Tosca de Puccini en el Teatro Cervantes

Es imposible que una lágrima no se escape con el suicidio de Madama Butterfly, es difícil no suspirar viendo a la pobre Mimi como expira en La Boheme, pero uno de los argumentos más convincentes y trágicos se encuentran en Tosca. Es común en todas las grandes óperas que la soprano muera, pero Tosca es más que chico conoce a chica, ellos se enamoran, chica muere al final de la historia. En esta historia de tortura, asesinato y suicidio, la tensión que se desarrolla en esta ópera es comparable a la de Rigolleto de Verdi, aunque el villano de Tosca es insuperable. Sólo existen tres personajes principales en esta ópera: Floria Tosca, la cantante (Chrystelle di Marco); su amante el pintor Cavaradossi (David Baños); y el jefe despiadado de la policía austriaca Scarpia (Giulio Boschetti), que quiere arrestar a Cavaradossi y seducir a Tosca. La trama y la música entatizan la villanía de Scarpia y la situación cada vez más desesperada de Tosca y Cavaradossi. La compañía Ópera 2001, en coproducción con la Ópera de Massy, trae al Teatro Cervantes de Málaga la ópera Tosca de Puccini.

La soprano francesa Chrystelle di Marco y el tenor español David Baños cantan estos papeles con la misma fuerza que la orquesta realza las emociones bajo la dirección de Martin Mázik. A pesar del gran volumen necesario de voz para ambos papeles estuvieron igual de impresionantes. David Baños tenía una voz suave adecuada para el papel, sobre todo en el primer acto, y cuanto más angustiado mejor estaba. Disfrutamos tanto del pintor y el revolucionario como del amante de Tosca. Chrystelle di Marco encarnó a la perfección la vanidad y la fragilidad de Tosca. La soprano cantó y actúo con total compromiso, con voz voz brillante, considerable y expresiva. No sorprendió que las arias aplaudidas fueron Vissi d´arte y Lucevan le stelle, y fue muy agradable y tierna la escena de la canción del pastor del tercer movimiento. A diferencia de las escenas más dramáticas, la quietud y la sencillez de este momento capturaron la esencia de Tosca. Giulio Boschetti añadió al papel de Scarpia una gran comprensión y madurez, con un villano que incluso algunas veces se mostraba elegante en el segundo acto. La oscuridad de Va, Tosca! se unió con un sublime Te Deum junto el coro Ópera 2001 y la Escolanía de Santa María de la Victoria. August Metodiev interpretó a un Angelotti atormentado, mientras que Nikolay Bachev interpretó al agente de Scarpia, Sciarrone. El veterano Giancarlo Tosi fue el alegre sacristán y como requería su papel estuvo alejado de la tragedia.

El escenario presentaba un llamativo diseño por parte de Luis Miguel Lainz y transportó al espectador a pleno siglo XIX. A través de la perspectiva como elemento visual, se creó la ilusión al público de estar bajo la bóveda de la iglesia de Sant'Andrea della Valle de Roma o testigo del ángel que corona el castillo Sant'Angelo en el tercer acto. Los muebles del despacho de Scarpia en el segundo acto se encuentran inclinados de manera casi imposible y extravagante, resaltando la oscura naturaleza de Scarpia.

Dos días con aforo completo que deberían de animar al Teatro Cervantes a aumentar las representaciones operísticas de cada temporada. La habilidad de Puccini es casi inigualable en el uso de su música para manipular las emociones del público. Cuando la historia es tan intensa como la de Tosca y los intérpretes son tan magníficos como éstos, el resultado es una noche perfecta para recordar porque Tosca es una ópera inmortal.

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