Teatro Cervantes, sábado 08/06/2013
Texto: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza | Fotos web
Arriesgada propuesta de descubrimientos más propios del ciclo contemporáneo; interesante pero sin gancho, como quedó patente en el aforo.
El compositor italiano Casella y, en especial, el hispano-cubano Orbón fueron los leitmotiv del concierto, incluso inspirando el título, eclipsando deliberadamente la maravillosa música de Rachmaninov de la segunda parte, más cercana a los gustos de los melómanos y a la que debería haberse dado mayor visibilidad en su difusión.
Este concierto fue el exponente de programar y difundir de espaldas a la sociedad: 40 personas en el patio de butacas fue el resultado de esta cuestionada visión comercial. En esta ocasión ni siquiera hubo estudiantes traídos gratis de los conservatorios de la provincia que salvaran in extremis el “eco” del Cervantes.
Últimamente, coincidiendo con la marcha de Colomer y los equilibrios de Rámirez -director y gerente de la Orquesta Filarmónica de Málaga, respectivamente- se alzan algunas significadas voces ensalzando esta política de programar contracorriente. Al gusto los pocos que sí -ellos sí- conocen lo que es la buena música y saben lo que el público necesita, que es distinto de lo que quiere.
Consideran al resto como la “España de la pandereta”, que debe ser educada, refinada, modernizada. Olvidando el esfuerzo y la tradición de nuestra ciudad en pro de la Música clásica, ignorando el conocimiento y amor a la Gran Música de estos cientos de melómanos que -según ellos- están equivocados: son los que gustan de las obras esenciales de la historia, de los grandes compositores, de lo tonal. Estos melómanos son los que pueden llenar el Cervantes y potenciar el boca-oido, ¿quiénes son los equivocados?.
La música sin oyentes es como los colores sin luz, no existe; no es emotiva o bella por sí misma, lo es porque nosotros la sentimos así. La Filarmónica es un bien de la sociedad y a ella se debe para justificar sus fines y su propia existencia. Tanto insistir en hacer minoritaria la Gran Música lo está consiguiendo.
Más allá de estas inevitables reflexiones provocadas por el desolador vacío de un teatro que debería bullir, me centraré brevemente en la buena interpretación a la que pudimos asistir los pocos allí congregados.
El concierto contaba con el aliciente de una sugerente segunda parte, debiendo caminar antes por las escarpadas propuestas de la primera, que no resultaron un descubrimiento para muchos por tenerlas escuchadas de las grabaciones de Naxos. Lo que si fue un descubrimiento, que no sorpresa, es el cambio en su escucha en directo, donde las expresiones y formas cobran mayor sentido y encajan.
Destacable la batuta invitada -Franchesco La Vecchia- que hizo una interesante lectura de la obra de Casella, pintando con su mano izquierda (la de la expresión) la partitura; seguro y demostrando el profundo conocimiento de su compatriota. Sin embargo, pasó de puntillas por la obra de Orbón, que solo contó con el aliciente de la solvencia contrastada y mejor hacer del Cuarteto Quiroga, que nos ofreció un memorable segundo movimiento. Solistas de excepción que hubieran merecido una partitura más lucida.
Notable interpretación de la segunda sinfonía de Rachamaninov que La Vecchia dirigió prácticamente de memoria, sabiendo dotarla de una marcada inspiración épica y dando una especial atención a la dinámica. Bellísimo tercer movimiento -Adagio- donde de la melodía típicamente rachmanoviana se sumó a la riqueza polifónica. Buena interpretación de la filarmónica, muy solvente en las maderas y cuerdas.
Afortunadamente, el próximo concierto -último de temporada y del actual ciclo y director- cuenta con el tirón de Verdi -por fin, casi olvidado en su centenario- y del Coro de Ópera de Málaga, que se enfrentará a un popurrí -mejor esto que nada- del genio italiano. Esta visto que tendré que emigrar a otras tierras para volver a disfrutar de su Réquiem.
Nº 14. 7 y 8 Junio (viernes y sábado) 20.30 y 20.00 horas
Director: FRANCESCO LA VECCHIA
DESCUBRE AL COMPOSITOR
Julián Orbón
Elegía Eroica A. CASELLA
Concerto grosso para cuarteto de cuerda y orquesta J. ORBÓN
Sinfonía nº 2 en mi menor, op.27 S. RACHMANINOV
CUARTETO QUIROGA
Comentarios
Se me olvidó comentarle que por lo que sé los estudiantes no van gratis, sino con un descuento cuando asisten como grupo organizado, coordinado y acompañado por profesores.
Cuando los estudiantes van por libre pagan su entrada como cualquiera.
Yo estoy abonada, pero estaba cansada y me quedé en casa. La desilusión me pudo, aunque reconozco que no es cosa ni de Orbón, que no conozco, ni de Casella, Rachmaninov, La Vecchia o el Quiroga.
No sé si me abonaré de nuevo el año que viene, veremos el programa.