Teatro Cervantes, 03/03/2012
Sonidos del Agua. X Concierto de abono de la Orquesta Filarmónica de MálagaTexto: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza | Fotos: Web y José Cortés
Jornada de música franco-italiana en la que se vuelven a mezclar diferentes épocas y estilos musicales, desde el romanticismo de Berlioz al verismo de Menotti, con el débil hilo conductor del título del programa Sonidos del agua que resulta difícil justificar en la primera parte de la velada siendo preciso en la segunda donde las Fuentes de Roma y el Mar fueron los indiscutibles protagonistas de la noche.
El onceavo concierto de abono en el Cervantes se inició con los 9 minutos de brillante orquestación de la obertura del Carnaval Romano de Berlioz, un cuadro sinfónico que compuso para su ópera Benvenuto Cellini y en el que el compositor exige un mínimo de 56 ejecutantes de cuerda. Berlioz es un imprescindible para cualquier melómano y siempre es un placer escucharlo. Esperamos alcance un mayor protagonismo en la próxima temporada, ¿quizás con su Sinfonía Fantástica?.
La obertura dio paso a un escasamente programado concierto para violín y orquesta de Menotti, compositor contemporáneo controvertidamente reconocido, en 
mi opinión sobrevalorado aunque el tiempo dirá. El violinista italiano Paolo Morena estuvo correcto si bien opaco sobre el escenario del Cervantes, dependiendo en exceso de su atril y partitura. Lo más remarcable fue su “bis” del compositor Luis Bacalov –ganador del oscar a la mejor banda sonora en 1996 por "El cartero y Pablo Neruda”- , en el que nos dio atisbos de sus verdaderas capacidades y talento.
Paolo es el concertino (primer violín) de la Orquesta Sinfónica de Tenerife – que Edmon Colomer dirigió entre 1986 y 1987- y su trayectoria y proyección están un paso por detrás de los extraordinarios solistas a los que nos tiene acostumbrados la Filarmónica en esta temporada.
El plato fuerte de la velada vendría tras el descanso.
Bella interpretación del poema sinfónico “Las Fuentes de Roma” de Respighi, peculiar obra que se interpreta sin pausas entre movimientos y que evoca algunas de las fuentes favoritas del compositor en una hora determinada del día, aquella en la que según él “el carácter de cada una se armoniza mejor con el paisaje que la rodea, o en la que su belleza se impone más al observador”. Es interesante señalar que la propia partitura contiene un análisis detallado de lo que describe la música, comenzando con el carácter pastoral de la Fuente de Valle Giulia al amanacer, hasta la melancolía de la Fuente de la Villa de Medicis al atardecer, cuando se extinguen los cantos de los pájaros y las campanas tañen en el crepúsculo, extinguiéndose en el silencio nocturno.
Excelentes los tres bocetos sinfónicos del Mar de Debussy con los que conectó rápidamente el público pese a la complejidad y riqueza de la partitura, sobre la que se han hecho tantos acercamientos teóricos que no desarrollaremos en este artículo. Debo resaltar que el director supo entender que El Mar es una sinfonía -la única del compositor- y así la ejecutó acertadamente.
El director titular y artístico de la Filarmónica volvió tras casi tres meses de descanso al frente de los conciertos de abono, y le vimos con un estilo más seguro, sosegado y redondo, sin merma de su habitual expresividad. Como viene siendo habitual en Colomer en las obras más esenciales, dirigió La Mer de Debussy prácticamente de memoria, utilizando el atril solo como referencia al pasar página de la partitura, mirando directamente a los ojos de los intérpretes en un ejercicio de comunicación al servicio de la música.
La Filarmónica ejecutó impecablemente las obras de la velada, tras superar un comienzo algo frio. Sobresaliente Mar de Debussy. Muy bien las violas, vientos y percusión.
Seguimos lamentando la ausencia de varios de sus integrantes, motivada por enfermedades pasajeras propias de la época invernal, que por el lado positivo están abriendo las puertas a nuevas caras que los sustituyen. La concertino -Andrea- volvió a ocupar su atril aunque el primer chelo -Tilman- sigue convaleciente.
El público habitual de los sábados se dio cita hasta completar poco más del medio aforo en butacas, mayor en pisos, y acogió con cerrados aplausos la representación. También tuvo la ocasión de disfrutar y enriquecerse con la Hora con el Maestro previa al concierto, primera de este año.
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