12/10/2021. Teatro Cervantes.
Texto y fotos: Lui G. Marín.
Comenzaré la crónica haciendo una confesión: No me gustan los conciertos unplugged. Cuando veo anunciado uno de estos, intuyo que lo que me voy a encontrar es una versión descafeinada de la música que suelo escuchar de ese artista, eso sí, escudado en la palabra intimista, que parece que le da más calidad al asunto, como si el resto de los conciertos no lo fueran.
Normalmente estos conciertos, cuentan con un número muy limitado de músicos en el escenario, y habitualmente es la sección de percusión y teclados la que se ve mermado.
Después de dos intentos fallidos por culpa de la pandemia, la tercera fue la buena, y por fin tuvo lugar el esperado regreso de Eleftheria Arvanitaki al Teatro Cervantes de Málaga, y su reencuentro con el público malagueño, y andaluz.
Fue bajo el formato Unplugged Trío, lo que me hizo resignarme a la idea de que posiblemente no me iba a encontrar con la mejor versión de la cantante griega.
A Eleftheria la sigo desde que a primeros de los 90 irrumpió en los circuitos españoles con su legendario disco Méno Ektós, y ese tema Dinatá, que oimos en un directo acompañado del gran percusionista Arto Tunçboyacıyan. Y justo eso, percusión y algo más de vitalidad fue lo que le faltó a ese concierto.
La formación ya de por sí, pienso que era arriesgada para el tipo de música al que nos tiene acostumbrados. Yannis Plagiannakos toca el contrabajo, que a veces da unas connotaciones jazzísticas a las versiones que oímos. Yannis Kyrimkyridis al piano de cola, solo vi al instrumento acertado en las versiones de temas de otros estilos ajenos al rebetiko griego, en el resto del concierto, sinceramente percibí que a ese piano de cola le costaba integrarse en el repertorio.
Pero sin duda, además de la propia cantante, el que nos trajo el sonido que ansiaba oír fue Thomas Konstantinou, que con sus diferentes tipos de laúd, nos devolvió a las melodías helenas.
En estos largos meses en los que nos privamos de la posibilidad de viajar, se agradece que alguien te haga evadirte aunque sea con la música. Konstantinou fue nuestra balsa de salvación, su maestría a las cuerdas y virtuosismo, atrapó al público con algunos solos y participación como vocalista.
Y por supuesto, la voz de Eleftheria, con ese matiz desgarrado y con personalidad.
Con una puesta en escena sobria y minimalista, cual formación de cuarteto de jazz, los músicos comenzaron el concierto con temas lentos, quizá menos conocidos aunque más recientes de la carrera de Eleftheria Arvanitaki.
Pero poco a poco el resto del repertorio comenzó a sonarnos mucho, y una vez adaptados nuestros oídos a esa formación, el público disfrutó recordando sus preciosos y melódicos temas, sobre todo los que nos llevaron de viaje por su Grecia natal. Aunque en los últimos años la cantante ha hecho incursión en diferentes estilos musicales, adentrándose por ejemplo en la canción española, la rumba, o sorprendiéndonos con una versión de Sodade.
Momento cumbre del concierto fue oir al público cantar el estribillo de Dinatá (Fuerte), todo un himno en la música folk helena.
En conclusión quizá no fue el concierto con la fuerza que cabía esperar en una cantante que ha participado en festivales de folk de todo el mundo, con espectáculos llenos de pasión, ritmo, y como no, ese toque dramático y emocional que transmite la música griega, pero Eleftheria Arvanitaki nos ofreció un precioso y emocionante concierto, lleno de esas melodías que te atrapan desde las primeras notas, y que todos salimos tarareando.
No en vano, la cantante se ha ganado a pulso su estatus como una de las grandes intérpretes en lo que se vino a llamar Músicas del Mundo. Que ha roto fronteras, e incluso ha sido capaz de unir culturas en principio irreconciliables como la turca y la armenia en sus conciertos. Sigámosle la pista en su viaje por el mediterráneo.
Eleftheria Arvanitaki: Voz
Thomas Konstantinou: Oud y lute
Yannis Kyrimkyridis: Piano
Yannis Plagiannakos: Contrabajo