Sábado 07/03/2015. Sala Eventual
Texto y última foto: Rosa Parra | Fotos: facebook Drexler y R. Toro.
El cantante presentó en Málaga su nuevo álbum Bailar en la cueva en el que recupera el ritmo y el movimiento corporal como parte de su espectáculo. Lleva ya una larga gira de más de ochenta conciertos lo que se traduce en confianza y madurez sobre el escenario y en calidad en el sonido.
Los dos premios Grammy latinos, uno como Grabación del Año por el tema Universos paralelos y otro como Mejor Álbum de Cantautor avalan un trabajo magnífico que además sabe vender desde el escenario, compartiendo su música con un auditorio entusiasmado que coreaba sus canciones y al que dirigía y le servía no solo de coro, sino también incluso de percusión con silbidos, palmadas, onomatopeyas que Drexler como un director de orquesta experimentado, sabe ocasionar casi como un juego que da muy buenos resultados, funcionando en espejo hasta que consigue que la gente haga lo que él quiere y en ese momento se suelta y avanza enriqueciendo la canción convirtiéndola en una creación nueva, que es diferente en cada sala y en cada ciudad, puesto que es diferente el público que la realiza. Con suaves movimientos de cadera que envuelve su danza y lo hace más atractivo, conquista al auditorio y se lo mete en el bolsillo.
Como telonero comenzó el cantautor Rafa Toro, acompañado a la guitarra por Antonio Soto. Lograron captar la atención del público asistente, que aplaudió cálidamente cada una de sus canciones.
Pero cuando por fin apareció Jorge en escena la sala con unos mil cuatrocientos espectadores, se venía abajo de aplausos. La expectación se volvió emoción y Jorge se entregó por completo desde la primera nota. Se nota su profesionalidad y su mano en todos los detalles de la puesta en escena, que no por simple deja de ser cuidada con mimo. El dirige el sonido, las luces, a la banda, al personal de sala, todo con una mirada y sin descuidar ni su pose ni su voz. Y comenzó con un guiño a su gran triunfo con la canción que ganó el Oscar en 2005 a la mejor canción Al otro lado del río de la película sobre el Ché Guevara, que cantó a capela, sin instrumentación ninguna, coreada por el público en una danza onírica, casi hipnótica, dirigida por el uruguayo, que puso la sensibilidad a flor de piel de todos los asistentes y sobre todo, sembró en las almas la energía de piel de gallina que ya no desaparecería hasta que acabó el concierto y se apagaron todas las luces
Un Jorge más rockero y desenvuelto, con algunos pasos de baile coreografiados con los miembros de su banda, que daban chispa a la actuación, lograba imantar a sus admiradores ya entregados de antemano.
La maravilla de la noche fue una sorpresa hasta para el propio Jorge. En la sala presenciando el concierto estaba La Mari de Chambao, y cuando se lo soplaron al cantante este la convocó al escenario. Y La Mari subió. Cantaron sin previo ensayo Universos Paralelos y electrizaron más si cabe el ambiente.
Prolongó su actuación con varios bises para terminar con la famosa Todo se transforma