30/03/2017. Teatro Cervantes.
Texto: Cristina Gandarias |Fotos: Elisabet González
El amor es medicina, Noa es amor luego Noa es medicina para el alma
Salir de un un concierto diciendo ¡Qué bonita es! y que no se te ocurra más que eso una y otra vez, es porque te has enamorado de ese artista, al menos durante ese periodo de tiempo.
Noa sale al escenario, después de sus músicos, e ilumina el teatro entero con el brillo de su traje, con su sonrisa y por supuesto, con su voz. Comienza el concierto saludando con el tema Shalom. Ese saludo que te eriza la piel y te das cuenta que te estás enamorando. Continúa esta cita con Song for Noa de Bossom en las que se cruzan nuestras miradas, nuestras sonrisas, nuestra cita nos piropea. Hay tanta ternura en el encuentro que es necesario algo de ritmo para que no se convierta en un empalagoso merengue de dos kilos. Happy song pone el ritmo de samba que justo necesitan estos tortolitos, para divertirse y comenzar con el ritual del cortejo.
Esta cita va viento en popa, Noa lanza sus flechas y el público las recibe en el corazón. La cantante sigue con la diversión poniéndose al frente de las percusiones, lo mismo se deja llevar con el djembe que marca el ritmo con la bateria para pasar al momento donde se la juega con los lentos con I don't Know, y el resultado es una entrega total. Estamos prendados de su esencia, de su dulzura, de su áurea, de su voz y de sus gorgoritos. Estamos atrapados sin escapatoria.
El momento del vals, para abrir ese baile nupcial, viene con Joaquín Sabina, representado por su sombrero, con el que baila y canta You-tú. A partir de aquí, ya tenemos pie para conocer toda la vida de nuestra enamorada. Nos cuenta que es judia, vive en Israel, pasó su infancia en Nueva York y sus padres son yemenitas. En ella han vivido las tres culturas en paz, como durante mucho tiempo ocurrió en Andalucia.
Uno de los momentos más espectaculares del concierto sucedió cuando nos mostró parte de la cultura de sus ancestros del Yemen tocando, con su maestro Gadi Seri, dos latas de aceite, con las que consiguen un ritmo y una coreografía que dejan a la audiencia boquiabierta.
Es caprichoso el azar de Joan Manuel Serrat y Uno queriendo ser dos dan paso a un ritmo de blues donde da las gracias por infinidad de cosas que han sucedido esta noche, a sus músicos, a los técnicos y a todos por todo. Con La Vida es bella se acuerda especialmente del Papa Francisco I por haberla elegido para dar la bienvenida en unas jornadas mundiales de la juventud, dando ejemplo de que las culturas no deben enfrentarse sino acompañarse.
En un mundo donde resulta más fácil insultar que decir "Te quiero" Noa emite sus notas y las utiliza como arma para tirar los muros que otros construyen y en su lugar levantar castillos de amor. Noa es una medicina para sanar el odio.
Noa
Love Medicine
Noa Voz y Percusiones
Adam Ben Ezra Contrabajo y voz
Gadi Seri Percusiones y voz
Gil Dor Guitarra y voz
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