Crónica: Antonio Zafra | Fotos: Promocionales
Berna Perles y Rubén Fernández Aguirre. Un sentimiento, tres formas de expresión: canción, zarzuela y copla a su paso por el Teatro Cervantes
Tarde del domingo 13 de septiembre del año de la pandemia. Hace calor, vamos de camino al Cervantes, a una actuación dentro la edición de este año de El Terral que programa el Teatro Cervantes de Málaga. Este año, conforme el programa Málaga Cultura Reactiva, el cartel de artistas que figuran en el Terral son todos malagueños, y como también han hecho en las otras artes escénicas este Terral especial busca ayudar a los grupos y artistas locales en esta sequía de actuaciones por la pandemia. El pasado domingo era el momento para la soprano malagueña Berna Perles acompañada del pianista Rubén Fernández Aguirre. A la soprano, Matrícula de Honor y Premio Extraordinario Fin de Carrera, con numerosos premios y actuaciones en Italia, Argentina, Austria, Francia… se le presentaba una temporada estupenda con fechas en el Liceo de Barcelona y en el Teatro Real de Madrid, la Covid le ha quitado de disfrutar plenamente de las actuaciones y no consigue quitarle ímpetu; la representación en el Teatro Real finalmente se hizo semi-escenificada por las medidas de seguridad pero se hizo. Ella cuenta que no quiere caer en el desánimo y que la lírica seguirá adelante con imaginación e ilusión. El pianista especializado en acompañamiento de cantantes Rubén Fernández Aguirre, pianista habitual de Carlos Álvarez y Ainhoa Arteta, entre otros, que ha recorrido el mundo entero y con varios premios, llegaba a Málaga después de un mes completo sin haber actuado y lamentando en RRSS las reducciones de aforo que están castigando a los teatros y la cultura.
Por si alguien tiene alguna duda de si ir a una representación en teatro es seguro o no les relato cómo se produjo la entrada, estancia y salida de público en este teatro, como ejemplo, que es lo habitual en cada escenario que he visitado, y comprobarán que no se puede hacer mejor y que si decimos que la cultura es segura no es postureo, es real. A la entrada del teatro había unas cintas y pegatinas para dosificar la entrada de público. Toma de temperatura de cada asistente; se lo toman en serio, presencié cómo un a un asistente se le tomaba con dos termómetros distintos una anotación anómala por ser muy baja, hasta que, efectivamente, se comprobó que el asistente estaba en condiciones de acceder al teatro. Lectura de la entrada por lector de códigos de barras, acceso a las localidades de forma ordenada. Para acceder habían colocado una alfombra desinfectante para el calzado y un dispensador de gel hidroalcohólico, se le pedía a cada persona que se los aplicara en las manos… El amable y paciente personal de sala recordaba que no se puede quitar las mascarillas una vez se ocupan las localidades y que se debía evitar las conversaciones de pasillo. Se proyectó un video con las normas de aforo, el uso de los servicios, la distancia de seguridad y al final de la representación el público fue saliendo de forma ordenada, el personal de sala iba dando salida a cada fila para evitar aglomeraciones. El público salía directamente a la calle y se rogaba no agolparse en las inmediaciones del teatro.
Ni en un supermercado, ni en un restaurante, ni centro comercial, hotel, ni ningún otro espacio que estoy visitando está teniendo tanto cuidado y mimo con el flujo de personas, medidas exquisitas. El director del Teatro Cervantes se encontraba en el hall supervisando la entrada. Sirva esto para quien quiera. Las empresas y artistas de artes escénicas necesitamos de los teatros para subsistir y éstos están siendo escrupulosos. Así que, por favor, miren a la cultura como lo que es, no ya segura, es ejemplar.
En el escenario un piano, seis sillas con seis mantones nos adelantaban el proceso de la representación y efectivamente: la soprano y pianista durante una hora y cuarenta minutos desarrollaron el recital en seis bloques. La soprano iba introduciendo cada bloque, que cerraba con una copla ataviada con su correspondiente mantón. Estos bloques de canciones agrupadas por temática, con el tema general del amor con sus matices: amor forastero, amor por la tierra lejana, amor preso, conquista del amor, amor por el hijo y el desamor. Los temas de copla, cantados con la estupenda técnica de la soprano fueron los más aplaudidos y el “Y sin embargo te quiero” de Quintero, León y Quiroga el que llevó a la intérprete hasta la emoción. Durante la representación se dieron muestras de complicidad y cariño entre la cantante y el pianista, son amigos y se quieren, se cuidan y daba esto un aire familiar, cálido y relajado al espectáculo y a la vez y por supuesto bien ejecutado y musicalmente brillante. El público respondió con calurosos aplausos y en el final, en pie, forzó un segundo saludo de los artistas y un bis que la soprano dedicó a su madre “que está por ahí, en el público, que siempre está”, con el que concluyó el evento con el público satisfecho abandonando el recinto.
En mi grupo se comentó, durante el picoteo posterior en un conocido lugar cercano que nos despecharon en un santiamén, muy bueno todo; lo ameno y la calidad del espectáculo y la necesidad de un auditorio para Málaga. Cervantes es un teatro precioso pero no un auditorio, pensaban o fantaseaban lo bien que hubiera sonado y lo emocionante que hubiera sido en un auditorio con una acústica que hiciera brillar mejor esa voz en vivo. Ojalá dentro de unos años estemos todos bien o mejor para ir a otro recital de Berna Perles y Rubén Fernández Aguirre en el soñado auditorio.
Acompaño esta crónica con un video de los artistas.