Sábado 11/4/2015. Teatro Cervantes
Texto: Alberto Medina López | Fotos: Web TC
Ya estamos en primavera y que mejor forma de celebrarlo después del Requiem de Mozart que con el concierto para violín y la sinfonía número uno de Jean Sibelius.
Nacido en Finlandia hace casi 150 años, Sibelius es casi un completo desconocido fuera Finlandia, Estados Unidos y algún que otro país. Para la gran mayoría de los profanos de la materia es un desconocido. Sibelius lo tuvo todo en su contra, con un estilo musical que oscilaba entre el romanticismo tardío y los nacionalismos. No estaba a favor de seguir los dictados atonales que llegaban desde las vanguardias, y el fracaso de varios de sus estrenos lo llevó a su encierro entre los bosques de Finlandia.
En el 150 aniversario del nacimiento de Sibelius el director de la Orquesta Filarmónica de Málaga, Manuel Hernández Silva, llena de emoción y sensibilidad el Teatro Cervantes. Dos obras próximas en el tiempo, el Concierto para violín y la Sinfonía número uno, aunque no entendidas por igual cuando se estrenaron.
Se han escrito ríos de tinta sobre el concierto de violín de Sibelius. Después del fracaso de su estreno no volvió a ser interpretado hasta finales del siglo XX cuando sus herederos aprobaron que la obra saliera a la luz.
Un concierto solo apto para virtuosos del violín, encuentra al malagueño Jesús Reina como su mejor intérprete. Con una técnica casi impecable, Jesús Reina hizo vibrar a todo el auditorio y la orquesta fue lo secundario como debe ser en todo concierto que se precie. Tras varias ovaciones el concertista malagueño deleitó a un Cervantes casi lleno con el Capricho nº1 de Paganini. Tras el descanso, la Sinfonía nº 1 de Sibelius.
De toda la obra de Sibelius, es su ciclo sinfónico por el que se le conoce. Su sinfonía más joven es un canto a su tierra. Con música para gran orquesta comprende también arpa y percusión (platillos, bombo, triángulo y timbales). Una sinfonía plena, alejada de cualquier tinte folclórico, en la que Manuel Hernández Silva saca el potencial a todos sus músicos. Da gusto ver como los dirige y todos interpretan de manera formidable, como las secciones de viento-madera y viento-metal. Es evidente la influencia en esta sinfonía de compositores como Dvorak o Tchaikovsky.
En este concierto también hubo lugar para la reivindicación. Antes del comienzo del concierto los músicos estuvieron de pie durante un minuto en señal de protesta. A pesar de haberse bajado su sueldo se planea el cese de varios de los componentes de la OFM ¿pero tiene que ser la cultura productiva económicamente?