12/10/2018. Teatro Cervantes.
Texto: Mikel Villar | Fotos: web / promocionales
Sonidos hispanosTercer concierto de la XXIX Temporada de Abono 18/19 de la Orquesta Filarmónica de Málaga dirigida por el titular Manuel Hernández Silva y con Jorge Francés (solista de la propia OFM desde 1993) como solista de flauta.
Tres cuartas partes del aforo lleno en un ambiente algo sobrio al principio, con un programa de aires hispanos y cinematográficos y un recuerdo por escrito en el programa del concierto, a la recién fallecida Montserrat Caballé.
Arrancó el concierto con una corta pieza del venezolano Estévez, el poema sinfónico Melodía en el llano, de sonidos finos y evocadores de Los Llanos del Orinoco que sirvió para apaciguar al público que casi terminaba de sentarse.
Tras la pieza inicial, los violines deben recomponer sus posiciones y dejar espacio para el solista en la siguiente pieza, además de la incorporación de una nueva línea de vientos (trompetas y trombones) al fondo.
Con Jorge Francés como solista de flauta al frente y vestido completamente de negro al igual que el director, comienza el Concierto para flauta del murciano Manuel Moreno Buendía.
Estructurada en cuatro tiempos y tras la sonata inicial, irrumpe sobre el escenario un segundo tiempo Allegretto con un precioso diálogo entre la flauta solista y las percusiones. Un tercer tiempo más pausado y muy orquestal Vals lento, que da pie al Allegro con fuoco final donde Francés deleita al público y regala su magnífica interpretación en un casi frenético final.
La sala rompe en aplausos y el propio Moreno Buendía autor de la obra, presente en la sala, baja por el patio de butacas hasta el borde del escenario a felicitar al solista y al director tras la interpretación. Los bravos salpican el teatro y tanto solista como director salen a saludar varias veces.
Tras el descanso y con los caballeros de la orquesta prescindiendo de sus levitas, suena la breve fantasía orquestal Salón México de Aaron Copland que recuerda a los sonidos populares mexicanos y a melodías cinematográficas de conquista del oeste norteamericano.
El apoteósico final vino con la archiconocida obra West Side Story (Danzas sinfónicas) que Leonard Bernstein compuso en 1961 para la película del mismo nombre. Una orquesta entregada, bajo una batuta que en ocasiones bailaba sobre la peana y unos percusionistas y vientos pletóricos realizaron una fiel y lujosa interpretación que hizo las delicias del público.
Muchos aplausos, algún bravo y varios saludos para un concierto que la OFM culminó brillantemente, con un programa menos encorsetado que en otras ocasiones.