29/04/2017. Centro de Estudios del Folclore Malagueño de Benagalbón. Benagalbón Folk Festival.
Texto: Ángel Becerra | Fotos: web Germán Díaz
Se sentía ya en el ambiente, por lo extraño de la escena, que sería un charla diferente, sentado en una esquina, con ese instrumento tan extraño como es la zanfona, apoyando todo su conocimiento del instrumento con apenas algunas fotos proyectadas. Y sin embargo es todo lo que necesitó para dejar a aquella pequeña multitud de personas embelesadas durante el tiempo que compartió con nosotros.
Germán Díaz comenzó mostrando las peculiaridades de la zanfona. Un instrumento que se hace sonar con la mano derecha por medio una manivela unida a una rueda que gira bajo las cuerdas del instrumento. Algunas, a modo de notal pedal, complementan las melodías que se tañen con las cuerdas cantoras mediante un artesanal teclado de madera, llenando toda la sala de un particular sonido que nos llevaba a tiempos ancestrales.
Una vez puestos en situación, llegó el momento de comenzar su historia sobre la zanfona, y comenzó por donde comienzan las buenas historias: por el principio, que para nosotros era el Medievo, época en que un gigante antecesor de la zanfona, el cual debía ser tocado por dos personas, dejó su reflejo en algunas de las iglesias y catedrales más importantes del norte de España. Seguiría con este estudio iconográfico mostrándonos la evolución del instrumento. De cómo los primigenios instrumentos derivaron en la zanfona, caracterizándola en nuestro país con un cuerpo parecido al de la guitarra y terminar hasta llegar a las zanfonas modernas y algunas de sus últimas innovaciones. Es curioso cómo un instrumento, tan desconocido para nosotros hoy en día, podemos encontrarlo esculpido o pintado extensamente, incluso por grandes maestros como El Greco.
Germán nos iba dejando durante toda la charla migas de su genialidad con el instrumento. Como orador no tiene problemas en ganarse una sala pero como zanfonista es capaz de exprimir su instrumento hasta sacar de él timbres y sonoridades solo audibles en la electrónica moderna. Siempre con una elegancia y musicalidad que no sobrecarga la melodía sino que solo puede embellecerla. No es extraño que sea considerado “el Jimmy Hendrix de la zanfona” por algunos.
Fue un momento lleno de magia para todos los que pudimos asistir al evento, que nos quedamos literalmente pegados a la silla. Aun después de terminar de hablar y tocar German Díaz, aun después de algunas preguntas postreras, incluso cuando los técnicos desmantelaban los micrófonos y cámaras nadie se podía mover de sus asientos. Solo el hecho de que más tarde actuase Luar Na Lubre –por cierto, con un tema acompañados por la zanfona de Germán- pudo hacer que la gente volviera a la realidad y despertase de ese sueño que fue descubrir la zanfona.