Martes 29/07/2014. Teatro Cervantes. Festival Terral 2014.
Texto: Françoise Chabassier | Fotos: Daniel Pérez / Teatro Cervantes
Homenaje a Sarah
En el marco del Festival Terral Málaga 2014, el Teatro Cervantes recibió al pianista de fama internacional, Ray Lema.
Ray Lema es uno de estos artistas que impactan y dejan a los espectadores sin sentidos, por el efecto mágico de su música pero también por su enorme sensibilidad. Y aquella noche fue particularmente una noche de grandes emociones porque Ray, si usted me permite que le llame por su nombre, acababa de perder a una amiga muy querida y el recital fue un homenaje a ella, a Sarah. Este gran hombre generoso, humanista, pedagogo, gran viajero, nacido en el Congo Belga, hoy República Democrática del Congo, embrujó literalmente a su público haciéndolo viajar por el mundo ancho y ajeno. Por arte de magia, con su piano y unas canciones de amor y otras tradicionales que Ray Lema interpretó con una sensibilidad a flor de piel y con lágrimas en los ojos, en Lingala, su idioma, hizo desaparecer el teatro. El Cervantes no existía. Se podía convertir en una bonita aldea africana llena de colores y olores exóticos donde resonaban los tam-tams y bailaban las alegres mujeres. Y de repente, el viajero en el que se había metamorfoseado el espectador se encontraba en Senegal, precisamente en la isla de Gorea en Dakar, entonces el artista recordaba con una maravillosa canción que sacó una lagrimita a más de uno que esta isla fue la de los esclavos. El viaje seguía, en Francia, en Toulouse, en las orillas del rio la Garonne, pero esta vez interpretó en francés C’est une Garonne canción escrita por su gran amigo Claude Nougaro, otro monstruo de la canción francesa, y cuya música compuso el propio Ray Lema y el peregrinaje musical se acabó en inglés. Y entre viaje y viaje o sea canciones, Ray Lema jugaba con su público que se dejaba llevar y seducir por el mago de la armonía haciéndole repetir estribillo en su idioma. La sala estaba llenísima y entre risa y sentimientos fuertes, entre aplausos y bravos, el público no pudo contener sus emociones, Ray Lema tampoco. Fue grandioso.
Hoy en día, Ray Lema está considerado como uno de los grandes artistas de África y del mundo, pero el camino que ha seguido desde sus principios, en los enclaves tribales de su Congo Belga natal (luego Zaire y ahora República Democrática del Congo) a los escenarios más importantes de Europa no ha sido precisamente un camino de rosas. En los bares de Kinshasa es donde todo empieza. Acompaña a artistas de la talla de Tabu Ley Rochereau, Abeti y Papa Bemba. A parte de su formación en piano clásico también toca la guitarra. Como el ambiente musical en su país era conservador, Lema fue objeto de críticas debido a sus tendencias musicales.
Decide vivir en Europa, primero en Bruselas y después en París, graba con innumerables artistas: Músicas del Mundo, de pop (por ejemplo, Stewart Copeland, de The Police), con Las Voces Búlgaras, con la banda tradicional marroquí Tyou Gnaoua, de Essaouira, con la que mezcló los sonidos gnawas con los ritmos y voces congoleñas de sus orígenes, con la Orchestre de Chambre de Sundswall en Suecia, con el cantante y compositor Chico César en Brasil, con Manu Dibango gran saxofonista de Camerún…
Compone para el cine y el teatro y colabora regularmente con Jean-Luis Martinelli, para el cual firma la banda sonora de varias piezas: Medée (Gran Prix de la Critique pour la Musique), Ithaque y Une nuit á la présidence. En 2004 recupera su carrera grabando a piano solo Mizila. Siempre abierto a nuevos encuentros musicales, de los últimos años cabe destacar el álbum Paradox, de 2007, homenaje a Ali Farka Toure y a Claude Nougaro; un vibrante trabajo con la Saka Saka Band, un proyecto colectivo casi tribal de regreso a los ritmos zaireños, y dos producciones sinfónicas, una con la Orquesta de São Paulo y la más reciente con la Orquesta Sinfónica de Wuhan en China para la apertura del Festival Croisements. Próximamente editará con el Nzimbu Project un nuevo trabajo discográfico. Entre otros reconocimientos ha recibido el Django d’Or por el conjunto de su carrera.
En la vida hay momentos inútiles, desagradables, tristes, tiempo perdido y otros fantásticos e inolvidables. En realidad estos últimos, son más escasos y muy efímeros pero cuando tienes la suerte de vivirlos ya sabes que la vida tiene más sentido, más sabor, más de todo y es como si te hubieran hecho un regalo y lo disfrutas. Pues con este magnífico recital es lo que sucedió, un gran momento inolvidable. Gracias por el regalo maestro.
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