
Alberto Reig, fagot
Wolfgang Amadeus Mozart, Divertimento nº 17 en re mayor K. 334, “Robinig”
Richard Strauss, Doble concertino para clarinete y fagot, con orquesta de cuerda y arpa
Richard Strauss, Metamorfosis, para orquesta de cuerda