Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: José Ángel Sánchez Garrido
La Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga, dirigida por Francisco de Gálvez, ofreció un interesante programa con una cuidadosa selección de piezas pertencientes a las mejores bandas sonoras de este prolífico compositor.
El espectáculo del sábado en el auditorio de Diputación se podría dividir en dos partes claramente diferenciadas: una segunda, que es la que se desarrolla aquí porque es la que realmente interesa, en la que se homenajeaba a Pascal Gaigne, músico francés afincado en San Sebastián, con el mejor homenaje que se le puede hacer: interpretando su música. Y una primera, patética, en la que un chico y una chica -que hacían de presentadores del acto al más puro estilo operación triunfo mezclado con una impensable gala de entrega de premios "Cuchi-cuchi"- protagonizaron un ridículo intento de parecer algo así como el "jollibud" del sur de Europa.
Y eso que la orquesta hizo todo lo que pudo por mejorar la imagen penosa de dos chiquitos cantando fatal no se sabe qué, porque no se les oía casi nada; miéntras, a algunos músicos de la orquesta no se les borraba de la cara ese gesto de “qué hago yo aquí” y a otros el de “por favor que acabe esto ya”.
Para colmo, cuando ambos dieron comienzo a esta especie de presentación de gala, ya no sabía uno si era mejor que siguieran cantando: mientras parecía que estaban leyendo para niños de guardería, entremezclaban párrafos que evocaban a los traductores del oso yogui. Penoso.
Afortunadamente, ni la mayor desgracia es eterna y, tras una interesante proyección con la presentación del programa de la Muestra de Cine Global y Certamen de Cortometrajes Andaluces, así como de Días de Radio en la Diputación de Málaga, se pasó por fin a hacer entrega de la placa de rigor al compositor y comenzó al Concierto de Inauguración propiamente dicho.
Esta era la segunda parte que todas las personas allí presentes esperábamos, con algunos ligeros cambios con respecto al programa previsto, se presentaba la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga bajo la dirección del maestro Francisco de Gálvez, uno de los más afamados directores de orquesta españoles de su generación. Este malagueño internacional obtuvo el Primer Premio y Medalla de Oro del Concurso Internacional de Dirección de Orquesta de Tokio (Min-On); en 1994 y desde entonces, mantiene una brillante trayectoria internacional que le ha llevado a dirigir orquestas como la Nacional de España, Berliner Symphoniker, Filarmónica de Zagreb, Saint Petersbourg Philharmonic, New Japan Philharmonic, Osaka Philharmonic, de la Opera de Flandes, Sinfonica di Sofia, Sinfónica de Madrid y de la Comunidad de Madrid, Ciudad de Granada, Sinfónica de Sevilla y de Córdoba, entre muchas otras. Ha sido también Director Artístico de Ciclos de Música Contemporánea organizados por la Orquesta Ciudad de Málaga entre 1995 y 1999.
Para la ocasión se contó con la presencia de Javier Pérez de Azpeitia al piano, lo cual no es baladí si tenemos en cuenta que es el pianista que ha grabado la mayoría de las bandas sonoras compuestas por Gaigne.
Este compositor francés que reside en Euskal Herria, se formó en Toulouse y destacó en diversos festivales con música electroacústica. Se trasladó definitivamente a San Sebastián en 1985 y fue a partir de 1988 cuando comenzó a trabajar en el cine, en lo que ha sido una carrera lenta pero ascendente y constante. Sobre todo si tenemos en cuenta que iba para médico y descubre su verdadera vocación a los 30 años.
La orquesta eligió para este concierto un repertorio variado que se inició con una introducción muy melódica y a golpe de valses, aunque con ciertas reminiscencias minimalistas en algunas ocasiones, que nos llevó de "Le cou de la girafe", del director francés Nebbou, con un sonido de formas delicadísimas y muy rico en matices; pasó por "Un puente de Hojas" y "L’enfant debout", un viaje musical con aires de Wim Mertens a Michael Nyman; y finalmente nos depositó suavemente en "Balada del cuadro", de la película "Piedras" de Ramón Salazar.
En un cambio de registro interesante realizaron una expedición sonora por la suite de "Azul oscuro casi negro", "Cárcel con vistas" y el tema principal de la película "Gordos" de Daniel Sanchez Arévalo, en el que vuelven los efluvios de grandes momentos de pianistas minimalistas.
Se produjo a continuación un viraje musical hacia la suite de la película "Castillos de cartón", adaptación de Salvador García Ruíz a la gran pantalla de la exitosa novela de Almudena Grandes, que nos condujo hacia el tema principal de "Vals de infarto". Ya una vez con la orquesta al completo, y la entrada en escena de los metales, fuimos catapultados hacia el drama cubano "Omerta" de Pavel Giroud, estrenada el año pasado.
Para finalizar la agradable noche de cine y música, música y cine, el estreno absoluto de la partitura de "El Ladrón de Sueños", una película de dibujos animados de Angel Alonso, quizá la más contemporánea en su concepción de todas las obras escogidas para su interpretación; de seguro la más variada y completa, sobre todo en su última pieza "Desintegraciones".
Pudimos asisitir a todo el arco de posibilidades que Pascal ha delineado y bosquejado en su prolífica carrera, hubo momentos incluso para un bonito estéreo de vibráfono y arpa, acompañados del piano; y otros para deleitarse con las fantásticas melodías de flauta, en esta ocasión de la mano de nuestro querido José Ramirez, más conocido por los malagueños como Pepillo el de Tabletom, un espectacular flautista que, nunca mejor dicho, toca todos los palos y metales.
Un concierto fantástico a punto de ser ajado por un intento de gala de postín que no venía a cuento, ni era necesario.