Teatro Cervantes 04/04/2012
Texto: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza | Fotos: Web
Un público con ganas de disfrutar del concierto de miércoles santo acogió con aplausos una mediocre ejecución de un atractivo programa de obras esenciales de Mozart. En lo musical, un bello Lacrimosa salvó la floja velada.
La promotora Promoconcert nos ha traido al Cervantes a la rusa Orquesta, Coro y solistas del Teatro de la Ópera de Nizhniy Novgorod, de gira por España.
Ya tenía el miedo metido en el cuerpo debido a que en diciembre nos presentó otra orquesta y coro del este de Europa más parecidos al de la película “El Concierto” que a una formación profesional, teniendo la osadía de ejecutar- más bien fusilar, descuartizar- la Novena Sinfonía de Beethoven.
En esta ocasión los intérpretes rusos no llegaron a sobrepasar la mediocridad, y el asesinato de las obras de Mozart se perpetró -al menos- con anestesia.
Una plana Obertura de las Bodas de Fígaro abrió la velada, dando paso al primer plato fuerte de la velada: la conocida sinfonía 40 -la penúltima mozartiana y la única compuesta en clave menor-, que fue interpretada con un tempo mucho más lento seguramente para favorecer la ejecución de los músicos con menor técnica en pro de la afinación e integración de instrumentos, pese a lo cual se apreciaron fallos en todos los grupos -más evidentes en los violines y metales- pero ninguno de bulto. El resultado fue la más soporífera 40 que he escuchado en mi vida.
Ante el asombro de los pocos melómanos asistentes, la sinfonía parecía estar haciendo las delicias de un entregado sector del público, que se permitía ovacionar efusivamente entre movimientos, -uno de los más básicos “don’t”-.
Tras el descanso, la orquesta se armó de coro y solistas para afrontar la obra central de la noche.
Si tuviera que elegir una sola obra de Mozart, probablemente sería su Réquiem. Misa de una belleza serena y fuerza expresiva difícilmente igualables. En él se conjugan magistralmente la excepcional técnica compositiva mozartiana, su agilidad y vivacidad, con la expresión de sentimientos trascendentes poco usuales en sus obras.
Afortunadamente, es un básico en nuestros escenarios y raro es el año en el que se ausenta, la última representación que recuerdo fue el pasado abril en el Auditorio de la Diputación en una memorable ejecución en la que brilló Luis Pacetti (tenor).
Hablando de excepcionales versiones no puedo dejar de recomendarles el vídeo memorial de la muerte de Karajan, magistralmente dirigido por Abbado antes de la primera acometida de su enfermedad, donde se consigue captar la especial acústica de la Catedral de Salzburgo y la bella y solemne serenidad de la obra. (ver aquí).
La ejecución del pasado miércoles fue mediocre: orquesta con grandes carencias al igual que la soprano y tenor. Algo mejor la mezzo y bajo, siendo el coro lo más destacable que nos regaló un hermoso Lacrimosa que justificó la velada.
Algo menos de medio aforo en el Cervantes al que asistió nuestro concejal de cultura, Damián Caneda, en su palco habitual. Profusos aplausos del respetable -con ganas de disfrutar de la velada del miércoles santo- que fueron correspondidos por la orquesta con dos bises de conocidas piezas en las que -ahora sí- estuvieron mejor, más expresivos y confiados.
En fin, otro concierto para olvidar -ya van varios- protagonizado por músicos del este que ayuda a ponen en valor los fabulosos activos musicales que tenemos en Málaga que, por ser justamente merecido, debemos apoyar y potenciar.
Organiza Promoconcert (Eurospectacles, SARL)
Orquesta, Coro y solistas del Teatro de la Ópera de Nizhniy Novgorod
Director Evgeny Sheyko
Programa:
Obertura de las Bodas de Fígaro
Sinfonía nº 40 en sol menor, Kv. 550
Misa de Réquiem en re menor, Kv. 626