Sep 28 2011

Serafines y Querubines; los Chicos del Coro en el Cervantes

Teatro Cervantes. 25/09/2011

Tarde deliciosa de melifluas voces y melodías etéreas

Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: José M. Cortés

Este domingo, en horario vespertino, Málaga volvió a disfrutar de las angelicales voces del Coro Infantil de Saint-Marc (Chœur des Petits Chanteurs de Saint-Marc). Más conocido por el homónimo de la película: Los Chicos del Coro.

Volvió este coro por Málaga y de nuevo se dejaron oír en el Cervantes, aunque a un volumen muy por debajo de lo que hubiese sido deseable (faltaba la mampara de aislamiento). Pero esto no deslució un cálido y emocional concierto en el que se puso de manifiesto que, cuando aún se está en esa edad en la que parece que las cuerdas vocales están recubiertas de terciopelo o seda, es un gusto oír el fluir del aire y imágen general del coro con el pianista y el directos la articulación de esos sonidos tan agradables para cualquier oído y dejarse llevar por las sensaciones e imágenes que producen en el oyente. A veces incluso dándole a uno igual qué es lo que se interpreta, Lo que en palabras de un antiguo musicólogo rezaba como : "no hay músicas malas o buenas hay buenos o malos músicos e interpretes". Tampoco deslució la ausencia de orquesta, aunque en algunas interpretaciones se echara de menos, no por desmerecimiento de los interpretes, sino por la exquisitez de algunos arreglos y sonoridades imposibles de reproducir con las voces. El coro estuvo acompañado únicamente por un piano. Desgraciadamente desconocemos el nombre de un buen músico que desarrolló un excelente trabajo, entre otros aspectos, de guía melódica y rítmica a los cantantes.

Para todo esto, el coro dirigido por Nicolas Porte, a la postre su creador, se dotó de un programa ecléctico (también en su afección armónica), heterogéneo y variopinto en el que no faltaron ni el esperado e ineludible repaso a sus reminiscencias fílmicas , a un repertorio sacro, clásico y popular así como la esperada presentación de su último trabajo dedicado al cincuenta aniversario del cuarteto de Liverpool, Sing The Beatles. Como ya hicieron en su día el genial sexteto de voces King's Singers, otros coros y grupos a capella, nadie escapa a la tentación de reinterpretarlos. Y gustó. Compaginando sencillos arreglos con algunos más complejos desarrollaron una parte del espectáculo muy aplaudida.

imágen general lejana y frontal del coro No tanto por supuesto como cuando el "honor patrio" del respetable respondió con una sonora ovación a los primeros acordes del sempiterno Granada del afamado e ilustre Isaac Albéniz o mucho menos que cuando resonó la linea melódica del Cielito Lindo. En ambos casos levantó algunas risas la pronunciación de los integrantes del coro. Imagínense oír: "Grrrgganada..." Pero duraba lo que duraba un verso en ser cantado, en segundos levantaba aplausos y quedaba en una ligera anécdota. El segundo de los guiños al público se produjo durante la interpretación del Cielito Lindo cuando Porte se volvió y dirigió a los asistentes durante el estribillo. Ese era el volumen deseado: todo el teatro acompañando. Al acabar la estrofa, la voz de algún asistente -seguramente bajo de algún coro u orfeón de Málaga- quedaba colgada, prolongando unos segundos la nota final y levantaba risas... Momentos de divertimento y participación, emoción, así como de relax para los miembros del coro.

Ni siquiera algunos momentos de nervios, como en el que a una de las solistas se le rompió la voz nada más comenzar su solo, o en el que a otro pequeño solista se le fue la linea de afinación, el público dejó de apreciar y reconocer el esfuerzo de estos locos bajitos que dedican tantas horas a esta difícil tarea que es cultivar la voz y recolectar armonías entre todos.